Fuego controlado (quema controlada): es una técnica de manejo que se realiza en un área específica, dentro de la cual el fuego queda confinado. Es realizado por personal capacitado y sobre cualquier tipo de combustible, bajo condiciones meteorológicas seleccionadas y con normas de seguridad adecuadas. Se aplica para cumplir objetivos definidos de manejo, tanto productivos como conservacionistas.
(Primera quema)
El mundo entró rápidamente en decadencia, la esperanza abandonó el corazón de la gente y el alimento sus alacenas. Después de que el ser humano en su estúpida ambición sobreexplotara la tierra se vió forzado a ser su propio depredador. No es que el canibalismo se volviera tendencia, es que la carnicería que se desembocó por el hambre fue catastrófica; mujeres y hombres de todas las edades, en una lucha campal por un bocado fue lo que mermó la población mundial en más de un treinta por ciento los primeros días que no existió ni dios ni ley.
Cuando por fin la fuerza pública "logró" intervenir, era muy tarde, por lo menos para nosotros. En mi ciudad, las calles eran ríos de sangre y las centrales de abastos de alimentos eran prácticamente un cementerio. Fueron necesarios más de cuatro días solo para mover todos los cadáveres demacrados y las partes mutiladas que se encontraban de lado a lado en el lugar, un par de días más fueron requeridos para lavar las vías y alrededor de un mes para que el orden fuera restablecido.
Personalmente creo que todo esto fue organizado, "ellos" sabían que el planeta no podría alimentar a la creciente población humana y decidieron dejar que los salvajes instintos de sobrevivencia fueran los que disminuyeron la mayor plaga de este mundo. Y les salió bien, pues durante la denominada "Luna negra" (llamada así a la semana en la que los disturbios explotaron) los derechos humanos y las normas cívicas de la sociedad dejaron de existir; las "leyes de la naturaleza" fueron entonces nuestra constitución, "la supervivencia del más apto" nuestra filosofía y el "morir o matar" nuestra religión.
Ahora mismo nos tienen viviendo de una forma ruin, las clases económicas más altas del anterior mundo viven en la capital, y son las que organizan y deciden el destino de este nuevo mundo. Para ellos solos somos un medio para mantener su vida de lujos y privilegios, esclavos modernos sin voluntad subyugados por el control de los recursos vitales: el agua, la comida y la medicina.
Recuerdo que al principio les fue complicado forzar a la población a aceptar sus ridículas condiciones, pues las personas estaban acostumbradas a una pobre, pero adecuada justicia. Después de obligarnos a limpiar las ciudades y enterrar en fosas comunes a todos los muertos, sin darnos tiempo de asimilar la realidad o guardar un mínimo de luto, nos capturaron y llevaron a grandes bases militares, en esa fase las personas empezaron a perder la esperanza, pues quienes no obedecían las instrucciones eran ejecutados de forma inmediata y recogidos en contenedores de basura que se dirigían a las fosas construidas.
Ese día sufrí mi mayor pérdida, pues tenía una pareja sentimental, una mujer amable y maravillosa que impidió mi ejecución al costo de su vida y quien hasta hoy no he sido capaz de olvidar. Con la culpabilidad encima por la muerte de mi amada decidí agachar la cabeza y seguir con una mirada vacía todo lo que nos ordenaban. Se escuchaban algunos rumores de que habían traído a todos los sobrevivientes de la Luna negra, incluidos campesinos e indígenas, todo habitante del país fue llevado a alguna de las bases y allí forzado a abandonar su libertad.
En las bases, nos registraron uno a uno los primeros días, y luego, empezaron a agrupar a la gente por familias, siendo el segundo golpe emocional más fuerte para todos, pues dejando de lado los emotivos reencuentros, todos descubrián el destino de aquellos que habían tenido lejos. En mi caso quedé prácticamente solo, mi padre, mi madre, mis hermanos y mis abuelos no fueron encontrados, las única personas que sobrevivieron de mi núcleo familiar fueron mi madrastra y mi medio hermano.
Una vez agrupados se mandaban familias enteras a determinados sitios del país, según necesitaran fuerza laboral en la agricultura, la industria o la construcción. Mi familia fue ubicada cerca de la capital y allí se nos asignó un pequeño departamento de tres habitaciones, mi madrastra fue ubicada en una manufactura textil, mi hermano debía asistir a una "escuela" donde entrenaban a todos los menores de catorce años en lectoescritura y matemáticas. Mi hermano me contaba que dependiendo de algunos exámenes los iban asignando a unas materias específicas donde debían entrenarse como operarios, médicos, ingenieros o cualquier rama de conocimiento necesaria para la nueva sociedad.
En cuanto a mí, dados mis conocimientos en administración, me llevaron a una planta de producción de químicos, en donde tenía que supervisar la parte financiera. En las conversaciones que teníamos a la hora de almuerzo todos estábamos de acuerdo en que nos habían clasificado según nuestro nivel educativo o capacidades y habían estructurado de forma muy completa un nuevo modelo económico basado en el control absoluto del gobierno, ahora éramos simples marionetas del sistema, una fuerza laboral que iba a ser reemplazada de forma eficiente, pues incluso habían creado políticas reproductivas para nosotros.
Esas políticas tenían como objetivo hacer que la población se mantuviera, y que los hijos tomaran el puesto de sus padres cuando éstos ya no pudieran laborar por toda la explotación sufrida. Lo supe en cuanto me indicaron que debía formar una familia en menos de dos años por mi edad y tener mi primer hijo antes de tres años, incluso nos hacían reunir con las mujeres que también estaban en la edad plena para una "maternidad autorizada". Todo eso era simplemente difícil de aceptar, en mi caso trate de tomar las cosas con calma y seguir mi trabajo buscando algún beneficio adicional, pero era imposible, se recibía lo mismo si se trabajaba barriendo las calles que si dirigía una corporación. Estábamos encerrados en un mal sueño y nuestra única salida era simplemente la muerte, algo que yo no podía abrazar con tranquilidad aún.