Las mentiras no tienen un buen final, y siempre la desconfianza en la persona que fue engañada queda. Siempre se debe ser sincero por más doloroso que sea.
Si bien Daniel no me había engañado ni mentido, el hecho de no haber estado invitada a ese cumpleaños fue un precedente que dejó una mala experiencia en mi corazón.
Desde ese momento, perdí la creencia en todo lo que me decía. Si bien a él no le manifestaba nada, mi corazón y mi mente quedaban con esa pizca de duda.
Seguramente ese sea el origen de los celos que llevan a la separación en una pareja. Si bien con el paso de los años ese problema lo fui superando, en aquel momento que tenía quince años fue un verdadero problema. Y hoy, escucho y veo los problemas de personas de esa edad y pienso: Esto, yo ya lo viví.
Parece increíble que algo que transcurrió en tu infancia o en tu adolescencia, te marque para siempre. A veces puede superarse, otras no.
Lo cierto es que este episodio fue un precedente para lo que ocurriría más adelante. No sé debe vivir de los malos recuerdos, pero si tenerlos presentes para no cometer el mismo error.