Y sigo recordando lo que hicimos juntos, a pesar del tiempo transcurrido. Nuestras salidas al campo era lo que más me gustaba.
Íbamos a caballo a ver los animales y me contaba anécdotas de su niñez: sus jugadas con su hermana, las idas al arroyo con sus amigos, las recorridas por el campo acompañando a su padre. Para él toda su niñez había transcurrido en el campo con su familia.
A mí me encantaba escuchar sus anécdotas y me reía junto a él al escucharlo, pues lo hacía con mucha emoción. Él disfrutaba haber vivido toda su vida en el campo y yo me imaginaba esa vida a través de sus anécdotas.
Hacia planes acerca de nuestro futuro y me decía que íbamos a vivir allí, en la cabaña que había junto a la casa de sus padres. A mí me gustaba el lugar porque era pleno campo, pero le decía que para eso faltaba mucho pues yo quería terminar de estudiar.