La Musa del Ceo

Capítulo 7

Amy temprano en la mañana toma su bolso y se dirige a la residencia dónde ella trabajaba. Pero fuera de horario, iba pensando por el camino que hacer, si encontraba algo extraño. Aunque más extraño fue que el mánager del señor Nilssen la llamara a ella, para saber que había ocurrido con el. Al llegar a la residencia se consiguió que la vigilante lo habían cambiado. Ahora sí que era más extraño la cuestión, cuando llamo por el auricular para llamar al vigilante nuevo, este se asomo a la puerta y la hizo pasar.

 

— Buenos días. —le contesto el vigilante con el ceño fruncido.

— Buenos días, y el otro vigilante ya no trabaja más. —le dijo ella entrando a la residencia.

— Un momento señorita, déjeme anotarla en el cuaderno de vista. —le pregunto el.

— Espere un momento, puede decirme que paso con John. —con la cara sería. — Disculpe preguntar por el otro vigilante.

— ¡Oh señorita! No sé de el desde el viernes pasado, a el lo despidieron de aquí. —exclamo el respondiendo. — La verdad que la compañía lo envió a otro lugar, John es un buen amigo y empleado pero tuvo problemas con uno de los propietarios de aquí.

— Vaya... Pobre John era una buena persona, lástima que tuvo problemas con uno de los dueños de aquí de la residencia.

— Bueno gracias a Dios solo lo removieron del puesto, ahora estoy yo.

— Que fue lo que le pasó, para qué lo cambiarán de aquí y tuviera problemas con esta persona. — Le dijo ella frunciendo el ceño.

— No es por ser chismoso, señorita, pero algo paso con el señor Nilssen el día viernes, y bueno no lo quiso más aquí más y lo despidió. Pero la empresa lo recoloco en otro lugar, como le he dicho algo paso aquí el viernes pasado.

— Y quien es el señor Nilssen para despedir a las personas, se cree el dueño de todo, o es por la fama de ser un gran músico que toca el violín. —dijo molesta.

— Bueno, señorita allí no sé, lo único que se es que el mánager del señor Nilssen ha llamado mucho y ha venido pero nadie le responde.

— Y vino usted le dio el contacto de John y este a su vez dio el mi. Que tal uno no tiene intimidad. —dijo ella sería, y un poco molesta.

— Ok esta bien lo que hicieron, pero no sabes la causa de todo esto, y no me ha dicho como se llama. — Mi nombre es Max, un placer señorita. —alzando la mano para agarrar la de ella.

— El mío es Amy Guess, sé que suena raro pero así es el apellido, ahora cuénteme que fue lo que ha ocurrido con que me voy a encontrar cuando suba al apartamento.

— Bueno por los chismes que corren en los pasillos de la residencia. Son los que mi compañero me comentó que después de que usted se fue el jueves, subieron dos personas al apartamento, eran amigos de la señora que la frecuentaban a veces. Claro eso fue lo que me dijo John. Algo paso allí adentro señorita, porque el hombre que subió salió muy golpeado. Y a mi compañero lo despidieron porque defendió a las mujeres, y el mismo señor Nilssen fue quien puso la queja en nuestra empresa. Y bueno gracias a Dios por su comportamiento y años de servicios en la empresa. Solo lo cambiaron a otro lugar. El pobre tiene una familia y era mucha maldad despedirlo. Además, eso de que el señor Nilssen hiciera eso no era legal. Así que me pusieron aquí a mí.

— Me alegra que John sea un caballero y defienda a las mujeres. —rascándose la cabeza de pensar que se conseguirá allí arriba.

— Sí, mi compañero es bueno, pero desde ese día el señor está encerrado. Hoy salió temprano y solo fue a buscar dos botellas de Whisky, y eso le preocupa mucho a su mánager cuando llamo esta mañana y le dije eso. —con cara de preocupación se lo dijo el vigilante.

— Ya veo porque me llamo esta preocupado ese hombre, si ese señor Nilssen tiene concierto. Tiene que tratar de ponerse bien y tocar.

— Bueno como ya le dije, espero que usted calme las aguas si están crispada.

— Me tocará apaciguar lo que viene en camino, buenos será que subo.

— Bueno, señorita si va a subir, tenga cuidado con el señor esta muy agresivo. —le dijo el vigilante acompáñala hasta la entrada.

— Bueno me tocará domar a la bestia. —y se sonrió viéndose los hoyuelos hermosos, el vigilante se echo a reír también.

— ¿Qué le causa más gracia, para reírse así?.

— Me acordé de mi hija, que le gusta el cuento de la bella y la bestia.

— Vaya que es interesante.

— Si la bella va a domar a la bestia.

— Claro que si pequeña duendecita. — Vaya otro más que dice mi apodo. —lo dijo que el hombre se echo a reír.

— Bueno hoy serás un ángel para domar a la bestia.

 

Ahora como iba a salir de todo aquello Amy. Siempre comprometiéndose con los demás, y ahora donde iba a quedar parada ella. Será que le tocara buscar otro trabajo y rápido. Porque por los vientos que sopla, como que el pago de su trabajo iba a quedar en ninguna parte. Y estaba muy difícil que llegara a sus manos. Así pensaba Amy cuando subía al apartamento.




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