Veo a Lucía sosteniendo la mano de su novio, y dejo salir un suspiro de mis labios al saber que ella está bien. Me molesta un poco el no saber nada de ella por un tiempo, pero luego me imaginé que estaba viajando o algo por ese estilo.
La música está a todo volumen, la gente baila y grita como si mañana fuera el fin del mundo. Balder quiere caminar rumbo a la pista, pero yo lo guío hacia donde está Lucía y el chico. El magnate comprende casi de inmediato lo que yo quiero, así que no se hace el difícil y nos acercamos a mi mejor.
Me detengo, Lu viene corriendo como puede, y se acerca para abrazarme. Me sorprende, pero no dudo en corresponder. No puedo creer lo mucho que ha crecido mi sobrino, cuando me alejo le hago una mueca para que me diga quién es su acompañante.
—Él es Dean, el padre de mi hijo. —Ella sonríe amplia—. ¡Es un niño!
Suelto una carcajada sonora ante aquella revelación. Todo es demasiado bueno para ser verdad, ya me puedo imaginar siendo una perfecta tía.
—¡Por Dios!
—¡Lo sé! Es una locura, no puedo creerlo tampoco.
Ambas reímos y vemos como Dean y Balder se ponen a platicar sobre algo, parece que ellos encontraron algo interesante para hablar, y lo mismo sucede con nosotras. Sé que tenemos muchas cosas para decir.
—Necesito que me cuentes todo, Lu.
Ella asiente con la cabeza y me toma de la mano para comenzar a caminar rumbo a un pequeño balcón que no hay nadie. Nos sentamos en las sillas y nos miramos sin poder decir nada, pero reímos como locas.
—Dean conoce al señor Smith, me dijo que no podía decirte nada, ya que Balder te había visto desde hace bastante tiempo —dice con seguridad y luego se acaricia su creciente barriga—. Entonces, guardé el secreto.
No comprendo nada, así que solo asiento una vez.
—¿No lo sabías? —Me pregunta.
—No, no tenía idea de que Balder ya me conocía… —Me sincero ante mi mejor amiga—. Nunca me había planteado eso.
Ella suelta una risita divertida.
—Balder siempre te vio, es más, un día fui a cenar y estaba él en casa de Dean, allí me preguntó por ti —susurra y comienzo a notar que su voz obtiene un poco de oscuridad—. Estuvimos hablando sobre cosas de la infancia y demás. Fue muy divertido.
Mi ceño se frunce al escuchar lo que sale de los labios de Lu. Entonces, gracias a ella Balder se volvió todo un experto en mí. Ella le contó todos mis secretos, ¿quién diría que fui traicionada por mi mejor amiga?
—¿De qué hablaron? —Hago una pausa y la fulmino con la mirada, no quiero preguntar, pero debo hacerlo—. ¿Le contaste sobre…
Ella hace una mueca con sus labios, parece que no me comprende, no la culpo.
—Estaba ebria, así que no sé lo que le conté —confiesa rascando su mejilla con delicadeza—, pero estoy segura de que le conté cosas que no debería haberle dicho sobre ti.
—Ahora todo tiene más sentido, Lu, pensé que era demasiado predecible, pero no. —Hago una mueca con mis labios y niego—. Solo fue tu gran bocota y mucho alcohol.
Lucía suelta una carcajada sonora y alza ambas manos hacia el cielo, de un modo extraño, me está pidiendo perdón por cosas que ella no podía comprender por su estado.
—Lo siento, creo que no soy muy buena guardando secretos del pasado y con una mezcla rara de alcohol —confiesa con seriedad—. Supongo que todo no se lo habré contado, ¿o sí?
Alzo ambas cejas pensando seriamente en todo lo que me había dicho Balder antes de venir a esta fiesta extrañamente peculiar.
—No lo sé, pero creo que sabe mucho de mi pasado…
—¿Tenés miedo de que no te entienda? ¿Qué no entienda las razones por la que hiciste lo que hiciste? —Pregunta ella mirándome a los ojos.
—Sí, es que ni siquiera yo sé muy bien por qué lo hice.
Ella toma una de mis manos y me dedica una pequeña sonrisa de apoyo moral. Nunca dudé de su amistad, aunque me duele lo que hizo.
—Yo puedo darte muchas razones por tus actitudes.
—¿Sí? No estoy muy segura de que sepas más que yo, pero adelante.
Estoy dispuesta a saber las razones que ella piensa, pero nada va a cambiar la actitud de mi pasado. Porque eso es lo que es, un pasado que nunca volverá.
—Tenés miedo que te abandonen una vez más, tenés miedo de que te destruyan más el corazón…
No tengo ganas de hablar sobre esas cosas, no quiero volver el tiempo atrás. Ya estoy harta de que todos me digan eso, no quiero ver el pasado ni mucho menos cambiarlo, ya que eso cambiaría lo que soy hoy.
—No quiero seguir hablando de eso, pero… cuéntame. —Sonrío ampliamente observando hacia su vientre—. ¿Cómo se llamará mi sobrino?
Ella me observa fijo, pero luego se encoge de hombros y ríe a carcajadas locas. Su risa se escucha a kilómetros de distancia; la gente que pasa por ahí se detiene a ver de dónde proviene ese sonido.
—Su nombre será Patrick.
Contengo mi risa hasta que no puedo más, exploto a carcajadas sonoras y niego más de una vez.
—Suena a Bad Boy —respondo entre carcajadas—. Y muy inglés.
—Bueno… —Hace una mueca con sus labios—. Dean es de Inglaterra.
Me llevo una de mis manos hacia mi barbilla y me la acaricio pensando seriamente en las decisiones de mi amiga y las mías.
—Woww…
—¿Estás pensando en que tendríamos que habernos quedado con jóvenes de nuestro país? —Discute entrando en esa posición de pensamiento.
—Supongo, estos tipos tienen un rollo muy extraño.
Ella asiente.
—Estoy segura de que ellos deben pensar lo mismo que nosotras.
Hago una mueca con mis labios y niego.
—Para ellos, nosotras somos dos demonios argentinos caídos del cie… dos demonios que salieron del mismísimo infierno —confieso con diversión y luego pienso en lo que acabo de decir—. Tampoco es que ellos son unos angelitos, si me entiendes, ¿verdad?
Ella asiente más de una vez ante mis palabras.