Cuando uno es adolescente piensa que la vida es fácil y que no existe la mentira, el engaño, las malas personas. Creemos que la vida fluye fácilmente y que siempre va a estar bien, feliz y rodeado de buenas personas.
Pero la realidad es que a lo largo de nuestra vida, nuestro estado emocional cambia porque la realidad va cambiando. No existe la sinceridad plena en todas las personas; no es cierto que siempre somos felices...
La trayectoria de nuestra vida va cambiando en un abrir y cerrar de ojos y muchas veces nos lleva a actuar sin darnos tiempo a razonar lo que realmente vamos a hacer, vamos a decir, vamos a sentir.
Así es como el tiempo te va quitando la ingenuidad con la que venimos al mundo pensando que no existe la maldad y la hipocresía. Eso fue lo que me sucedió a mi también, la vida me enseñó a golpes que no es fácil ser feliz. Hay que luchar mucho por la verdadera felicidad.