La primavera llegó

Capítulo 9 “Tú de nuevo”

ELISE

Esa noche no pude dormir, así como otras tantas. Lo único diferente era que no había intentado tomar alguna pastilla para conciliar el sueño. En medio de los pensamientos, me cuestioné la razón de que Keith estuviera justamente trabajando en mi casa. No la había dicho abiertamente.

¿Sería posible que volviera ser la burla de alguien más?

Aquel hombre, lucía un poco diferente sin sus brazos descubiertos los cuales tenia varios tatuajes. Su cabello estaba más corto y hasta peinado con algo.

¿Por qué pensaba tanto en él?

En algún punto de la madrugada, me dormí. No debió pasar mucho tiempo cuando escuché la alarma sonar. Fui directo a ella a apagarla y volver a dormir. Esta vez con mayor facilidad.

A las horas, escuché tocar la puerta. Fui sin siquiera tomar mi bata. Me lleve una decepción al ver la cara de Fanny.

La dejé entrar con la bandeja de comida.

–Buenos días, señorita. – saludó con su voz que usaba conmigo, una calmada y a la vez chillante. Me preguntaba si la usaba con todos. – Me pidió su mamá que le recordará ver sus mensajes. Y que hoy debía bañarse.

–Ok. - Dije con intenciones de volver a la cama.

–Le preparé la tina. Lamento informarle que hoy toca lavar las sábanas.

Suspiré y fui directo por el jugo de naranja y las pastillas. No tardaría en hacer efecto.

***

El mensaje había sido claro y conciso. Hoy nos visitaría Stephan y traería un invitado que quería que conociera. Por lo que tenía que poner de mi parte para arreglarme y verme linda.

Estuve buen rato en la tina, perdiéndome entre pensamientos y los buenos recuerdos de hacía años. Las noches de loquera donde sentía que el tiempo no era suficiente. Más todo eso cambió justo después de una borrachera, al hallar a mi novio, ahora prometido, con su amante, a quién nunca vi y me carcomía el saber cómo era.

Entré las versiones que me hacía de la otra, finalmente tocaron a la puerta.

–Voy. – dije poniéndome una arracada de corazón.

Fui con toda calma. Y cuando abrí la puerta no pude negar mi sorpresa. Él estaba ahí a poca distancia de mí. Inesperado como siempre.




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