La ObsesiÓn De Los Soberbios

Prólogo: En su momento, nadie le creyó. Ahora, todos temen.

En su momento, nadie le creyó. Todos los habitantes de Fakhar pensaron que Hazel estaba loca, obsesionada con los dioses, sedienta de poder.

 En eso no se equivocaban, Hazel nació siendo una lunática. Lo recuerdo muy bien, ella siempre decía que estaba tan pero tan loca, que, de un momento a otro, se volvió la más cuerda de todos, y en eso, tampoco se equivocaba. Nunca mintió, siempre dijo la verdad: Si el pueblo no acababa con los dioses, los dioses acabarían con el pueblo.

Muy mal hicieron al no creer en lo que Hazel predicaba.

—¡Un golpe de estado, ¿en serio?! —susurró su hermana, la princesa que gobernaba el país por ese entonces. Sus lágrimas se mezclaban con la sangre de su rostro. Apenas podía hablar, la lucha por recuperar Contempt Island fue tan larga y dolorosa que hasta su voz quedó destrozada. La princesa no había nacido para asesinar a su hermana.

Durante esa noche, Hazel pudo ver la decepción en la mirada de Flor y mucho más. En unos segundos, vio cómo cada bonito recuerdo se esfumaba de sus ojos, vio cómo el odio reemplazaba su amor, sintió que una parte de ella se moría allí, y lloró porque nunca pensó que, de un momento a otro, su mejor amiga no solo la trataría como una amenaza, sino también como una total desconocida, alguien inexistente en su mente y en su corazón.

La Emperatriz nunca quiso hacerle tanto daño a la princesa, al fin y al cabo, ella tampoco había nacido para acabar con Flor, pero lo hizo. Después de haber visto que los dioses intentaban deshacerse de todos, no tuvo elección.

Como nadie le creyó, Hazel tuvo que cambiar. El pueblo pensaba que los dioses eran demasiado bondadosos e incapaces de acabar con el mundo entero, por eso... ella tuvo que matar.

Como nadie le creyó, los obligó a creer.

Falló en su primer intento, claro está. Los dioses sabían que eso pasaría, tenían todo calculado y armado a la perfección, hasta engatusaron a Flor para que asesinara a la persona que más amaba. Pero ¿Te digo un secreto?, ellos están lejos de ser tan perfectos como parecen y por eso, también fallaron.

Subestimaron a la humanidad, subestimaron el poder del amor y subestimaron a Hazel Addmas.

Esa noche en la que Flor estuvo a punto de cometer una barbarie, vio los ojos de su hermana, recuerdos del pasado la inundaron por completo y tuvo piedad. No asesinó a la Emperatriz, no del todo. Solo destruyó el cuerpo de Hazel, condenó su alma y la envió a la innombrable dimensión.

Se suponía que no había forma de salir de allí, sin embargo, Hazel encontró la manera de hacerlo. Le costó volver, pero lo hizo. Emergió de las profundidades del abismo mucho más fuerte que nunca.

Cuando Hazel pisó tierra, vi cómo los dioses temblaron de miedo, pues la Emperatriz estaba decidida a acabar con ellos, y tal como se predijo mucho tiempo atrás, Hazel iba de camino hacia la cima, dispuesta a erradicarlos a todos. 



#12077 en Fantasía
#2642 en Magia

En el texto hay: dioses, muerte, guerra

Editado: 17.05.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.