La Señora

❤️ Capítulo 34 ❤️

No termina de hablar porque la suspendo en el aire y la subo a mi hombro.

 

—Josiah bájame.

 

—Nos vemos, se la devuelvo pronto lo prometo —Digo ignorando su pedido.

 

—Josiah que me bajes.

 

—No ya dije que estas secuestrada.

 

—No es gracioso Josiah Valmiera.

 

—No, no lo es y tampoco que no hables conmigo.

 

—Que tenga buena señor.

 

—Gracias Jaime me dejaron algo por aquí.

 

—Si señor aquí está.

 

—Gracias.

 

—Jaime por favor ayúdame.

 

—Lo siento señora.

 

—Tú y yo hablaremos luego —Le dice a Jaime el portero.

 

—Yo corro con todo Jaime —Voy hacia el auto, la subo y subo de inmediato.

 

—Se puede saber que te sucede.

 

—No puedo pasar por mi esposa a su trabajo.

 

—Tú esposa si claro, Jonathan detente, ahora Jonathan.

 

—Lo siento señora, pero recibo órdenes del señor Valmiera.

 

—Ya veo todos se han puesto en mi contra.

 

—No lo creo amor ellos solo quieren que nos arreglemos.

 

—Eres desesperante, se puede saber a dónde vamos —No la miro su fiereza me encanta y podría hechas a perder todo. —Josiah te estoy hablando.

 

—Hablaremos cuando lleguemos a nuestro destino —Resopla y se cruza de brazos me da una mirada y yo le sonrió.

 

Jonathan sigue la dirección que le di, durante esa hora y media que estuvimos en el auto nadie dijo nada.

 

—Cuando vamos a llegar a donde sea que vamos.

 

—Ya llegamos —Digo abriendo la puerta, bajo y le extiendo la mano para que baje de mala gana lo hace.

 

—¿Qué hacemos aquí? —Cuestiona mirando la cabaña a orilla de la playa.

 

—¿No te gusta?

 

—Solo responde.

 

—Estamos aquí para resolver nuestras diferencias.

 

—Diferencias, bien acabemos de una vez con esto.

 

Caminamos hacia la puerta que está media abierta entramos le hago seña a Jonathan para que meta todo y se vaya, ya él sabe cuándo tiene que volver. Mira detenidamente el lugar.

 

—Dasha amor no sé qué fue lo que hice y como no has aceptado sentarte conmigo estuve que secuestrarte.

 

—Si esto es lo que es un secuestro estoy aquí en contra de mi voluntad.

 

—Lo sé, pero por favor sentémonos a conversar esto que te molesta no puedo más con esto mi amor no soporto tu indiferencia.

 

—Es por eso, no pudiste esperar que fuéramos a casa y hablar de ello.

 

—¿Cuándo? llevo tres días intentando hablar contigo y nada.

 

—Estaba ocupada con los hoteles.

 

—Y qué es más importante nuestra relación o tus hoteles.

 

—Oh no señorito no venga a mezclar las cosas sabes que la reunión estaba encima.

 

—Si lo hago, son tres días que es solo hola y Adiós, y eso no me agrada Dasha se supo

 

nía que nuestro matrimonio sería basado en la comunicación y la verdad, dime qué te está pasando.

—Tu debes saber qué pasa.

 

—Yo… soy adivino ahora y no me había enterado.

 

—Ya lo olvidaste no recuerdas lo que sucedió ese día; es que ¡huy de solo pensarlo me da coraje!

 

—De que hablas amor, acaso estas pasando por algún desajuste emocional. —Me mira con enojo.

 

—Estas insinuado que estoy entrando a la menopausia —Dice dramática.

 

—Dios no amor, no fue lo que quise decir, pensé que tú ya sabes —miro su vientre. —Pensé que estabas —señalo su vientre. —Con los gemelos te pusiste de mal humor y pensé que era lo mismo —Me mira pensativa.

 

—No… estoy así porque tú te estabas besando con esa… ¡huy Josiah! —Suspira.

 

—Besando con quien Dasha se más específica los únicos labios que recuerdo haber besado son los tuyos.

 

—No mientas Josiah te estabas besando con esa mujer, te vi eso fue el día que fuimos al Zoológico —La miro detenidamente.

 

—Carajo Dasha, sabes que es lo que te mereces Dasha Adeline de Valmiera, mereces unas buenas nalgadas —Sentenció enojado.

 

—Atrévete Josiah Nathaniel Valmiera, hazlo te reto —Dice furiosa, me cruzo de brazos.

 

—No puedo creer que por eso estés así, Dasha no pudiste hablar conmigo sobre eso.

 

—Y que te iba decir mira Josiah te vi besar a esa fulana en el Zoológico.

 

—De hecho, si, en vez de sacar conclusiones a la ligera.

 

—Conclusiones si claro.

 

—Amor sentémonos si por favor —Pido.

 

—Bien te escucho —toma asiento en el sofá y hago lo mismo.

 

—¿Qué fue lo que viste según tú?

 

—¡Según yo Josiah!

 

—Solo di que fue lo que viste.

 

—Te vi sostenerla por la cintura y estabas pegado a ella se lo que vi Josiah te estabas besando con ella —Frunzo el ceño.

 

 

—Dios no amor no besé a nadie y esa fulana es vecina en el edificio donde vivía —Suspiro. —Amor ese día casi la atropella un auto así que corrí hacia ella, cuando la jale del antebrazo ella choco contra mi cuerpo quedando pegada a mi cuerpo, pero no la bese jamás escúchame jamás besaría a nadie que no fueras tú solo quiero saborear los labios de mi esposa —Me arrodillo y tomo sus manos.

 

—No te creó.

 

—Dasha mírame —Acuno su rostro. —Amor dime que son esas inseguridades dónde está la mujer que aguerrida y confiada de la que me enamoré.

 

—Aun sigo siendo esa mujer.

 

—No lo parece Dasha.

 

—La vi cerca de tu rostro, era como si se estuvieran besando.

 




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