La rendición de Drago

Capítulo 1: Drago

Paso la mano por mi cabello intentando contener la risa. Aiton no puede hacerlo, se echa a reír e Izan lo fulmina con la mirada.

—No es gracioso. —manifiesta este último.

—Si lo es. —decimos Aiton y yo al unísono.

Yo aún contengo la carcajada.

—¿A eso vinieron? ¿A reírse de mí? Mejor váyanse.

No contengo más las ganas de reír.

—Solo a ti te puede pasar que terminaras cayéndote de la moto por intentar asesinar un pepino. —exclamo.

—Tendrías que haber esquivado al pepino, Izan.

—No pensé que me caería si lo pasaba por encima. Parecía un pepino inofensivo, no un asesino.

—Ni tanto—habla Aiton—. Por causa de esa verdura perdiste el control de la moto y terminaste en el piso con la pierna herida. Menos mal que llevabas casco y la herida no es grave.

—Maldito pepino—exclama con bronca. Aiton y yo volvemos a reír—. Dejen de reír o los despediré como hermanos. Ya quisiera verlos a ustedes siendo heridos por culpa de un pepino asesino. Maldito pepino.

Ese comentario nos hace reír más fuerte y noto que la enfermera intenta contenerse.

El doctor regresa avisando que los análisis de sangre dieron bien y que podremos irnos en cuanto la enfermera termine el vendaje. Nada más informa que lo verá en una semana para quitarle los puntos de la pierna.

—Iré a pagar la cuenta—informo metiendo aire a mis pulmones—. Aiton, ¿puedes ocuparte de llevar a Izan a su casa o a la de su amante de turno? Tengo que resolver unas cosas en el hotel con el arquitecto y entrevistar a una posible nueva diseñadora.

—Claro, ve tranquilo. Luego me cuentas.

—A mí ni me digas. —exclama Izan.

Como si pudiera contarle algo de los hoteles a Izan. Una mosca volando llamaría más su atención.

Aiton está embobado con la enfermera e Izan esperando que terminen de vendarle la pierna, me despido de ambos y salgo de la habitación.

Y yo que pensaba que tendría un día tranquilo. Estaba tan relajado sabiendo que todo va bien con el nuevo hotel que acepté tomarme una copa con mi hermano Aiton antes de regresar al hotel. No alcanzamos a sentarnos en el bar cuando Izan me llamó pidiendo que fuera a buscarlo a la clínica.

Aiton se preocupó porque Izan no quiso decirnos lo que le sucedió. Yo no le di mucha importancia. Sabía que no era nada grave o nos hubiera llamado el médico o la policía. También supe que era algo que a Izan lo avergonzaba y no quería decirlo por teléfono.

Soy el hermano mayor de los tres y a ambos los considero mis mejores amigos. Lo conozco muy bien. Yo mismo los he sacado de varios líos, en especial a Izan que su vida no tiene rumbo.

Yo estudié administración hotelera. Me ocupo de la cadena de hoteles Carter desde la muerte de papá.

Aiton es el hermano del medio, dos años menor que yo y tres mayor que Izan, es abogado y se encarga de todos los asuntos legales de los hoteles y la familia en general.

Izan es el hermano menor, estudió ingeniería en informática, solo que no ejerce su carrera. Él prefiere viajar por Australia derrochando el dinero que papá le heredó. Y una cosa era que viajara a los veinticinco, pero ahora a unos meses de cumplir treinta años, debería pensar en establecerse.

No digo que se consiga esposa e hijos, ni Aiton ni yo nos hemos casado y tenido hijos, para desgracia de mamá, pero nuestro caso es diferente, ambos estamos enfocados en nuestras carreras y venimos de malas experiencias amorosas. Izan no.

Mi última relación duró un año y terminó hace dos después de descubrir que el hijo que mi novia llevaba en el vientre no era mío, sino de su amante. Ella solo quería mi dinero y sabía que me casaría con ella si tenía un hijo mío. En cuanto supe la verdad, la eché de mi vida y he evitado volver a salir con mujeres.

Quería casarme y tener hijos, ahora ya no. Lo cierto es que no confío en nadie.

Las mujeres que conocí que no se interesaron en mi dinero, estaban enfocadas en sus carreras y lo último que querían era tener hijos. Las que estaban dispuestas a casarse y tener hijos eran unas vividoras que querían darse la gran vida a costa del dinero Carter.

No me importaría mantener a mi mujer y a mi hijo, pero quisiera que fuera una buena compañera de vida y no solo una interesada en darse la gran vida viajando, comprando y yendo por tragos con sus amigas.

Es mejor estar solo antes que mal acompañado.

Reviso mi celular y escucho el audio que me envió mi madre.

Hola, Drago, soy tu madre. Hoy fui a comer con mi amiga Lucille, ¿la recuerdas? Bueno, no importa, la cuestión es que su sobrina Wendy se mudó con ella para hacerle compañía y pensamos que deberías conocerla. Creo que caería mejor a ti. Aiton es muy serio para ella e Izan no es serio para ella. Tú eres el punto medio de ambos y serías perfecto. Es una joven soltera de treinta años, es enfermera, independiente y desea casarse y tener hijos. Arreglaremos una cena para que se conozcan.

Mi madre siempre dice que es mi madre como si yo no la tuviera agendada y la viera.




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