La Métrica De Nuestra Vida

Capítulo 4

A pasad unos cuantos días desde que llegue a la casa de Malcolm, y la verdad no es que no quiera llamarla mi casa también, es solo que yo nunca he vivido acá, no se siente un hogar cuando una penumbre oscura siempre la rodea. Son al rededor de las 8 de la mañana por lo cual bajo a desayunar en compañia de Ana. Al llegar a la cocina la encuentro a espaldas de mi, así que decido saludar antes de que se lleve un susto de mi parte.

–Bonjour Ana!–(Buenos dias Ana) la señora de aspeto maternal se devuelve para contestar mi saludo.

–Bonjour Chanteur! –(Buenos dias Chanteur) una sonrisa de asoma en sus labios – Como has amanecido el día de hoy?

–La verdad bien – la pregunta de todas las mañanas llega a mi – ¿Y mi padre?

–El señor Kellog dijo que tenia una reunion – se acerca a uno de los cajones de la cocina y de el saca un papel – Tu padre dejo este mensaje para ti – me extiende el papel que se encuentra entre sus dedos y sin dudar lo tomo.

"Durante la mañana estará llegando la paqueteria y entre las cosas se encuentra tu uniforme de la academia. Espero te lo pruebes
para asegurar que te queda bien antes de los dias de clases."

Nisiquiera se digno a poner buenos días, pero la verdad no espero menos de Malcolm.

–Al parecer dentro de unas horas estará llegando mi uniforme de la academia– una sonrisa sale de los labios de Ana

–Estoy segura que a tu madre le hubiera encantado verte vestir el uniforme de Académic du soleil do la musique – sonrio ante las palabras de Ana.

–A mi también me hubiera encantado que ella me vieras, pero donde quiera que este sé que ella me estara bien.

–Así es – noto la mirada maternal de Ana y se me conmueve el corazón – Pero nosotras estamos aquí y tenemos que seguir adelante, así que come tu desayuno – miro el plato que esta perfectamente servido en frente de mi, la verdad no había notado que se encontraba en este lugar.

–Muchas gracias Ana.

–No tienes nada que agradecer mi hermosa niña.

Así que después de desayunar con la agradable compañia de Ana, me encamino a mi habitación por mis partituras ya que tengo que práctiar mis horas díarias. cuadno tengo todo lo necesario en mano me encamino a la sala donde se encuentra mi piano, pero antes de derigirme a ella me encamino en donde se encuentra el piano de mi madre. Al llegar al umbral lo admiro en su lugar, solitacio llevando polvo gracias 
a los años de no uso, al mirarlo ahí brillante al brillo de su color negro elegantge muchos recuerdos de niña vienen a mi, el recordar a mi madre en el haciendolo cantar, y lo dejo de mirar porque el mirarlo me trae todo los sentimientos encima de mi y la verdad no quiero ponerme tristes, no por ahora. Así que me alejo del lugar para llegar a la sala en la cual se encuentra mi propio piano. Al llegar a el me coloco de manera correcta al frente de el y comienzo con mi ensayo matutino.


Al cabo de un rato miro mi reloj de la pared y noto que ya se ha pasado hasta la hora de almuerzo, seguro Ana no ha venido a avisarme ya que me ha mirado muy concentrada. decido ir a la cocina y encuentro de nuevo ahí a la la señora de aspecto maternal y el cabello entre canado almorzado con una alegre platica junto a su esposo.

–¿Así que el día de hoy se han olvidado de mi? – las dos personas se giran en mi dirección.

–Oh no mi niña como crees – una sonrisa se asoma en sus labios – Es solo que he ido a avisarte y te he mirado tan concentrada que no he querido molestarte.

–Tu nunca molestarias Ana – me coloco a sus espaldas y la abrazo – Nunca dudes en hablarme cuando me encuentre practicando.

–De acuerdo – hace a demanes de levantarse – Te servire el almuerzo – al verla en su intención la detengo.

–Yo puedo hacerlo, no te preocupes – ante mis palabras vuelve a su lugar.

–Por siento – me volteo para mirarla – Ya ha llegado tu uniforme.

–¿En serio? 

–Así es – señala a un costado de la cocina donde se encuentra un pequela caja – Se encuentra dentro de esa caja.

–Ire a medirmelo – me encamino al lugar donde se encuentra la caja de carton y la tomo entre mis brazos.

–¿No será mejor que almuerces y luego te lo mides?

–No, quiero mirarme ya con el y que tu y carlo me den su opinion.

Sin esperar ninguna respuesta subo las escaleras de la casa casi en un tiempo de trote, entro de inmediato a mi habitación, coloco la caja sobre mi cama y de inmediato la abro. Al abrirla el color celeste y el amarillo se hacen reconocer de la academia, saco el primer fracmento de colores para encotrarme la falta tipo escocesa con sus particulares colores en sus cuadros de celeste y amarillo, la coloco en la cama y
luego de eso saco lo que parece la camisa de botones blaca la cualk solo tiene el escudo de la escuela al lado inzquierdo de mi pecho, lo siguiente que saco con los calcetines del mismo diseño de la falda. Después de una evaluacion del conjunto decido colocarmelo, acompaño todo el vestuario con unos zapatos tipo mocacines cafe, ya que esos eran lo que más o menos lograban hacer juego. Bajo rapidamente a la cocina donde se encuentran ana y carlo y al llefar ahí sus miradas se voltean en mi direción.




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