La única excepción

Capítulo 4

No sé cómo será esto de las pruebas. Pero a como lo veo, han habido chicas que les ha ido muy mal. Han fallado en casi toda la coreografía que las animadores han hecho.

Hago una mueca de disgusto cuando una de las chicas gira al lado contrario en el que todas van y choca con otra, haciéndola perder el equilibrio.

―Ambas. ¡Están fuera! ―los gritos de Andrea, la capitana del equipo, no se hacen esperar.

Las chicas se van murmurando lamentos y las demás siguen con la coreografía. La música resuena por los parlantes mientras pocas personas, como yo, están en las gradas, observando las pruebas.
Miro a Katty, con una licra negra que le llega por las rodillas, también lleva unas tenis deportivas celestes, que están a juego con su blusa de tirantes.

La verdad no se le da mal, lo hace muy bien, y desde que empezaron no se ha equivocado.

Andrea la mira de pies a cabeza, inspeccionando sus movimientos, noto como Katty se tensa, pero lo sigue haciendo igual de bien.

La canción deja de escucharse y la capitana les ordena que se sienten, mientras les da algunas instrucciones.

―...pegaremos las listas con los nombres de quienes lograron entrar en el tablero de anuncios ―es lo único que logro escuchar, con todo el ajetreo que provoca el equipo de hockey, entrando por la puerta del gimnasio.

Supongo que ya han acabado las pruebas de los Wild.

―Eso es todo ―dice Andrea, sonriendo de forma coqueta hacia... ¡Dios! ¿Cómo no puedo recordar su nombre? Dejémoslo como el amigo de Jacob.

Este, por su lado, también le sonríe, pero de una manera pícara. Ruedo los ojos y miro a Katty acercarse. Rápidamente mis ojos viajan hacia el moreno, quién la mira, y cuando nota mi mirada, la desvía.

―¿Cómo te fue? ―le pregunto, cuando se sienta a mi lado.

―Creo que bien ―se encoje de hombros y toma un poco de agua de la botella que lleva en su mano.

―¿Cuándo podrás ver las listas? ―le pregunto mientras despega la botella de su boca.

―El lunes ―responde, mientras se limpia con la mano libre el sudor de la frente.

Después de las pruebas, que eran posteriormente a las clases, nos dirigimos hacia la salida del instituto.

―Nos vemos ―Katty se despide de mí y empezamos a caminar al lado contrario.

Ella tomará el autobús en una parada que queda a pocas cuadras de aquí, mientras tanto, yo caminaré a casa.

Saco los audífonos y los conecto a mi celular. La canción Stiches de Shawn Mendes comienza a sonar.

La murmuro mientras mis pies caminan ligeramente, hoy no me precisa llegar a casa, y aunque podría llamar a Brian, no quiero. El día está muy tranquilo.

De reojo, miro un auto bajar la velocidad, yendo a mi mismo ritmo, por lo que me espanto. Puede ser un secuestrador... o un asaltante.

Apresuro el paso pero el automóvil también lo hace. Quito mi audífono derecho, para poder escuchar bien si fuera el caso de que se bajara del auto y yo tuviera que correr, pero es entonces que escucho su voz después del claxon, haciendo que lo ignore y me vuelva a poner el audífono.

Ese idiota otra vez. ¿Es que acaso no se cansa de molestar?

―Oye, te llevo a casa ―lo escucho decir.

¿Llevarme a mi casa? Está demente.

―Puedo ir sola ―gruño.

―Oh, vamos...

―Esfúmate. Puedo caminar ―lo interrumpo, antes de que siga hablando.

―Solo quiero llevarte a tu casa.

¡Ja! Idiota.

―Entiéndelo, no quiero que me lleves a casa. Y no quiero ser grosera, pero tengo pies y para algo son, ¿no crees?

―Sólo te estoy haciendo un favor.

¿Favor? Este querrá algo a cambio.

Me detengo de golpe y lo fulmino con la mirada, es muy necio.

―Dije que no, entiéndelo. Y no quiero ningún favor que provenga de ti ―digo con tono seco y empezando a caminar.

Los chicos a veces son muy tercos e insistentes. Aparte, el cielo está claro y no va a llover, sumándole el hecho de que caminar no es un problema para mí.

Ese tonto pensó que seguro soy una de esas niñitas caprichosas que obtienen lo que quieren o de esas que apenas ve un chico guapo como él le dirá que sí en seguida, eso es... Un momento, ¿guapo?

Bueno, hay que admitirlo, es bastante atractivo, y eso me hace sentir raramente incómoda, aún así, si hubiera sido Chris... Vaya, no hubiera dudado en aceptar. Claro, en plan amigos.

Por suerte, el amigo de Jacob no me ha seguido, de seguro se cansó y al primer momento que he dicho eso, desistió. Sólo espero que no siga molestando.

Abro un poco la puerta de casa y todo está en silencio, supongo que mamá o papá aún no han llegado.

Y Brian... qué extraño, ¿no comenzaba la semana que viene las clases en la universidad?

Abro la puerta a totalidad, empezando a caminar.

Tal vez salió con sus amigos o...

Una cosa viscosa borra mi visión, me empapa de pies a cabeza. Estoy estupefacta. ¿Qué pasó? ¿Qué rayos es esto?

Las carcajadas no se hacen esperar. Brian, desde el inicio de las escaleras ―y qué bien lo ha pensado, porque de lo contrario ya estaría pateando su trasero― con un tarro pequeño y verde a sus pies, celular en mano y la otra en el estómago se ríe. ¡El muy desgraciado me está filmando!



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Editado: 16.06.2018

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