Capítulo 20

Tomo de mi copa de vino mientras miro a Dominick de reojo. El mismo hombre que hace una hora me abrió su corazón de una manera única, me confió su pasado, su dolor, su temor. Él confía en mí. Eso me hace sonreír y mirar nuevamente la televisión porque decidimos que es divertido ver películas luego de él me confesara todo. Supongo que solo es para ignorar la fuerte atmosfera que nos rodeó hace un rato. Ya saben, eso de que si lo ignoramos no existe, lo cual es muy absurdo.

Muerdo mi labio inferior, porque él dijo que quiere luchar por mí, que me quiere a su lado. El mismo hombre que ha tenido severos cambios de humor todo el tiempo y que muchas veces me saca de mis casillas. No puedo evitar que una pequeña sonrisa se forme en mis labios, cuando giro a mirarlo él me esta observando con curiosidad y atención. Parpadeo ganándome una bonita sonrisa de esos labios tan tentadores que tiene. Me siento como una niña pequeña obteniendo un vistazo del niño que le gusta, esa emoción rara en mi interior me lo confirma.

—Breanna—mi nombre en sus labios siempre es algo que me gusta escuchar. Como ese acento hace que suene delicioso viniendo de él, debo estar realmente loca, pero no me importa.

—¿Si?—pregunto y le regalo toda mi atención ganándome toda la suya. Me gusta mucho tener la atención de Dominick solo para mí. Algo sorprendente, no me importa compartir, pero justo ahora no la quiero compartir con absolutamente nadie.

—Tú me debes algo—frunzo el ceño sin recordar deberle algo.

—No, no recuerdo—murmuro dejando la copa vacía en la mesa y mirarlo. Él me regala una traviesa sonrisa.

—Cuando sacaste a Amanda de casa, dijiste que harías lo que yo quisiera—habla en voz baja, un delito debería ser que posea esa voz tan varonil—por lo que ahora te diré qué quiero—él me invita a levantarme y eso hago. Me levanto y me planto frente a él. Dominick me observa de una manera estupenda, como cuando descubres la obra de arte más hermosa, o por lo menos es la manera en la que siento que él me ha observado toda la noche.

Ahora solo puedo mirarlo mientras sus ojos se van oscureciendo a medida que admira mi cuerpo. Trago en seco sintiendo pesado mi pecho y mi respiración poco a poco va comenzando a volverse rápida. Él se levanta quedando frente a mí, tengo que levantar la mirada ante su altura. Sonrío un poco cuando él lo hace. Una de sus manos cae en mi cadera y la otra va detrás de mi cuello para hacerme mirarlo. Lamo mis labios esperando por él.

>> Me debes un beso—asegura y yo sonrío sin poder evitarlo—espero que cumplas con tu palabra—muerdo mis labios y él capta esta acción.

—Cumplo mi palabra Dominick—susurro atrapada en su hechizo—bésame—no tengo que pedirlo dos veces para que ocurra.

Sus labios caen sobre los míos en un beso lento, pero húmedo. Me besa con suavidad como si buscara guardar cada pequeño detalle de este beso. Mis manos se adentran en su pelo y correspondo con entrega. Siento mi labio inferior ser succionado para que luego él lo lama. Pronto el beso va subiendo de nivel y ya no es lento.

Dominick sabe lo que hace con esa boca porque pronto somos dos dementes buscando del otro todo lo que puedan, ladeo mi cabeza y atrapo su labio mordiéndolo con suavidad antes de que la mano en mi cadera caiga en mi trasero haciéndome dar un respingo. Una de mis manos acaricia su espalda mientras poco a poco comienzo a moverme. Dominick se separa de mi cuando cae en el sofá. Mi vestido se sube cuando me siento ahorcadas sobre su cuerpo y lo beso nuevamente con mucha pasión en mí. Mis labios buscan todo lo que él sea capaz de dar y mis manos recorren su pecho sobre la camisa sintiéndolo tensarse bajo mi toque.

Tomo la iniciativa adentrando mi lengua en su boca y él sale al reencuentro con la suya. Ambas luchan con frenesí y siento mi respiración pesada. Mi cabeza solo puede enfocarse en lo bien que me está besando este condenado hombre. Sus manos que parecen muy cariñosas, vuelven a mi trasero donde aprieta haciéndome jadear. Dominick se separa respirando agitado y besa mi mentón, cierro los ojos disfrutando cuando su boca va a mi cuello y besa con suavidad antes de que su lengua lama lentamente y yo sienta que mi cuerpo poco a poco comienza a subir de temperatura.

Trago en seco cuando llega a la curva que conecta con mi hombro. Él baja la tira del vestido para besar todo mi hombro suavemente, antes de separarse y mirarme fijamente. Siento que el tiempo se detiene y solo soy capaz de observar a Dominick con mucha atención. Lamo mis labios sintiéndolos algo inflamados y eso es antes de que vuelva al ataque. Escucho voces a los lejos, pero estoy más concentrada en este hombre que solo soy capaz de besarlo con pasión.

Escuchamos risas y alguien aclara su garganta. Me separo de él respirando agitada para mirar al otro lado. Abro mi boca cuando veo a Alice reírse junto a Aarón y mamá mirarme con una ceja arqueada. Me levanto acomodando el vestido y veo como las mejillas de Dominick están totalmente rojas mientras mira a mi madre.

—Hola, mamá. ¿Qué haces aquí?—pregunto como si todo esto fuese normal. Mamá se acerca para besar mi mejilla con cariño, luego hace lo mismo con la de Dominick que no sabe hacia dónde mirar.

—Porque tengo que hablar contigo del insensato de tu padre, pero antes—ella pasa la mirada de mi para dejarla caer en Dominick quien se levanta y le sonríe. Mamá suspira como colegiala mirándolo, es que Dominick es ardiente—no he tenido el placer de conocerte, ¿tú eres?—pregunta curiosa y él sonríe.

—Soy Dominick Vlad—estrecha su mano con la de mamá y ella sonríe.

—Soy Brenda Miller—saluda mamá—madre de la hermosura a la cual le invadías la boca—abro los labios sorprendida.

—¡Mamá!—chillo avergonzada y ella ríe.

—Ahora vienes a hacerte la santa, mi hija es una sinvergüenza Alice—Alice siendo una traidora asiente ante las palabras de mi madre.

—Por favor, no me avergüences—Aarón se acerca y besa mi mejilla mirando a su amigo.