La Señora

❤Capítulo 7❤

 Dasha.

 

—Se encuentra bien señorita, está bien no se golpeó—. Lo miro a sus ojos, tiene un color exótico, uno de ellos es color miel y el otro de un café verdosos, su voz hizo que mi cuerpo se estremeciera y la calidez de su aliento en mi rostro hacía que mi piel se erizara.

 

Mi corazón latió desbocado que me pasaba con ese muchachito tendría como unos veinticinco años o veinticuatro. Me separé de él vaya escena más cliché pensé.

 

—Si estoy bien lamento mucho mi torpeza—. Dije firme, ningún hombre me iba poner nerviosa, el único que tenía ese efecto era Michel además ya no era ninguna quinceañera.

 

—No discúlpame tu a mi es que estaba lanzándole un frisbee a mi perro y no me di cuenta que usted venía—.

 

—Descuide no le estoy pidiendo explicaciones con permiso—. Trote de vuelta a casa con un circo de mariposa rondando en mi estómago.

 

Tomé mi desayuno luego me di un baño, debía prepararme para iniciar mi día ajetreado. Media hora después salí no sin antes ir a ver a mi madre.

 

Subí al auto y fui directo a Industrias Dasha Melitón, tenía que ver los nuevos diseños y ver si estaban quedando con la calidad adecuada. Además de ello debía ver los trabajos de los posibles nuevos diseñadores de joyería, no cualquiera entraba aquí, así como yo me esforcé quería que mis trabajadores también lo hicieron tenían que ganarse su lugar en esta empresa.

 

Después de revisar más de ciento veinte diseños y revisar que todos estuvieran bien le di el visto bueno a cien de ellas.

 

Después de ello fui a ver los diseños de los posibles diseñadores había buenos diseños, pero uno de ellos llamo mi atención solo tenía unas iniciales J.N.V. Era un collar de diamantes en diseños de flores en la parte superior, era hermoso se veía el esfuerzo y el empeño que le había puesto a esta belleza. Lo dejé aparte para hablar con esa persona personalmente.

 

De tantos diseños solo escogí diez que se veían muy bien elaborados.

 

Después del almuerzo me iba encontrar con el diseñador de dicha joya.

 

—Señora Melitón los del embarque ya llegaron, pero aduanas retuvo los artículos—. Suspiré.

 

—Okey espérame en el auto, señor Noriel podría encargarse del nuevo diseñador—.

 

—Si señora—. Salí de la empresa y para ir a aduanas si no era una cosa era otra siempre había problemas en algo.

 

Al salir de la empresa quedó frente a frente con el mismo hombre de la mañana de todas las personas en este planeta tenía que ser él...

 

 

Josiah.

 

Mi vida no ha sido fácil desde hace unos años, les haré un breve resumen de mi patética vida.

 

Empezaré por mi noviazgo fallido hasta terminar el día de hoy. Conocí a la que sería mi esposa en la universidad fue un flechazo que ni yo mismo me di cuenta cómo fue que me enamoré, a los tres años de ser novios le propuse vivir juntos, ella acepto sin rechistar y encantada ante la idea, empecé a trabajar duro para darle la mejor vida, hacia como lo hacía mi padre con mi madre, luego de unos años de vivir juntos como pareja quise sorprenderla y compre un anillo, aunque hubiese preferido hacerlo con mis propias manos, compre flores y globos al llegar al que era nuestro hogar decidí sorprenderla busque por todo el apartamento sin resultado así que fui a la habitación donde escuché jadeos acompañado de gemidos abrí la puerta y el sorprendido fui yo, ella estaba en pleno acto con uno de mis compañeros de la universidad en ese instante sentí como el mundo se me vino encima y el corazón se me rompió, cuando reaccione ante lo que veía agarre a mi rival y lo golpe hasta cansarme.

 

Ella alarmada me pedía que lo dejara que nunca le brinde la atención que él le daba, claro mientras yo trabajaba en algo que no me gustaba ella se revolcaba en la misma cama que nosotros hacíamos el amor, aunque después de eso no era hacer el amor solo era coger y ya, ella tomo sus cosas y las metió en una maleta, yo no pensé detenerla, en cuanto salió del apartamento con su amante que la esperaba afuera solo me miro desvíe mi mirada de la suya.

 

Ese día destroce todo y si no hubiera sido por mi madre que había llegado ese día hubiera quemado el apartamento.

 

Me sentí morir eso no lo voy a negar, pero supe superar ese amor fallido, he tenido muchas amantes después de ello todas están en desventaja conmigo ya no confío en ninguna mujer.

 

Y regresando al hoy me preparo para salir a correr con mi perro Mac es un lobo siberiano de ojos azul y otro casi celeste blancuzco, me recuerda los ojos de mi madre y los míos, que son de un color miel y el otro café verdoso.

 

Subo al auto junto a Mac y voy a la playa donde siempre hago ejercicio, primero troto por todo el perímetro de la playa y luego juego con Mac y su frisbee.

 

Lo lanzó y al girarme choco con un cuerpo por su contextura se nota que es frágil, antes que caiga a la arena la atrapó.

 

Su mirada conecta con la mía, por Dios parece un ángel es hermosa, tiene sus ojos cerrados. —Se encuentra bien señorita, ¿está bien no se golpeó? —. Mi corazón dio un brinco de solo ver su hermosa mirada conectar con la mía, se sentía tan bien sujetarla en mis brazos, me perdí totalmente en su mirada verde selva.

 

Colocó sus manos en mi pecho sentir su tacto cálido me hizo sentir un millón de cosas inexplicables que nunca había sentido en mi vida.

 

—Si estoy bien lamento mi torpeza—. Se excusó, su voz era como el trinar de una linda ave en el campo, con solo escuchar su voz hizo vibrar mi humillado corazón.

 

—No discúlpame tu a mi es que estaba lanzándole un frisbee a mi perro y no me di cuenta que usted venía—. No sé qué me pasaba ella se veía tan frágil y delicada que provocaba protegerla de lo que fuera.




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