La Tríada

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Tiempo se hallaba frente al reconocido templo emblemático de Existencia, una estructura un tanto antigua que albergaba conocimientos indispensables para la subsistencia de los seres. Aquella estructura palaciega era llamada: «La Pesadumbre Del Ser», comúnmente asociada con la identidad de la existencia. Tiempo, antes de entrar a «La Pesadumbre Del Ser», hizo un ademán de melancolía. Se adentró con pasos quedos, pero seguros. Volteaba una y otra vez, parecía que los pasajes eran un laberinto con principio, pero sin fin alguno.

Se encontraba delante de la alegoría de la silueta de la existencia, cuyo rótulo más arriba expresaba: «Cogito Ergo Sum». Aquella alegoría sujetaba un pergamino inexpugnable, muy antiguo, pero con un estado intacto, enrollado por un frágil y dúctil hilo de hilos de carácter rojizo. Tiempo señaló el pergamino con el dedo índice, lo que lo hizo de inmediato desaparecer, después se encaminó hacia la salida, sus pasos denotaban una postura categórica; sin embargo, también denotaban una docilidad en su ser existencial.

Tiempo caminaba, caminaba y, una vez más, caminaba, pero no lograba encontrar la salida. Cada vez más, mientras el tiempo transcurría, parecía que Tiempo envilecido por la pérdida de la noción del tiempo se disociaba de Tiempo. Cada disociación identitaria más era la confluencia de la disociación existencial de Tiempo. Cada disociación existencial más era «La Pesadumbre Del Ser» de Tiempo.

 «¿Qué es, en realidad, el tiempo?», pensó Tiempo. «¿Qué soy “yo” para el tiempo?», discurrió Tiempo. «¿Soy un ser temporal?», se preguntó Tiempo. «¿Qué es un ser temporal?», se interrogó Tiempo. «¿Soy un ser?», se cuestionó Tiempo. «¿Qué es un ser?», inquirió Tiempo. «¿Quién soy?», indagó de manera inquisitiva Tiempo.

No obstante, la reminiscencia de Tiempo lo impelió a recordar vagamente el rótulo allende de aquella alegoría de la silueta de la existencia: «pienso, luego existo». Eso, precisamente, era lo que es idealmente Tiempo: un ser pensante. «Parece que en tanto que soy ser pensante, soy», pensó con un poco de rezago Tiempo. Había encontrado la salida a «La Pesadumbre del Ser», al menos, la salida a «La Pesadumbre del Ser» de Tiempo.



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En el texto hay: seres sobrenaturales, dioses, reliquias antiguas

Editado: 04.12.2020

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