La venganza es dulce como Breanna

Capítulo 13

En un momento solo es Dominick quien me besa, yo aún no salgo de la sorpresa inicial de sentir sus labios suaves contra los míos. Cuando mi labio inferior se pierde en su boca mi razón desaparece y las ganas de besarlo como hace tiempo he querido, aparecen. Siento como mi corazón late fuerte antes de que de una manera que podría ser vergonzosa por lo desesperada que me encuentro, mis manos se mueven hacia su cuello y lo atraigo más a mí.

Me pierdo.

Me pierdo completamente en este descoordinado beso donde la desesperación es el mayor componente. Sus labios barren los mis antes de atrapar mi labio inferior y chuparlo con fuerza, un jadeo se escapa de mis labios antes de que mis manos se enreden en su pelo y tire de él, él tira de mis labios. Mi lengua busca abrirse paso y entra como si fuese dueña de la suya, las manos de Dominick se sujetan a mi cintura donde hay un agarre fuerte. Me acomodo sobre él y lo próximo es él incorporándose y yo quedando ahorcadas sobre él. Nuestras lenguas juegan conociéndose y solo sé que mi mente no pertenece a mi cuerpo en este momento, siento como lava ardiente se transportara por todo mi cuerpo.

Cuando estamos necesitados de un respiro me separo lentamente y los labios de Dominick pasean por mi cuello en una caricia que me hace estremecer sobre él. Una de sus manos llega hasta mi culo donde hay un agarre y gimo en su oído cuando me hace moverme un poco sobre él. Joder.

Escucho un ruido y reacciono.

Esto está mal.

Él tiene prometida.

No seré un juguete para nadie.

Me separo de él y cuando Dominick abre los ojos, la profundidad y la oscuridad en ellos me hace tragar en seco. Cuando trato de levantarme él no me deja.

—No—susurra despacio y lame mi cuello—no te alejes—niego rápidamente.

—Déjame levantarme—creo que escucha mi suplica porque su agarre se hace flojo y me levanto rápidamente. Siento mis mejillas calientes, aunque no solo mis mejillas lo están, todo mi cuerpo está caliente y eso es tan vergonzoso.

—Aquí traigo el agua—miro a Aarón quien entra con una pequeña sonrisa. Le pasa el agua a Dominick quien la bebe sin dejar de mirarme un solo segundo.

—Lindas piernas—dice con voz ronca. Trago en seco y asiento de manera distraída.

—Hora de dormir—de manera torpe se quita la camisa y quiero gemir por lo bueno que esta, pero eso sería más que vergonzoso. Cuando va a su pantalón, hago algo que hace reír a Aarón, me giro dándole la espalda.

—Ayúdame, Brauner Engel—me giro y lamo mis labios evaluando ese glorioso cuerpo frente a mí en tan solo unos ajustados bóxer que hacen mi garganta secarse.

—Yo lo hago amigo—dice Aarón para ahorrarme la situación.

—No, ella—suspiro y tratando de salir pronto de todo esto lo ayudo a sacarse los zapatos y el pantalón. Cuando me levanto para irme otra vez tira de mí, pero esta vez es más rápido y me coloca bajo su cuerpo, entierra la cabeza en mi cuello—mejor—lame mi cuello y miro con los ojos abiertos a Aarón que rápidamente busca quitarme el colosal cuerpo de encima. Con mi ayuda lo logramos y el ebrio no parece feliz.

—A dormir—él frunce el ceño antes de que lo haga y me mire.

—Mi besito—suspiro agachándome y besando su frente. Él cierra los ojos y en unos minutos lo escuchamos dormir.

Paso una mano por mi rostro y miro a Aarón, él me hace señas y salimos de la habitación cerrando la puerta. Cuando tomo asiento en su sofá siento que he vivido más años del permitido.

—¿Cansada?—pregunta con una pequeña sonrisa.

—Ya lo creo—él sonríe.

—Lamento todo esto—murmura y me brinda una copa de vino, la declino, pero él si bebe una.

—Tranquilo, se cuan insoportables pueden ser los culos ebrios—él sonríe antes de observarme con atención.

—Creo que le gustas—dice de manera casual, abro los labios con sorpresa.

—Lo dudo—agito mi mano y él sonríe.

—Créeme, debes gustarle mucho—suspiro y recargo mi cabeza de una mano, mi codo se hunde en mi rodilla para mantener equilibrio.

—No importa que le guste, sigue comprometido con Patricia ¿no?—él me da una sonrisa triste y pasa una mano por su pelo. Sus ojos se centran en mi dándome toda su atención.

—Dominick tiene muchas responsabilidades con él, debes saberlo—me enojo de hombros.

—Eso lo sé, pero, eso no cambia nada la situación—Aarón va a decir algo más, pero permanece en silencio—¿me podrías llevar a casa? Estoy agotada—él me mira.

—Deberías dormir aquí, sé que Alice no está, eso me tendrá un poco inquieto. Hay una habitación disponible—señala el pasillo.

—Te tomaré la palabra solo porque estoy sumamente agotada y puedo ver que tú también—él asiente de manera distraída y camina a guiarme a la habitación. Tomo mi bolso para seguirlo, al entrar veo todo pulcramente limpio.

—Voy a buscarte algo para que puedas dormir—lo veo salir y dejo mi bolso en la mesa de noche sentándome y quintándome los tacones. Una suerte que no elegí ponerme tacones muy altos—aquí tienes—me tiende una camisa enorme y uno bóxer—en el baño encontraras todo por si te quieres dar un baño—me dice—gracias por todo, Breanna—deja un beso en mi mejilla y sale.

Cierro la puerta pasándole el seguro y voy hasta el baño. Me despojo de todo y me tomo una ducha para luego cepillar mis dientes, cambiarme y acostarme a dormir.

Cuando estoy en cama abro mis ojos grandes.

—Me besé con Dominick—susurro a la nada—y me encantó como besa—con la sensación de sus labios sobre los míos me duermo, lástima que mis sueños son muy húmedos y no algo dulce.

***

Despierto con un bostezo. Abro los ojos con sorpresa al ver lo tarde que es. Me incorporo confundida hasta que recuerdo todo lo del día anterior. Cuando estoy lo suficientemente despierta entro al daño y veo la maraña castaña que soy en las mañanas. Suspiro y escucho el ruido de la puerta siendo tocada suavemente. Al salir y abrir encuentro a Aarón mirándome.

—Te traje algo de ropa, cámbiate y vamos a desayunar—me guiña un ojo y asiento.




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