La vida de las personas no siempre es fácil; a la vida hay que vivirla, decía mi padre. Pero hay muchas formas de vivirla, a veces somos felices, a veces sólo resistimos la vida, a veces se lucha para poder vivirla de la mejor manera.
Los destinos de las personas suelen ser imprescindibles y la mayoría de las veces, inesperados. En ocasiones, la negligencia humana, la falta de conducta, la falta de límites o la fatalidad provocan un cambio irreparable en nuestras vidas.
Pero siempre nuestro accionar es lo que nos lleva a eso. Somos rehenes de nuestra forma de actuar. Yo fui rehén en mi forma de proceder hace muchos años. Confíe en la persona equivocada y eso me marcó mi vida para siempre.