Dasha.
—Sabia que no me dejarías morir arrollado—. Se acerca a mi estrellando sus labios con los mío, los empieza a mover de manera necesitada, me pega más a su cuerpo mientras yo estoy perpleja ante su actitud.
Lo empujó separándolo de mi, levantó mi mano y la estrelló contra su mejilla.
—Eres un inmaduro e infantil solo de un bebé se puede esperar una actitud como ésta, crees que esto es gracioso lanzarse a la calle por que te sale de las pelotas—. Mi pecho sube y baja, jamás me vi en la necesidad de usar un lenguaje tan vulgar pero este chiquillo me saco de mis cabales. —No te atrevas acercarte a mi persona—. Camino sin mirar atrás.
—Adeline espera lo siento se que mi actitud es inmadura pero quiero que veas lo que estoy dispuesto hacer por ti—.
—No quiero que hagas nada por mi, metete eso en la cabeza—.
—Adeline espera Adelin...
No lo quiero escuchar quien se cree él, paro un taxi y regreso a casa con una furia incontrolable.
Al día siguiente voy al hotel a revisar las planillas y por la tarde regresó a la industria a ver si hoy termino con mi proyecto.
Toda la tarde me la pasó encerrada en mi estudio que cuando reaccionó ya son las seis de la tarde guardo todo. Tomo mis cosas y salgo del estudio.
Hoy no he visto a Josiah y no quiero verlo, me despido de los seguridad y voy a mi auto.
Alguien pone en frente de mi un ramo de claveles. Y luego una nota en grande con un lo siento.
—Lo siento Adeline en verdad no fue mi intención, me comporte como un tonto—. Suspiro.
—No un tonto, un tonto atolondrado desquiciado infantil y muchas otras cosas que no voy a decir con solo de ver tu cara me traumas, y de pensar en lo que hiciste ayer me da mucho más coraje de lo que sentí ayer—. Y es cierto tengo ganas de darle otro madrazo por idiota.
—Se que la regué y estoy arrepentido por ello es verdad todo lo que dices pero es que me desesperé—. Lo miro dubitativa. —No me mires así, me gusta Adeline y pensé que te irías con ese y no encontré mejor manera que comportarme de una manera tan infantil—. Mi corazón da un brinco al escuchar que le gustó.
—Te gusto a otra con ese cuento ya estoy bastante mayorcita como para creer en palabras de tontos como tú, con permiso—.
—Adeline por favor déjame enmendar mi idiotez de ayer—.
—Con aceptar que lo que hiciste fue una idiotez es suficiente para mi—. Abro el auto.
—Perdóname—.
—No tengo que perdonarte Josiah nos vemos mañana—.
—Son para ti Mac las escogió—.
—¿Seguro?—. Lo miro con el ceño fruncido.
—Si—. Tomo los claveles.
—Dile que gracias—.
—Lo haré pero—. Me sonríe. —Pero lo que no haré es dejar de intentar conquistar te así me tarde una eternidad lograrlo—.
—Veamos quien se cansa—.
—Es un reto—. Niego.
—No eres más que un infantil—. Cierro la puerta.
—Juro que lo lograré—. Jorge pone el auto en marcha y conduce directo a casa.
Sonrió por la actitud de este jovencito. —Quiere que lo investigue Señora—.
—No Jorge no me gusta averiguar la vida de los demás, pienso que si esconden algo en algún momento se caerá su careta—.
—Lo se él señor también era así, pero cuando lo ameritaba lo hacía—.
—No creo que este caso lo amerite—. Cierro mis ojos por leves minutos.
Al llegar a casa ceno sola como desde hace cinco años, subo a mi habitación tomo una ducha y me acuesto a dormir.
Día siguiente.
Me levanto temprano y voy a correr al estar a cierta distancia se me atraviesa ese hermoso cachorro.
—Hola guapo perdido nuevamente o es otro truco para que tú dueño venga conmigo—.
—No es ningún truco creo que te extraño estos días que no te vio—.
—Digamos que creo tu argumento—. Acarició a Mac. —Gracias por las flores Mac me fascinaron—. Depósito un beso en su cabeza. —Vamos a correr—. Miro a Josiah.
—Para mi será un placer—. Empezamos a trotar con Mac a nuestro lado. —¿Corres hace mucho aquí?—.
—Lo hago hace un año más o menos y ¿tu?—.
—Hace unos meses—. Nuestra conversación se entendió hasta regresar al punto donde nos encontrábamos.
—Nos vemos en la…
Algo golpeó mi frente con una gran fuerza que del fuerte golpe me tambalee y por poco caigo, si no fuera por Josiah me hubiera caído.
—¡Estas bien!—. Su voz era de preocupación, su ojos bicolor chocaron con los míos, mi cuerpo se estremeció al sentir sus manos en mi espalda.
—Si creo—. Lleve mi mano a mi frente sintiendo algo viscoso.
—Estas sangrando, espera aquí ya vengo Mac cuida de ella—. Sus ojos se oscurecieron y su cuerpo tomo la postura de alguien molesto, camino hacia donde habían unos chicos.
—Mac es mejor interceder—. Le dije al perro como si él me entendiera.
Camine hacia ellos. —¿Quien de ustedes mocosos fue el que la golpeó?—. Decía mirando a los tres chicos que tenían unos frisbee.
Con eso me habían golpeado. —Josiah por favor déjalo así—.
—No Adeline ellos te golpearon, aquí no se juega con eso y ellos deben saberlo muy bien, le piden disculpa o los obligó a los tres—. Los chicos me miraron.
—Disculpe señorita no fue nuestra intención golpearla —. Se veían apenado.
—Descuiden pero otro día no jueguen aquí no saben a quien podrían darle un mal golpe—. Ellos asintieron.