La Señora

❤Capítulo 11❤.

Josiah.

 

Soy cayado por sus labios que toman los míos con una posesividad, de inmediato muevo los míos al compás de los suyos, la estrecho entre mis brazos y la voy acostando en el sofá despacio, termino de acostarla en el sin echarle mi peso me coloco sobre ella, nos besamos como si no hubiera un mañana.

 

En verdad me sentía como un adolescente, saboreo sus labios me encanta sentir su textura y su delicadeza.

 

—Dasha si sigo así...

 

Muerde mis labios. —Sshh solo bésame y no hables, dejémonos llevar por lo que sentimos en este momento y si perdemos la cordura no importa somos dos adultos no—. Sonrió sobre sus labios.

 

—Deseo perder la cordura contigo mi señora—. Ataco sus labios de forma delicada como ella lo es, sus manos recorren mi espalda con cada toque mi cuerpo se estremece...

 

Nos besamos de todas las formas conocidas, mi cuerpo la desea y mi muchacho clama por ella.

 

—Deseo que seas mía Dasha Melitón—. La miro a sus ojos que cada vez lucen más incandescente. —Se que es muy apresurado pero..

 

Lleva sus manos a mi pecho y me empuja quitándome de su cuerpo. —Lo siento yo se que es...

 

Calla mis palabras con sus besos, se coloca sobre mi. —No hables, las palabras sobran en este momento, deja que nuestros cuerpos hablen por si solos si hay química ellos se entenderán—. Vuelve a besarme, sus manos se mueven por todo mi cuerpo con una maestría.

 

Quita mi corbata y desabotona mi camisa, llevo mis manos a su espalda buscando el cierre de su vestido pero no lo encuentro.

 

—A los lados si buscas el cierre—. Habla entre besos.

 

Llevo mis manos a su costado derecho deslizó el cierre y con la otra mano deslizó la manga del vestido, me levanto con ella y colocó en el piso.

 

Deslizó el vestido y lo dejo caer, la tomo en mis brazos y la llevó a mi habitación, la colocó en la cama. Y la observo de pies a cabeza solo su ropa interior cubre su cuerpo.

 

—Me encanta lo que veo—. Me inclino, ataco sus labios con deseo y pasión, quito mi saco y lo tiro al igual que mi camisa, quito mis pantalones y los tiro. La observo de reojo, muerde sus labios, se levanta de la cama y me toma del cuello.

 

Nos volvemos a besar como si nuestra vida dependiera de ello y de ese beso perdemos la cordura totalmente ella me hace su suyo de una manera tan apasionada, nunca estuve una experiencia como esta.

 

Luego del primer encuentro tan apasionado que estuvimos o mejor dicho que ella me brindo vinieron otros donde explotábamos como si fuera el primer encuentro, la pasión se desbordaba entre nosotros. Nunca pensé sentir algo como lo que siento al estar con Dasha, en cada encuentro era como si conociera y experimentará algo nuevo, era como si fuera la primera vez que sentía a una mujer y estaba con una cuerpo a cuerpo, me sentía como si fuera un adolescente experimentando su sexualidad.

 

Espere que ella durmiera, me quedé despierto pensando si había sido otro sueño mojado con Adeline. Me acomode a su lado, hundí mi nariz en su cuello sintiendo su aroma tan embriagador, ese aroma que me vuelve loco, la estreche entre mis brazos, mientras ella se acomodó en mi pecho. La contemple por unos dos minutos hasta que caí en un profundo sueño….

 

Día siguiente.

 

Me estire un poco, palpe la cama al no sentirla abrí mis ojos, había sido otro sueño. Pero su olor estaba en mi cama y hasta mi cuerpo estaba impregnado en su olor, me levanté y fui al baño al no verla, salí y fui a la sala, la busque en la cocina sin encontrar rastros de ella.

 

—No fue un sueño—. Digo llevando mis manos a mi rostro. —Mac dime qué no fue un sueño que Dasha estuvo aquí—. Mac me ladra y lleva su pata a los ojos. —¿Qué te pasa?—. Vuelve a ladrar, miro mi entrepiernas. —No seas tonto Mac tu andas peor que yo y no te digo nada, dime Dasha estuvo aquí o fue otro sueño—. Me hecho para atrás y siento que algo me pulla. —Joder—. Mascullo llevando mi mano a mi trasero sintiendo algo me hecho a un lado y busco el objeto al sentirlo lo saco, mi ceño se frunce y una sonrisa aflora de mis labios. —No fue un sueño Mac este es un pendiente que ella cargaba Mac donde estas odio que me dejes hablando solo—. El susodicho aparece con un papel en la boca. —Y eso—. Lo tomo y lo abro.

 

Lamento no despertar a tu lado pero tengo compromiso a primera hora, además debo atender otros asuntos con mi madre, en fin nos vemos en la tarde. Te gustaría que cenemos juntos si no tienes compromiso, espero tu respuesta, agendó mi móvil para que te comuniques conmigo, no llegues tarde al trabajo.

 

Sonrió como adolescente enamorado. —Para ti mi señora nunca tendré compromiso—. Tomo mi móvil y le marco.

 

Tres repiques después escuchó un suspiro en la línea.

 

—¿Estas ocupada?—.

 

—No ya voy saliendo—.

 

—¿Que tal si empezamos nuevamente?—.

 

—¡Me parece bien!—.

 

—Buenos días señora mía—.

 

—Buenos días jovencito mío—. Toso al escucharla. —Por que yo soy tuya y yo no puedo decirte mío—.

 

—No es eso, es que bueno yo no pensé que me dirías que era tuyo—.

 

—Desde el momento en que nuestros labios se fundieron tu me perteneces—.

 

—Eso me encanta así como yo soy tuyo tu también eres mía—.

 

—Si—.

 

—Quería despertar a tu lado pero ya leí tu nota eres una mujer ocupada y lo entiendo y con respecto a la cena que te parece si yo cocino para ti—.




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