Con Balder comenzamos a caminar por las calles de Madrid. Según él, la casa de la familia de Jeremy García es en el centro. Por lo que transitamos hace una hora sin saber hacia dónde ir, pero Balder se mueve como si lo supiera. Yo lo sigo sin entender nada; camino lenta, pero segura por aquellas calles.
Cuando me doy cuenta de que se comienza a frustrar por no encontrar el lugar, me acerco y lo tomo por el brazo para que me preste atención. Él me mira a los ojos con los suyos llenos de lágrimas, se siente culpable por el pasado, pero no lo puede cambiar.
—Balder… —Niego con la cabeza—. Quizás la familia se mudó, no sabés lo que pudo haber sucedido.
Él niega limpiando sus ojos.
—Iré hasta el fin del mundo para poder remediar lo que hice.
—No siento que… —Él me deja con la palabra en la boca y se va.
Comienzo a seguirlo cuando me detengo al verlo de rodillas señalando una puerta, donde parece que hay una pequeña inscripción dorada, así que me acerco para leer mejor y me doy cuenta de que toda la familia ha muerto.
Me agacho con cuidado y lo abrazo, Balder se separa poniéndose de pie con brusquedad y me tiende la mano para pararme. Con su ayuda me incorporo y damos inicio a la caminata, pero antes, Balder me pide que lo deje unos segundos. Así que lo dejo y me voy a recorrer un poco el centro.
Al cabo de una hora, me dirijo hacia donde lo había dejado, lo veo que sigue allá hablándole a la tumba, pidiéndole perdón a seres que quizás ni conoció más que a uno de aquellos seres. Cuando él se da vuelta y me ve se acerca, toma mi mano con delicadeza y volvemos a emprender un viaje a Francia, por suerte para nosotros, un pequeño tren nos llevara dentro de seis meses.
Por suerte para nosotros, el viaje es bastante interesante. Hacemos un pequeño turismo, pero no me parece lo suficiente, él lo sabe.
Nos ponemos a platicar sobre la vida y las historias que sucedieron en Paris, me dice que lo deje por un tiempo en la casa de alguien y que vaya a ver la Torre Eiffel, lo cual me parece sorprendente.
Lo único que me pone triste es saber que a Balder cada día le falta menos para que sea su último día. Nunca me imaginé que estaría ayudando a Balder a pedirle perdón a toda esta gente.
—¿Qué fue lo que sucedió en Francia? —Me atrevo a preguntar.
Él baja la mirada por un instante, pero después mantiene su iris sobre los míos.
—Engañé a un amigo con su esposa, debo remediarme con Adrien Martin, fui mal amigo… —Susurra explicándome la situación—. Por eso te pido que no vengas, déjame solo.
No digo nada hasta que es tiempo de bajar, comenzamos a caminar hacia la Torre Eiffel, pero tomo su mano con fuerza y niego con la cabeza. No quiero dejarlo solo, necesito ir con él.
Después de una ardua discusión, Balder acepta que vaya con él, pero no está muy feliz de la situación. Él tiene miedo por lo que pueda pasar allí, pero yo no lo siento, me concibo segura de lo que siento.
Entramos a un hotel enorme y lujoso; es más grande que cualquiera que haya visto en este barrio, quizás estoy exagerando un poco, pero sí es muy grande. Casi de inmediato, un hombre rubio de ojos verdes se acerca furioso a Balder.
—Qu'est-ce que tu fais ici? Je t'ai demandé de ne plus venir ici, qu'est-ce que tu fais? [1]—Pregunta aquel hombre, pero claro yo no entiendo nada.
—Je dois vous présenter mes excuses... Je n'étais pas un bon ami, j'ai détruit notre relation pour des bêtises[2].
Él sujeto suelta una carcajada sonora y me mira a los ojos; se acerca hacia mí, me toma de la mano y susurra algo a mi oído, pero se da cuenta de que no entiendo nada, así que me lo dice en español.
—Su novio es un estúpido; tenga cuidado, señorita.
Se aleja rápido y luego mira a Balder a los ojos.
—Sortez d'ici avant qu'il ne soit trop tard. Tout d'abord, ne vous inquiétez pas, elle m'a trompé avec d'autres hommes, alors...[3] —murmura aquel tipo—. Espero que luego Balder le cuente de lo que estamos hablando.
El hijo de Odín asiente con el ceño fruncido, me mira y toma mi mano para salir de allí de una vez por todas.
—¿De qué hablaron? Porque no tengo idea del francés… —Confieso.
—Le pedí perdón. Le dije que fui un mal amigo, y él me dijo que no le importa, ya que su esposa lo había engañado con otros tipos. —Suelta una risita divertida—. Quién lo diría.
Definitivamente, todo esto no me parece nada divertido. Bueno, yo no creo que pueda ir por la vida pidiendo disculpas por toda la porquería que causé en el pasado; sin embargo, Balder es muy diferente y sabe lo que está bien y lo que no. Yo también pensaba que sabía la diferencia entre el bien y el mal, pero ahora ya no estoy muy segura de eso.
—¿En qué piensas? —Pregunta con el ceño fruncido.
—Creo que me gustaría ir a pedir perdón a todas las personas que lastimé.
Él asiente con la cabeza tan solo una vez.
—Bien. Hay que hacerlo, vamos —dice con seguridad en su tono de voz.
Niego más de una vez.
—No, ahora tenemos que ir a dónde…
—A USA nuevamente.
Ruedo los ojos, pero luego hago una mueca con mis labios.
Ya estoy harta de regresar a su país, pero es bonito y allá puedo ver una faceta de Balder que no puedo ver en otro lado, me gusta percibir como es en verdad. Sin embargo, sé que el viaje no puede ser hoy, así que será en dos meses.
Después de un largo viaje en avión, llegamos a Estados Unidos. Balder me lleva a su casa y me pide que me quede, ya que lo que tiene que hacer es demasiado importante. Quiero saber lo que pasó, necesito la historia.
—¿Qué fue lo que ocurrió?
—Tengo que pedirle perdón a un amigo… La primera vez que trabajé en la empresa de mi padre tuve que despedir a Alfred. Su hijo, Joseph, no sabe que yo fui el que encontré a su padre muerto en la oficina —confiesa—. Joseph fue mi mejor amigo, pero él nunca supo la verdad.