La Musa del Ceo

Capítulo 9

Angeline se fue acercándose poco a poco a él. Con manos suplicante le quería pedir perdón, pero el no podía creer todo aquello que le estaba pasando. Su madre se lo había dicho una vez que ella pertenecía a la calle, a lo más bajo del mundo por qué lo le había hecho caso a su madre. Le había dado todo para que fuera una mujer feliz a su lado y lo traicionaba de aquella manera. Hasta se iba a casar con ella dentro de poco, había visto un hermoso anillo y lo había guardado. Su belleza lo había cautivado y para que.


 

— De acuerdo Christian seré sincera contigo, estoy cansada de ti. Estas más pendiente de tus conciertos que de mí. —añadió en un tono de cansancio ella. — Si me acuesto con un hombre y una mujer es algo nuevo para mí, pero me gusta.

— Lo haces sonar como si yo fuera a participar en ello o que así sin más… —le dijo el con cara de furioso.

— Bueno siempre hay que experimentar cosas nuevas, no lo crees. —con cara de picarda mientras se acercaba a el.

— ¡Te acuestas con un hombre y una mujer sabrás Dios desde cuando haces eso! —para el contener su ira sus puños los puso a ambos lados de su cuerpo.

— Si por favor Christian atrévete a amarme así. —decía ella suplicante a su lado.


 

Christian dio un paso atrás, de solo recordar la imagen de Angeline, desnuda, abrazada y excitada entre esas dos personas tocándose le producía asco. Se sentía traicionado, se sentía como un estúpido delante de todo aquello.


 

— Lo sé amor estas sorprendido por lo que has visto. Y furioso por ello la verdad que lo siento tanto amor. —prosiguió Angeline cada vez más desesperada al ver que Christian estaba callado.

— Lo siento amor. Si quiere le dijo a mis amigos que se vayan y hablamos tu y yo. —dijo ella solemnemente.

— Con eso tu no vas a hacer nada. —se volvió a quedar en silencio y grito furioso. — Me traicionaste Angeline, en mis propias narices me has engañado.

— Lo siento amor, no era mi intención hacerte daño. — dijo ella con súplicas urgentes.


 

La furia y el desprecio que sentía el, recorrió todo su cuerpo al oír aquellas palabras de disculpas de Angeline, una mujer que era una hipócrita. Si no fuera ha sido mujer ya él la hubiera golpeado. Christian se quedo viendo desde la sala como las dos personas salían del cuarto, y el se volvió a enfurecer y frunció el ceño.


 

— Tienen el tiempo justo para largarse de aquí, no quiero verlos aquí y en ningún otro lado que yo los vea. —le dijo Christian al hombre y a la mujer que salían despavorido de allí. — Tu estas hecha para ser una sinvergüenza y ellos también, y vete con ellos tu también.


 

Christian se dio la vuelta y salió a la terraza sin decir nada. Se limito a salir para tomar aire aquello le repugnaba y quería dejar todo atrás en aquel momento.


 

— ¡Dios mío…! Con dos personas de sexo diferente!. —había exclamado en un grito.


 

Entonces, levantó sus las mano y vio cómo estas le temblaba. De repente, volvió la rabia y sé a apodero de él y, tras apretar de nuevo los puños, golpeó con gran agresividad la pared de la terraza. El dolor se abrió paso a través de todo su cuerpo. Sintió por fin el dolor que tanto se había negado a creer. Había amado a Angeline, la había amado con todo su corazón y había querido casarse con ella.

Cuando Angeline se asomo en la terraza, esta estaba hecha un desastre estaba llorando a lágrimas sueltas. Acercándose a el para suplicar perdón este la agarro por un brazo, la llevo al ascenso. Cuando llego a plata baja, el vigilante se metió en el medio de los dos y este quiso defender a la mujer, pero Christian no lo dejo, el vigilante sorprendido por aquello se quedo quieto al mirar como el hombre la llevaba a la entrada de la residencia y la lanzaba afuera. Angeline al ser arrojada fuera de la residencia ella se pone de pies, y sigue suplicando al que la personara.


 

— Por favor Christian no me hagas esto. —llorando acercándose a las regás de la entrada.

— No quiero volver a verte. —dio media vuelta y la dejo sola allí sin nada de su ropa solo con la que cargaba puesta.


 

Christian al entrar en la residencia, mira de reojo al guardia de seguridad y se acerca a el.


 

— Desde hoy estas despedido, hablaré con la empresa para que pongan otra persona. —le dijo lleno de furia y se fue de allí.


 

Esto había pasado el viernes pasado cuando apenas el jueves Amy, se había ido a su casa a descansar. Ya que le habían dado unos días de descanso. Los cuales se los había dado Angeline para hacer sus cosas en casa a escondida de todos.




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