La perdición de Aiton

Capítulo 6: Aiton

—Mamá, ¿qué haces aquí?

Ella entra como si fuera su casa y camina hacia la cocina con confianza.

—Me perdí tus fetuccini e Izan me dijo que rescataste a una damisela en peligro, una con un bebé.

Ruedo los ojos.

—Ese buchón.

—¿Y dónde están? ¿Me vas a contar o debo averiguarlo por mi cuenta?

—Es una mujer que llevé al hospital porque rompió bolsa en la calle, la acompañé durante el parto y le dije que podía llamarme si necesitaba ayuda. Tiene algunos problemas que espero poder ayudar a solucionar.

Ella sonríe y acaricia mi rostro.

—Eres igual a tu padre. Siempre queriendo ayudar a las personas.

—¿No estás de acuerdo con que la ayude?

—No me corresponde opinar.

—¿Desde cuándo no opinas? Lo haces aunque te digamos que no es necesario.

—Intento cambiar.

—Eso no te lo crees ni tú, mamá.

Ella me ignora y aparece London, aunque veo arrepentimiento en su mirada ni bien se encuentra con la mirada de mi madre.

—Perdón, es que…

—Oh, tú debes ser London—mamá se acerca y extiende la mano—. Soy Sophia Carter.

—Mi madre. —aclaro.

—¿Y tu bebé? Muero por conocerlo. Amo los bebés. Estoy ansiosa por conocer a mi nieta en camino, pues no pude cargar a mis otros dos nietos cuando eran bebés.

—Está en el cuarto. Solo venía a preguntar si puedo hacer algo de desayunar.

—Claro que sí. Debes alimentarte bien—mamá toma su mano y la sienta en la banqueta—. Aiton, prepara café—me ordena—. Y tú no te preocupes que Aiton cocina muy bien, mejor que yo. Iré por la bebé si no te importa.

—Yo puedo…

—No, tú siéntate que yo me ocupo. Soy madre y abuela, así que sé como son las cosas. Tú debes comer. Tienes caras de cansada y las ojeras no indican que hayas dormido bien.

Mi madre no espera a que London agregue algo, sale de la cocina con dirección a la habitación y miro a London con disculpas.

—Oriana estará bien con mamá. Te pido disculpas. No conoce límites.

Ella dibuja una sonrisa que me parece muy bonita y me recuerda a alguien. Desde la primera vez que la vi su rostro se me hizo familiar, pero no puedo asociarlo con otra cara.

—No te preocupes. Tienes suerte de tener una buena madre.

—Lo sé. Aunque esté obsesionada con casarnos.

Ríe.

—¿De verdad?

—Le encanta presentarnos a las hijas o sobrinas de sus amigas u organizar encuentros casuales con mujeres. Claro que desde que mis hermanos se casaron soy el único blanco y el más duro, según ella.

—¿No te quieres casar?

Bebo un trago de café y sigo preparando los huevos.

—No he encontrado a la mujer indicada y no quiero casarme con cualquiera solo por ser el momento. También admito que he estado muy enfocado en mi trabajo.

—Comprendo.

Echo los huevos en el plato y saco la fruta ya cortada para colocarla en medio.

—Come. —le entrego un tenedor y ella lo hace.

—¿Vas a preguntarme que hay detrás de mis problemas?

—Hablaste de una deuda que tienes que pagar bailando. ¿Qué tiene que ver tu bebé? ¿El tal Sander es el padre?

Niega con la cabeza.

—No, el padre de Oriana era un cliente que me conquistó con falsas promesas y cuando le dije que estaba embarazada me confesó que estaba casado y no quería saber nada de hijos. No tiene hijos con su esposa porque no le gustan los niños. Me ofreció dinero para abortar, me negué y no lo volví a ver. No quise perder el tiempo buscándolo y rogándole ayuda—bebo un poco más de café esperando que continúe—. Tenía dinero ahorrado que pensaba utilizar para estudiar y dejar de bailar para hombres, pero me robaron una noche en el departamento llevándose lo poco que tenía, luego supe que estaba embarazada y cuando el embarazo avanzó más y no pude bailar, tomé la decisión de sacar dinero de Sander. No era mucho y lo tomé como parte de mi sueldo que me debía, pero él no pensaba igual que yo y sé que estuvo mal y no debí sacar el dinero, pero lo necesitaba… Estos meses pude evadir su deseo que me acostara con otros hombres porque aún necesitaba ponerme en forma y no quería que los clientes se desilusionaran, pero ya no podía seguir con eso, se lo dije y no lo tomó bien. Él dice que le debo más de lo que realmente saqué y sugirió darle mi bebé utilizando de excusa que estará mejor en manos de una pareja que pueda darle todo en lugar que conmigo. Una stripper ladrona y en quiebra. 

Trago con fuerza.

—¿Por qué está obsesionado contigo?

—Soy una de las bailarinas favoritas. Lleva tiempo pidiéndome que me acueste con los clientes, pero le dije que no lo haría, solo bailaría y no me obligó a nada porque no quería que me fuera. Creyó que con el video y con mi bebé podría manipularme.



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En el texto hay: intriga, comedia romantica, drama

Editado: 27.07.2023

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