Esa fue una larga semana porque mi vida se restringió de mi casa al liceo y del liceo a mi casa. No tuve ninguna noticia de Daniel en toda la semana, así que debería esperar a que llegara el domingo para ver si por casualidad aparecía en el fútbol.
Llegó el sábado y aproveché para hacer todos los trabajos que debía hacer del liceo. Si bien mis padres no decían nada, veían que yo andaba media rara. Me mantenía seria ante sus chistes y no participaba de sus conversaciones, sólo escuchaba.
Cuando llegó por fin el domingo, me fui al mediodía con mi padre a la cancha, dónde yo le ayudaba a cobrar entradas. Ese día fue mucha gente y no dábamos a vasto a cobrar por lo que mi padre me envió a otro muchacho para que me ayudara.
A media tarde apareció Daniel en su moto. Se detuvo, pagó su entrada y siguió a estacionar su moto. Cuando se bajó vino enseguida a saludarme y a decirme que había estado muy ocupado toda la semana y que por eso no había podido ir a verme.
-¿Qué sucedió? Le pregunté.
-Mi padre está enfermo y tuve que hacer sus trabajos, además de los míos me respondió.
Mi respuesta fue un simple gesto de "me estás mintiendo" y continué cobrando entradas. Luego hablamos le dije, si quieres ve a mirar el partido de fútbol que yo tengo para un rato todavía.
-No, me respondió. Yo sólo vine para verte a ti y hablar me respondió. Entonces él otro muchacho que estaba ayudándome me dijo que él se iba, porque ya había menos gente ingresando para ver el partido.
En el momento que nos dejó a solas, no esperé un instante para informarle que sabía que había ido a un baile y que había bailado con otra muchacha. Su respuesta también fue inmediata:- Me imaginé que las chismes de tus compañeras de clase te lo habían dicho, por eso tienes esa cara de enojada.
-Fuimos porque era el cumpleaños de mi hermana y quiso que la llevara al baile, no fui porque quise salir. Ella me pidió que la llevara y mis padres me pidieron que la esperara.
-Claro, pero bailaste toda la noche con la misma muchacha. Eso es raro.
-No, no es raro. Es la sobrina de la señora de mi tío, la conozco y somos amigos. Y agregó: y el lunes no te pude esperar porque tuve que volver a casa a hacer las tareas de mi padre.
Me dió un abrazo y me dijo al oído: no estés enojada, SOS más linda cuando no estás enojada.