La mentira

El secuestro

Capítulo 1

 

El secuestro

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Nada para lo que había entrenado alguna vez, la había preparado emocionalmente para que lo que estaba viviendo.

Para la ex—detective Viktoria Sterling que siempre tenía un punto de inflexión, que servía de colchón para los muchos dolores que llegó a sufrir en su vida, esto era algo que la sobrepasaba.

Mientras arrojaba la carta fatal al suelo, de su rostro cayeron algunas lágrimas.

Sintió como si el mundo se le hubiese detenido.

Solo una voz que estaba a su lado la trajo de vuelta.

— ¿Wika? — decía una voz masculina

Viktoria por primera vez, levantó la mirada hacia el hombre que estaba con ella.

Ben, su querido y fiel hermanastro la seguía viendo de forma preocupada, aun extrañado de la reacción de su hermanastra. Finalmente, y viendo que ella no podía articular palabra alguna, se agachó y recogió el papel del suelo. Cuando lo leyó, casi se atraganta de la impresión.

Con letras apretadas, escritas en tenebrosa sangre roja rezaban estas palabras:

"Sterling:

Los ratones no se esconden por tanto tiempo. Si quieres volver a ver a tu hijo, tendrás que resarcirme de una vieja cuenta pendiente que tienes conmigo.

Ya vengo del infierno, así que no me costará nada llevármelo conmigo, a menos que aparezcas”

L.R

Solo segundos después, pareció Ben Smith también percibirlo. Lo que tenía en sus manos era una misiva, una carta donde comunicaban a Viktoria que su hijo había sido secuestrado.

¿Pero quién se lo llevaría?

¿Un posible enemigo de Viktoria de su época de detective?

Era la única respuesta probable, pero también casi las más extraña, siendo que Sterling había prácticamente desaparecido, borrado sus historiales y gracias a muchas artimañas, era como si la hubiese tragado la tierra.

—Mi niño —murmuró Viktoria, cayendo al suelo de rodillas, siendo sostenida por Ben.

• ✾ •

El sol que caía ese momento sobre Cantón parecía que iba a quemarla viva.

Había ido como todos los mediodías a buscar a Björn, su hijo de cinco años del kindergarden de la pequeña escuela que solo quedaba a metros de su casa, aprovechando el descanso de su trabajo como dependiente en una farmacia, cuando la maestra del kínder con una inocente sonrisa le dijo:

—Ya vino el tío de Björn a llevárselo. ¡Qué bien que se acordó de darle la autorización firmada! Porque el pequeño se había quedado dormido y no hubo forma de despertarlo.

Frente a la inocente maestra del kínder, Viktoria no articuló palabra alguna pero su mente sobrevoló en mil ideas.

¿Qué tío? El único que tenía era Ben, y él estaba trabajando en la academia de lucha, sumado al hecho de que jamás iría a buscar a Björn sin avisarle. Solo la cantarina e inocente voz de la maestra la trajo de vuelta al mundo.

—Sra. Sterling, aquí me entregaron éste sobre para usted, y que dice que tiene la nota con lo que necesita que compre del supermercado.

Tomó el papel y salió corriendo del sitio, tomando dirección a su casa, que quedaba a pocos metros, y en la entrada del portón se encontró a Ben que también llegaba a horario para almorzar.

— ¿Wika?

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—Debemos ir a la policía ahora mismo —inquirió Ben intentando incorporar a Viktoria del suelo.

La mujer observó los ojos castaños de su hermanastro. Tan diferentes a los suyos, que eran tan azules que fácilmente podía mutar a un zarco caprichoso. Ben era moreno, ella era pelirroja y caucásica como lo había sido su madre biológica, así que pocos podían asociar el vínculo familiar que tenían.

Ben Smith, hijo de la mujer con la que su padre se había casado una vez viudo, era un buen hombre, y también fue el que la había ayudado a establecerse en Cantón, Ohio, además de ayudarle en esta nueva vida que tenía, pero no había sido muy sagaz y lo único que sabía o creía saber es que Viktoria era alguna ex agente al servicio de la policía que había simplemente renunciado cuando se enteró que iba a ser madre.

Lo cual no era del todo mentira. Solo que prefirió ocultarle un par de detalles, para evitar que Ben enfureciera e hiciera algo que lo terminara perjudicando.

Dos cosas en particular:

Que estaba escondiéndose por haber iniciado una tragedia donde creyó que había muerto uno de los asesinos más importantes del gobierno y también, por otro motivo…en el cual prefería no pensar, pero que incluía a una persona que sabía que la odiaba con el alma haciendo que los recovecos del propio desprecio que pudiere sentir Viktoria por él, se hiciera uno con ese sentimiento.

Ambos se habían herido tanto mutuamente que si bien, pensaba Viktoria, él quizá hasta podría ya haberlo olvidado, ella tenía consigo un eterno recordatorio: su hijo Björn que se parecía tanto a ese hombre que si llegaban a verlo los que conocían al padre no dudarían en hacer matemáticas y concluir la filiación con solo echar una ojeada.




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