La nueva niñera de Anya

Capítulo 12: Lucas

Capítulo 12

Lucas

Que me llame Rosalie Dortmund para decirme que mi hija y su niñera estuvieron involucradas en un incidente en su tienda es lo último que esperaba el día de hoy. Se supone que Addison y Anya iban a ir al río a pasar la tarde, supuse que tendría un descanso de las locuras que hace Anya con frecuencia.

Pero no fue así.

Lo que me gustaría saber es cómo fueron a parar a la tienda Rosalie hoy por la tarde y con qué motivo estaban allí. Addison, que yo sepa, no tiene mascotas, ninguno de los animales de la granja necesita nada como para que fueran a la tienda de mascotas y yo no delegaría ese tipo de cosas a Addison porque ya hemos visto cómo terminó su visita secreta a la tienda.

Me tomo mi tiempo para ir al lugar de los hechos, más por hacer un pequeño berrinche que por no poder ir antes. Empiezo a creer que contratar a Addison fue una mala idea, ha traído más problemas de lo que me ha ayudado. Y, sin embargo, no puedo simplemente dejarla ir todavía. A Anya le cae bien y es más feliz ahora que está pasando tiempo con ella, tal vez porque sea más como una amiga que una figura de poder.

Cuando estaciono frente a la tienda, veo a Addison y a Anya, esta última sosteniendo un gato que conozco bien.

No creo que Addison le haya regalado ese endemoniado gato a mi hija sin mi consentimiento.

¿O sí?

—Fuiste tú y lo probaré —señala con el dedo Rosalie a Addison mientras esta la observa de forma despreocupada.

—No tengo idea de lo que hablas, querida —responde ella con tranquilidad—. Yo me acerqué a Anya porque vi que tenía un bicho en el cabello, pero terminó siendo una pelusa. Se la estaba quitando cuando el gato saltó fuera de la jaula.

Rosalie está por discutir su punto de vista cuando me ve. Sus ojos se iluminan de una forma que odio totalmente porque nunca le he dado a entender que me gusta de ninguna forma, pero ella está empeñada en coquetearme.

—Lucas, qué bueno que llegas.

Camina hacia mí, pero Anya pasa por lado, alcanzando antes de que Rosalie pueda hacerlo, gracias al cielo.

—Hola, papi. Mira, Addison ha adoptado a Manchas.

Ah, con que lo ha adoptado.

Excelente, no voy a oír el final de esto.

—¿Qué ocurrió?

—Tu niñera le ha lanzado ese gato a mi hija encima —acusa Rosalie, totalmente indignada.

Miro a Addison, alzando una ceja. Ella no luce culpable ni tiene una pisca de remordimiento en sus facciones.

O no lo hizo, o tuvo un propósito.

—No perdiste tiempo, eh, mamá de Amber —se burla Addison de Rosalie y las mejillas de esta última se tiñen de rojo.

—Tuve que llamar a un adulto responsable, dado que tú no lo eres.

Addison pone los ojos en blanco.

Me meto las manos en los bolsillos del pantalón, mirando directamente a Addison.

—¿Puedo saber qué ha pasado?

—Que ella ha dejado salir a este gato de su jaula sabiendo que no se lleva bien con mi hija —chilla Rosalie—. Le ha dejado marcas en la cara, eso es inaceptable. Que sepas que voy a presentar cargos.

Dios mío, qué drama tan tonto.

—Yo no hice tal cosa, pero esta mujer está empeñada en echarme la culpa, Dios sabrá por qué. —Mira a Rosalie de reojo—. Aunque yo tengo una idea del motivo.

—Yo también —concuerda Anya—. A la mamá de Amber le gustas, papi, y está molesta con Addison porque se va a casar contigo.

Santos cielos. A este paso todo el mundo va a terminar creyendo que lo de casarme con Addison y hacerla la madre de Anya es verdad.

—Anya, ve al auto —le ordeno y ella me da una sonrisa sincera.

—Claro, papi.

Se va saltando y cantando alguna canción sobre el gato que lleva en los brazos. Con Anya lejos, me centro en Rosalie.

—Estoy seguro de que todo fue un malentendido, Rosalie.

—No lo fue, ella lo hizo a propósito.

—¿Tienes pruebas de eso?

Abre la boca y vuelve a cerrarla, intenta decir algo una vez más, pero no lo consigue.

—Hay cámaras. —Se cruza de brazos—. Claro que si tu niñera confirma lo que hizo y pide disculpas yo no haría nada al respecto.

—¿Puedo ver el video?

Abre los ojos, alarmada, pero oculta su reacción rápidamente, aunque no es suficiente para que yo no la alcance a ver.

—Prefiero que lo haga la policía.

Esto va a ser difícil.

—No hice nada, está mintiendo —refuta Addison, ahora enojada—. No dejes que te convenza de esa tontería, yo no le hice nada a su hija.

Rosalie se gira hacia ella.

—No lo hiciste tú, pero dejaste al gato suelto a sabiendas de que él no se lleva bien con mi hija.

Addison se cruza de brazos, imitando la postura de la otra mujer.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.