—¿Estudios y disfrutar?, mas bien digan que Dasha no quiere darle hijos, conozco muy bien a Dasha, yo la crié y cuando se le mete a la cabeza algo no hay quien se lo saque es eso o me equivoco, Dasha no quieres darle hijos a Melitón—. Ira, impotencia y dolor era lo que sentía en ese momento, pero era más el dolor que sentía al escuchar a mi propia madre que yo no quería darle hijos al hombre que amaba y decir que ella me conocía ni siquiera a su propio esposo lo conocía.
Michel vio mis intenciones de levantarme, tomo mi mano y le dio un apretón mostrando me que él estaba a mi lado.
—No creo que usted quiere que la haga abuela suegra esta usted muy joven para convertirla en abuela no lo cree—. Mi madre se llevó la mano al pecho.
—Tienes razón aún no esperen unos años más—. Michel me sonrió y beso mi mano.
—Quería proponerles algo ya que me imagino que se sienten solos aquí, como ve Dasha y yo casi nos las pasamos fuera de casa y me gustaría darle una habitación en el hotel, ahí pueden pasar una estancia más amena pueden disponer del spa cualquier cosa que deseen—. Miré a Michel.
Ellos no se merecían nada de lo que les estaba brindando pero con tal de que ya no me a brumaran preferí no decir nada.
—Eso es grandioso pero me sentiré muy triste de no verte hija—. Más le creía el ave María a un borracho que a ella.
—Yo también madre pero en el hotel se van a sentir mas relajado—. Les dije de lo más hipócrita.
—Y cuando podemos irnos—. Mi madre estaba más que emocionada.
—Los llevaremos mañana—. Después de ello seguimos con la cena.
Nos dimos las buenas noches y nos marchamos a la habitación..
—Michel yo si quiero darte hijos—. Lo mire a los ojos y un sonrojó abarcó todo mi rostro cuando él se quitó la camisa de pijama.
—Lo se mi amor cómo lo he dicho y lo he repetido muchas veces, quiero que termines tus estudios y luego pensaremos en nuestro heredero o heredera no te mortifique por ello mi preciosa dama—. Sonreí con ternura, él se acomodo a mi lado y beso mi frente. —Pero podemos empezar hacer nuestro pedido desde ya no crees—. Su voz seductora y ronca hizo que mi piel se erizara.
Nos unimos en un apasionado beso….
Los días siguientes todo volvió a la paz, mis padres no nos molestaron con el tema de un hijo.
De vez en cuando los iba visitar, estuvieron hospedados en el hotel por un mes y lo agradecía que al fin había regresado a su casa.
Todo marchaba bien en nuestras vidas Michel y yo casi no discutíamos, él era un hombre tan recto y la verdad yo no estaba lejos de lo que él era.
A los meses un chico en la Universidad empezó a pretender me, le dejé bien en claro que lo que podía ofrecerle era una amistad nada más haya de eso.
Él lo acepto o eso era lo que yo creía ya que de repente aparecía con una caja de chocolates con la escusa de que lo compartiéramos como “amigos”, el día de los enamorados me mandó un hermoso ramo el cual recibió Michel y eso para que fue él hombre se puso tan rabioso que empezó a destrozarlas una por una así lastimándose las manos con las espinas no conforme con ello los pedazos que aún quedaban los pisoteo hasta volverlos añicos.
No pude parar de reír por su arrebató, me miro furioso pero de inmediato su semblante cambio.
—Te ríes de mi, esto te divierte—. Asentí divertida.
—Ellas no tenían culpa—.
—No pero vienen de parte de ese tal Rafael y nadie puede regalarte flores chocolates excepto yo—. Me quedé perpleja pero a la vez algo en mi cuerpo se estremeció.
Él estaba celoso y no solo eso se estaba convirtiendo en un posesivo.
—No le veo de malo que él me mande flores, hoy es el día del amor y la amistad—.
—Deberías leer la nota y te darás cuenta que él no te considera una amiga esas palabras no se le dicen a una amiga—. Lo mire sorprendida.
—Como voy a leer la nota si la destrozaste—.
—Tales palabras no eran de importancia—. Se acercó a mí como un depredador y en vez de asustarme me hizo sentir tan deseada y extasiada, un solo beso basto para que explotaramos en un ferviente y desenfrenado encuentro.
Me hizo suya de una forma tan posesiva, era como un sueño que ese hombre anticuado se comportará así, eran como si dos personas diferentes compartieran el mismo cuerpo. Al estar en la cama se convertía en una bestia salvaje y a mi me gustaba ser su bella y fuera de la cama era un hombre dócil e intachable de carácter firme.
Ame sus dos lados, él hombre salvaje que me devoraba en la cama y al hombre intachable.
Días después de este acontecimiento estaba terminando un proyecto en la Universidad junto a una de las profesoras y otros tres estudiante, pues habíamos entrado a un concurso de diseños y estábamos diseñando la última joya por si pasábamos a las finales aún no teníamos noticias si habíamos pasado.
—Bueno niñas y niños nos vemos mañana esperamos a tener noticias—. Anuncio la profesora dando por terminada nuestro día.
La puerta fue tocada y por ella entró el decano con una gran sonrisa.
—Felicidades han logrado pasar a las finales—. Nos miramos sorprendidos.
Nos abrazamos y chilla mos como niñas de primaria, salí con una gran sonrisa quería ir a las oficinas de Michel y darle la noticia, él fue quien me animo aceptar la propuesta de la profesora, además que de manera anónima donó algunos implementos.