Esa noche sin saber había sido especial; había compartido toda una noche de baile junto a ese chico que empezaba a conocer. El hecho de ser amigo de mi cuñado significaba que era una persona de confianza.
Pero faltaba un mes para poder, quizás volver a verlo o no. Nada era certero. En aquella época no existía el celular como medio de comunicación, por lo que el tiempo o el destino diría qué sucedería.
Cuando llegó el día lunes y llegué al liceo, mis compañeras comenzaron a hacerme bromas con él. -Bailaste toda la noche con el mismo - me dijo una de ellas. Mi respuesta fue:-Si, porque ya lo había conocido en el otro baile.
Mi compañera agregó:-¿Sabes que su hermana viene aquí al liceo? - No. Le respondí y rápidamente me sonroje, pues me sentí un poco incómoda. ¿El por qué? No lo sé. Pero quería saber quién era ella, para ver si era más linda que yo
No sé qué tiene que ver, porque en realidad las personas no son ni más ni menos que otras por el simple hecho de ser más lindas o más feas, pero en realidad me despertaba curiosidad saber quién era y si en alguna ocasión me había cruzado con ella en los pasillos del liceo.
Así fue, que al llegar la hora del recreo pedí a una de mis compañeras que me la mostraran. Bella sorpresa me llevé cuando ella vino y me saludó y me preguntó si yo era la que había bailado con su hermano. Era evidente que él había estado hablando de mi en su casa. Nos saludamos e inmediatamente me fui al recreo con el resto de mis compañeras.