Bueno no sé por dónde empezar en como contar mi historia, supongo que desde el principio de todo esto.
Me había consolidado como un hijo responsable y nada grosero con las personas, en mis diecinueve años había emprendido muchas aventuras, nada riesgosas pero fueron aventuras. Mis padres me nombraron Joel Castillo, decían que tenía aires de buscar mis propios problemas y resolverlos, pero fue hasta segundo curso del colegio cuando conocí a la persona que frenaría esos problemas, allí estaba Verónica la niña más hermosa que jamás había conocido
Ella es una chica increíble tarde medio año en que ella me aceptara como su novio, pero en si es verdad, las relaciones largas se vuelven monótonas y por ello cada día trataba de sorprenderla con algo nuevo y así continuamos como cualquier relación, nada de cuentos de hadas; realista en todo su aspecto.
Creo que mi vida cambio un día en el que viaja en el metro, una chica se había quedado dormida en mi hombro, suena un cliché del Hollywood pero así sucedió. De pronto el metro freno algo brusco y ella se despertó; cuando me vio se limpió la pequeña baba que tenía en su labio y maldijo avergonzada, tomo su mochila y se bajó del metro. Trate de detenerla porque había olvidado un libro. Jamás supe su nombre ni su dirección, en aquel libro tenia escrito una frase con esfero, decía “cada minuto se transforma en mi pensar, cuando estoy junto a ti, mi vida tiene un significado, pero si no lo estas, que sentido abre de tenerlo”. Eso había sucedido hace dos años, y desde entonces conservo el libro.
Mi día volvía a iniciar con el mismo sueño desde hace dos años al principio creí que era por la chica que deseaba tener de vuelta su libro. La busque pero nunca la encontré, pero esta vez hubo algo distinto en mi sueño, aquella chica hacia algo distinto, ella caminaba por el borde de la acera, tras ella una luminosidad la perseguía, ¿será un mal presagio o un ángel?
Desperté algo preocupado, las locas ideas de mi primo había hecho que fantaseara con ángeles o que ella era un producto de algo que olvide.
Llevaba más del medio día en mi habitación, me mudaría a un edificio cerca de mi universidad a tres horas de mi casa, debía hacerlo por varias razones. Aquel apartamento me agrado y la renta era muy baja; seria genial empezar mi vida como un universitario fuera de casa, independizarme un poco de mis padres. Mi madre no estaba de acuerdo pero de alguna manera la logre convencer, es una mujer maravillosa pero debo emprender esto solo, sé que puede sonar egoísta lo que decidí, pero es una decisión que la tome desde que estoy con Verónica, mi novia de casi cuatro años, quiero dedicarle tiempo a ella e invitarle a cenar a un buen restaurante, siempre se queja que no la llevo a bonitos lugares, pero por ello encontré un empleo fabuloso.
Esta noche espero que no haya excusa alguna, quiero verla divertirse antes de mudarme de casa, estaremos algo distanciados pero aun así podremos vernos los fines de semana, claro si mi empleo no es un impedimento y anhelo que no sea así.
La tarde se aproximaba y bueno Verónica se tardó un poco al salir de su casa, iríamos al cine por su cumpleaños y luego la llevaría a cenar.
— ¡! Vero estas lista llegaremos tarde al cine!!
— Amor espérame solo me pongo los pendientes.
— Dale Vero, apúrale.
— Ya, ya amor, ¿amor no olvides mi abrigo?
— Lo tengo, ¿nos vamos?
— Si, lo siento —. me dio un beso y sonrió.
Al llegar al cine había mucha gente, lo bueno es que había comprado las entradas anticipadamente, ella quería ver la nueva película que se llamaba “¿Solo amigos?”, era fan de la novela y esperaba verla algún día en el cine, luego de dos horas de ver la película ella continuo con sus criticas del porque le gusto y el por qué no, ¿quién entiende a las mujeres?
La cena estuvo fantástica, pero la noche acababa y debería dejarla en su casa antes de las doce de la noche o su padre empezaría con sus clásicas regañietas sobre el tiempo, la última vez no fue culpa, había demasiado tráfico en esta ciudad.
(…)
Había trascurrido dos días desde mi cita con Verónica, ya había empacado todas las cosas de mi habitación y estaba listo para mudarme a mi nuevo hogar, se me hizo muy difícil despedirme de mi habitación, tenia tantos recuerdos pero debía emprender mi aventura. Mi madre llevaba un abrigo azul, y me acompaño hasta el camión, no podía acompañarme por mi sobrina que debía salir del jardín, mi padre y mi hermano menor me acompañarían a dejar todo en orden.