Dasha.
—No amor está propuesta de matrimonio es sería, ¿te casaría conmigo?—. Dice serio, parpadeo.
—Estas seguro de querer casarte conmigo Josiah, el matrimonio para mi es para toda la vida, si algún día quieres el divorció no te lo daré—.
—Dasha amor quiero pasar toda mi vida contigo no tengas dudas de ello—.
—¿Seguro?—. Pregunto para ya darle una respuesta concreta a su propuesta tan rara e infantil.
Pero así es él, algo que adoro y no se por que. —Si amor totalmente seguro—. Responde.
—Si quiero ser tu esposa Josiah Nathaniel Valmiera Candanedo—. Digo abrazándolo.
—Entonces déjame ponerte el mejor anillo que podrías tener en la vida y que alguien te pueda dar—. Sonrió.
—Es único ya lo sé—.
—Si lo es amor dime quién te propondría casarse contigo y que se arrodille ante ti con un anillo como este—. Dice mostrándome el anillo de juguete.
—En su sano juicio nadie creo o tal vez solo tu—. Sonrió.
—Puede ser.. me permites colocarte el anillo más espectacular de todo el mundo—. Le doy mi mano.
—Espera por que no lo dejas así y lo guardamos para contarle a nuestros pequeños cuando no sean tan pequeños la forma tan peculiar que su padre utilizó par pedirme matrimonio—.
—Si, es que su padre es único y raro en su especie—. Sonrió y niego. —Cierra los ojos solo será un momento—. Me dice, cierro mis ojos, siento que desliza algo por mi dedo.
—Puedo abrir mis ojos ya—.
—Si ya—. Abro mis ojos y veo un hermoso anillo en mis dedos.
—Josiah dijiste que..
No termino de formular la oración ya él me calla con sus labios.
—Esta hecho especialmente para ti mi amor—.
—Lo hiciste tú verdad—. Asiente. —Es hermoso—.
—No más que la mujer que lo posee—.
—Te amo —. Digo abrazándolo.
—Y yo te amo más—.
—Y para cuando quieres que fijemos la boda—.
—Tal vez dentro de unos dos meses quiero verte con un lindo vestido modelando esa hermosa pancita—.
—¿Pancita?—. Sonríe.
—Es que cuando estaba en coma soñé que me casaba contigo pero tu estabas embarazada—. Parpadeo incrédula. —Se que suena loco pero es así amor soñé que tu y yo nos casábamos en un hermoso jardín y tu tenias el vientre abultado—.
—Entonces debemos hacer ese sueño realidad—. Rodeo su cuello. —Pero lo haremos en el hotel y contrataré una organizadora de bodas no estoy para esos detalles y menos con esta pansa—. El me muestra esa sonrisa que me enamora cada día más.
—Pero mamá querrá ayudar al igual que mis hermanas—.
—Podremos supervisar los detalles de cerca—. No es que no quiera preparar mi propia boda pero me estresaría mucho y no quiero poner en riesgo a ninguno de mis niños o niñas.
—Esta bien amor todo será como tú quieras.. crees que mañana podemos ir a la tumba de tu difunto esposo—. Lo miro.
—¿En verdad mi amor?—.
—Si quiero pedir su bendición y quiero hablarle de mi promesa, no te molesta ¿verdad?—.
—No—. Digo acariciando su rostro. —El también estará feliz de conocerte—. Suspiro.
—Vamos a dormir debes estar cansada—.
—Lo estoy, no es fácil cargar dos bebés—. Nos levantamos y nos retiramos.
Tomamos una ducha juntos, Josiah lava mi cuerpo ya que ahí algunos lugares donde no alcanzo, no se como haré para cuando tenga unos seis o más.
Luego de duchados nos vamos a dormir pero como mis hormonas andan a mil no le queda más remedio a Josiah que complacerme y claro que no es que le estuviera que rogar. Después de saciado mi deseo nos dormimos.
Al día siguiente nos levantamos temprano para ir al mausoleo donde yacen los restos de Michel. Me da nostalgia ir a ese lugar pero no he dejado de ir desde que él partió y ahora estando con Josiah tampoco he dejado de ir.
—Estas lista mi amor—.
—Si—. Tomo mi bolso y salimos de la habitación.
Antes de ir al cementerio pasamos a la floristería a comprar flores al llegar a su tumba suspiro al recordar su sonrisa, Josiah toma mi mano y le da un apretón.
—Estas bien—.
—Si, solo recordaba algunas cosas de Michel, cada vez que vengo aquí tengo un nuevo recuerdo de él—. Y no es que haya olvidado sino que son cosas que no recordaba, pero lo que más recuerdo de él es su sonrisa y esa mirada penetrante y profunda. —Hola amor te presento a mi segundo gran amor, te acuerdas que te he hablado de él—. Miro a Josiah y le sonrió. —El quería conocerte así que lo traje, él es Josiah Nathaniel Valmiera Candanedo mi futuro esposo, anoche me pidió que fuera su esposa se que eso te hará feliz ya que fue una de las últimas cosas que me pediste, espero me acompañes en espíritu, pide un permiso para que estés conmigo—. Una lágrima rueda por mi mejilla la cual Josiah limpia con su pulgar.
—Es un gusto conocerlo señor Melitón, espero no le moleste mi atrevimiento de venir, pero quería pedir su bendición ya que como dijo Dasha nos casaremos pronto—. Me mira. —Además de eso vengo a pedir su permiso para usar su nombre, quisiera nombrar a uno de los bebés como usted en su honor, aún no sabemos que serán pero si hay algún varoncito lo nombraremos Michel aún no sabemos que otro nombre ponerle pero su primer nombre será Michel—.
—Así es Michel—.
—Prometo cuidar de Dasha como usted lo hizo, se que no me puedo poner a su nivel pero lo intento día y noche, pero aquí lo que importa es que amo a la mujer que usted una vez amo con él alma y yo la amo igual que usted y con la misma intensidad—. Lo abrazo.