La rendición de Drago

Capítulo 4: Silver

—¿Estás segura de que es buena idea trabajar con Drago? Si hubiera sabido que…—Nora mira a mi hijo jugando con sus armas—. Ya sabes, no te habría recomendado. Sin embargo, sigo creyendo que lo mejor es que hables con él y le cuentes sobre su hijo.

—No. No lo hice antes queriendo criarlo sola y menos lo haré ahora. Si para él es tan importante la familia, querrá sacármelo y tiene el poder y el dinero para hacerlo.

Nora niega con la cabeza.

—No haría eso. Él entiende que su hijo necesita a su madre. Él tiene madre, a la cual adora... la mayor parte del tiempo cuando no intenta casarlo.  

—No correré ese riesgo.

—Liam tiene un padre, una abuela, tíos y no sé que otros familiares. Amiga, Liam es el heredero de los hoteles Carter.

—Mi hijo no necesita el dinero de ellos. Yo puedo darle todo y ocuparme de que no le falte nada.

—No me refiero a eso.

Niego con la cabeza.

—No cambiaré de opinión. Fingí no recordarlo y él no insistió, así que en teoría no nos conocemos y apenas debemos tratarnos, pues si me contrata tendré que lidiar más contigo que con él.

—Con su madre en realidad. Aunque ella tenga en cuenta la opinión de su hijo, querrá estar encima con respecto a los diseños.

—¿Y ella qué tal es?

—Una mujer refinada, amable y simpática. Está obsesionada con ver a sus tres hijos casados y que le den nietos. Le gusta hacer de casamentera. Suele aparecerse por la oficina de Drago con alguna mujer para presentarle. Él me dio la orden que si llegara a aparecer su madre con alguna mujer, le dijera que está ocupado o diera cualquier excusa para no tener que verla. —ríe.

—Vaya, nada que ver a mi madre. ¿Y los hermanos?

—No los conozco. He visto al del medio que se llama Aiton, pero apenas he cruzado palabras con él. Es abogado. Y al menor no lo conozco. Según he escuchado es un heredero viajero al que no le gusta trabajar y no es nada que ver a sus hermanos que aunque podrían cruzarse de brazos sin trabajar, no lo hacen.

—Si la señora Carter está obsesionada con tener nietos, no quiero ni imaginar lo que haría si supiera que tiene uno de tres años.

Nora no agrega nada, sé cual es su opinión y ella sabe que soy cabezota e intransigente.

Me levanto y camino hacia mi hijo, me arrodillo frente a él, me mira y me enseña su nuevo soldado de plástico.

—Mida, es vede.

Sonrío y acaricio su cabeza.

—Sí, lo es. Tu color favorito. Mami debe ir a trabajar y te quedaras con Priscilla durante unas horas. ¿Te portarás bien?

—Sí, mami.

—Te traeré helado cuando regrese.

Él aplaude, se levanta de un salto y me abraza.

—Me gusta el de camelo.

Río.

—Lo sé. Deberías ponerte calcetines. —señalo sus pies descalzos.

—No me gustan los camcetines.

—Aun así debe usarlos.

—No, mamá, quedo escalso.

—Liam, ya lo hablamos, mientras estés en casa no necesitas usar zapatos, pero sí los calcetines porque el piso es frío y el aire acondicionado lo hace más frío. Si no te pones los calcetines, te enfermeras y no podrás ir a la playa. ¿Quieres eso?

Él niega con la cabeza. Ama la playa y trato de llevarlo un rato todos los días, excepto cuando llueve.

—Los pedí.

—Te buscaré otro par.

Antes de levantarme, él gatea hasta su caja de juguetes y saca los calcetines del hombre araña.

Se coloca los calcetines y me señala los pies.

—¿Podio ir a la paya?

—Se dice puedo. Iremos cuando regrese y si tardeo más de la cuenta, le diré a Priscilla que te lleve, siempre que utilices los calcetines dentro de la casa. ¿Tenemos un trato?

Cierro la mano dejando el dedo meñique levantado, él me imita y hacemos una especie de gancho a modo de promesa.

Tomo su pequeño rostro entre mis manos y dejo un sonoro beso en cada una de sus mejillas, él ríe. Ama que lo besen.

Él me saluda con la mano y me reúno con Priscila en la cocina, dejo instrucciones y salgo de la casa seguida de Nora.

Liam tiene un gran parecido a su padre, pero se parece más a mí. Sus ojos son marrones claro, no oscuro, el color de cabello es el mismo que el mío y que su padre, ambos tenemos el mismo color. Tal vez tienen la misma nariz y cuando Liam sonríe se parece un poco a su padre.

Sacudo la cabeza y dejo de pensar en ello. Ahora debo enfocarme en la presentación para conseguir el trabajo.

Sigo a Nora a través del hermoso hotel, caminamos juntas a la oficina de Drago y entramos con confianza. Él aun no llegó, pero le dio la orden a Nora que me hiciera entrar y preparara la presentación, así que hago exactamente eso.

Minutos después llega Drago vistiendo traje sin corbata y yo intento no babearme por él y olvidarme de su cuerpo desnudo.




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