La Tóxica

Por fin, vuelvo a verte.

Luego de ese día, pasaba por el negocio de carnicería del pueblo, y miraba para ver si podía verte de nuevo.

Pero no lograba dar con el, no lo veía en ese lugar. Un día mi hermano yuye me envió al pueblo, a buscar para la comida, yo corrí enseguida a ese lugar a ver si lograba verlo de nuevo. Pero el dueño de la carnicería me saco de lo que pensaba. El chico había dejado de trabajar con el desde ese día.

Me resigne y no busque más, me resigne a seguir con una relación que veía que en mi vida no tenía sentidos.

Para esas fechas debía de ir al viaje que los jóvenes tenía planificado. Así que fui al Retiro Espiritual. En San Cristóbal Venezuela, la pasé de maravilla. Me sentí diferente y genial fue lo mejor.

Al regresar tuve muchos problemas, con mi novio bueno si así podría decirle a esa relación, que no tenía nada de futuro. Se veía a leguas que más adelante iban a seguir los problemas, sus padres no me querían, era menor de edad y yo no lo sabía, y para colmo me denunciaron. Yo ni sabía que él era menor de edad. 

Pero antes que ocurriera esa denuncia, hay estaba una noche llegué a la iglesia. Un servicio de jóvenes normal gososo, hay en medio de los jóvenes estaba el. Había llegado con la invitación que le hizo la hermana María era su vesina. Me llamo aún más la tensión. Cuando me lo presentaron pensé que él iba solo como invitado ese día pero no estaba equivocada. El comenzó a asistir a todos los servicios de la iglesia todas las semanas hasta a los que hacíamos en las casas. Era para mí una dicha. Yo corría de primera a asistir a todos también. Y si sabía que él iba más.

Una tarde tocó un poco retirado de la iglesia un servicio en una casa, ese día me tocó dirigirlo. Así que fui temprano. Y en compañía del pastor y unos hermanos de la iglesia fuimos el estaba hay también, me gustaba mucho verlo. Me sentía bien había algo en el que me llamaba la atención, no pensaba en más nadie solo en mirarlo. Luego que el servicio termino, me acerque a la camioneta de el papá de mi amigo Raifren el hablaba con Jesús. Y yo entre a esa conversación.

Yo: Me podrías enviar mensajes de textos bonitos, es que a mí me gustan mucho y me gustan tenerlos en el celular.

Raifren: Yo tengo pero me da flojera enviarlos.

Jesús: Si quieres me das tu número y yo te envío. Tengo muchos.

Así que sonreí y le di de inmediato mi número.




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