La perdición de Aiton

Capítulo 5: London

Oriana por fin dejó de llorar. No me sorprende después del susto que se pegó cuando Sander irrumpió en el departamento con exigencias.

No sabía que hacer ni a quien llamar cuando la tarjeta de Aiton Carter llegó a mis pies. Lo tomé como una señal y decidí aceptar su ofrecimiento. Me arrepentí, pero no había vuelta atrás.

Sander dejó claro que si mañana no comenzaba a acostarme con clientes, me denunciará a la policía por robo utilizando el video que obtuvo de las cámaras cuando entré en su oficina y me llevé el dinero, y agregó que se quedaría con mi hija asegurándose de que no volviera a verla. No le importa que haya bailado casi tres meses sin cobrar nada y pudiera sobrevivir con las propinas.

No puedo perder a Oriana. Es lo único bueno que tengo.

Es horrible tener que confiar en un nuevo hombre para que me ayude. No me gusta. Quisiera haber hecho las cosas diferentes y poder valerme por mí misma.

Aun así, prefiero recibir la ayuda del abogado que parece un hombre decente, y no involucrarme con Sander.

Cuando lo llamé y respondió el niño, me pareció tierna su voz y pude escuchar la breve conversación mostrando que Aiton está unido a su familia, solo por eso respondí cuando él me devolvió la llamada.

Un golpe en la puerta me sobresalta. Aprieto a Oriana contra mi pecho y me quedo donde estoy mirándola con miedo.

—¡London! ¡Soy Aiton! —grita desde el otro lado.

Me apresuro a abrir y casi suspiro aliviada encontrándome con él. Arrugo el ceño al notar a la mujer de cabello castaño oscuro a su lado y otro hombre alto como Aiton, solo que más delgado y de ojos marrones.

—¿Quiénes son ellos?

—Mi hermano menor y su esposa. No me dejaron venir solo.

Nora se abre paso en medio de los dos y se acerca con una sonrisa amable.

—Hola, soy Nora y lamentamos venir a invadirte de esta forma, pero pensé que te vendría bien el apoyo de una mujer. Mi esposo no me deja a sol y sombra después de que ex psicópata quisiera matarme por meterlo preso por violencia doméstica.  

Abro los ojos con demasía. Lo último que esperaba era a una cuñada de Aiton presentándose en mi casa y contándome su vida personal, y agradezco que lo diga para hacerme sentir cómoda.

—Vaya, eso es…

—Duro, lo sé, pero lo superé gracias al apoyo de mi esposo, de Aiton y de toda la familia. ¿Es tu bebé?

Asiento y Nora le sonríe con sinceridad. Ella trasmite paz y fuerza y eso es bueno.

—¿Estás sola?

—Sí, Sander estuvo aquí y no le gustó mi respuesta. Tengo miedo por mi hija.

—Vámonos de aquí y hablamos con calma en otro lado—dice el hermano de Aiton—. No te ofendas, pero este no es un buen vecindario.

—¿Ir a dónde?

—Iremos a mi casa—responde Aiton—. Luego veremos.

Nora apoya la mano con suavidad sobre mi hombro.

—No te preocupes. Aiton es un buen hombre y estarás bien. Si te sientes incómoda puedes venir a mi casa, aunque tendrás que soportar a mi esposo y a nuestra hija de ocho años.

—Y si mi hermano se porta mal, solo debes decirle a nuestra madre y ella lo ubicará en dos minutos—agrega Izan—. Te daré su número y podrás comprobarlo por tu cuenta.

Aiton y Nora ríen.

—No es broma—informa Nora—. Le tienen más miedo a la madre que a un ex convicto armado.

—No es miedo, es respeto. —aclara Aiton. 

Decido confiar en ellos. No tengo muchas opciones. Si no acepto ayuda de ellos por mi hija, Sander regresará y sé que cumplirá su palabra de denunciarme y llevarse a mi hija.

También es posible que él me denuncie al ver que no se salió con la suya, pero recuerdo que Aiton es abogado y quizás él pueda asesorarme mejor.

Nora me ayuda a agarrar algunas de mis cosas y las de Oriana. Lo demás no importa porque vino con el departamento y de seguro pronto me echarían porque no tendría como pagarlo.

No me gusta recibir caridad de nadie y menos de personas desconocidas; aun así, lo hago por mi hija. Si fuera solo yo me las arreglaría como lo he hecho toda mi vida, y ya no es así.

Al llegar al departamento, me encuentro con otro hombre. Este es alto como los otros dos, solo que tiene el cabello largo, la mitad recogido en una coleta y tiene barba. La mujer de embarazada de cabello castaño claro me observa con atención y un niño se acerca repasándome con la mirada.

—London, te presento a Drago, mi otro hermano, y su esposa Silver. El niño es Liam el hijo de ellos y Erin es la hija de Izan y Nora—dice Aiton y yo solo sonrío. Demasiada gente extraña—. Para todos, ella es London y mamá no debe saber nada por ahora.

—¿Qué llevas ahí? —pregunta Liam.

—Liam. —lo regaña su padre.

—¿Qué dije?

Me pone muy nerviosa que todos me estén observando, así que fijo la atención en el pequeño de mirada dulce e inocente.



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En el texto hay: intriga, comedia romantica, drama

Editado: 27.07.2023

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