La desconfianza fue creciendo, al menos para mí. Yo no sabía que era celosa porque él era mi primer novio. No sabía lo que era tener la confianza en una persona.
Si bien creía en él, mi corazón me iba dando señales de que no era totalmente sincero. Eso agudizó mi primera pelea con él. Fue un fin de semana. Ese fin de semana llovió de forma intermitente.
Daniel había quedado de venir a casa el domingo de tardecita. Pero llegó la noche y él no apareció. Me acosté pensando que quizás el tiempo lluvioso no le había permitido salir.
Llegó el lunes y me fui para el liceo con la esperanza de que Daniel me esperase en la agencia. Mientras íbamos en el viaje, uno de mis compañeros de clase me preguntó por qué no había ido a la discoteca. Le comenté que nunca iba.
Al preguntarle por qué me lo estaba mencionando, me respondió que había visto a Daniel que estaba allí. Esa información me dió mucha rabia, pero no lo quise demostrar. Me quedé muy pensante y entendí por qué no había ido el fin de semana a mi casa.
Decidí esperar la respuesta de Daniel para que me contara que había ido a ese baile, en vez de ir a mi casa. Al llegar a la agencia allí no estaba Daniel. Eso fue confirmando la teoría de que algo estaba pasando.