La venganza es dulce como Breanna

Capítulo 22

Alice me mira sorprendida mientras le cuento todo lo que pasó ayer en la casa de Dominick. Ciertamente hasta yo estoy bastante sorprendida sobre lo ocurrido. No pensé que Dominick iba a decir todo eso, pero no negaré que me encantó que lo haga.

No puedo creer que de verdad tenga al hombre.

Me he dado cuenta de que Dominick no es solo palabras y eso me encanta, no soy una cobarde y sé que me estoy lanzando sin temor a lo que pueda ocurrir, pero quiero darle el beneficio de la duda a ese hombre. Al menos eso es lo que siento.

Siento que puedo suspirar como una niñata al solo pensar en sus labios, su aroma, su risa. Joder es que es un hombre verdaderamente sexy que me encanta. Dominick es todo lo que pensé que no quería en mi vida, pero que al final me encanta tener en ella.

—Traes a ese hombre loquito—dice con una sonrisa—no pensé que el agua de bragas sirviera de verdad—dice en broma. No puedo evitar estallar en carcajadas ante sus palabras.

—Me encanta ese hombre—murmuro abrazando un cojín con aire de soñadora.

—Si un beso te tiene estúpida no puedo evitar pensar en lo idiota que será si ese bombón te toca—eso captura toda mi atención—porque supongo que nada de otras bases en ustedes—sonrío.

—Todavía nada—muerdo mis labios—ya ni recuerdo cómo se siente un orgasmo, seguro tengo telarañas en el...

—¡Breanna!—chilla Alice haciéndome reír ante su mirada.

—¿Qué?—ella niega.

—Estás loquita amiga—asegura mientras mira memes en Facebook. Yo simplemente me escojo de hombros disfrutando lo feliz que me siento en este momento—, pero estoy muy sorprendida. Pensaría cualquier cosa menos que lo tenían amenazado con Amanda. Su abuela es una perra—murmura con pasión. Sonrío y no la contradigo porque es justamente lo que yo pienso.

—¿Es normal que me sienta toda estúpida?—pregunto con los ojos muy abiertos. Ella me mira atentamente antes de reírse en mi cara. Tomo un cojín y se lanzo, pero la muy maldita lo evita girándose al lado opuesto.

—Tu puntería es una mierda amiga—le muestro mi dedo favorito—deberías darle uso—señala mi dedo y enarco una ceja mirándola divertida.

—Créeme, con la sequía ha sido mi mejor amigo—ella hace una mueca de asco.

—Amiga, necesitas acción—sonrío divertida y le lanzo otro cojín, solo que este si impacta en su cara—maldita—me lanzo al suelo cuando me lanza uno y es así como comenzamos a lanzarlos cojines entre risas que no podemos evitar.

Las cosas con Alice y yo siempre han sido así, muy fluidas. Nuestra amistad nunca se ha sentido forzada. Cuando una cae ahí está la otra para ayudarla a levantarse, siempre unidas, eso es lo mejor.

Cuando ya no podemos más nos encontramos tiradas en el suelo con una sonrisa boba en el rostro. Respiro rápido y sé que mis mejillas se deben encontrar rojas por los movimientos que tenía. Eso antes de que ambas escuchemos como alguien trata de tirar la puerta abajo por la fuerza con la que es tocada. Frunzo el ceño poniéndome de pie mientras Alice también se levanta. Lanzo un cojín al sofá mientras camino para que dejen de tocar la puerta de esa manera.

En cuanto abro la puerta siento el golpe en mi mejilla que me hace girar el rostro por la fuerza con la que impacta. Levanto la mirada sorprendida mirando a Patricia frente a mi luciendo como alguna loca maniática por la mirada que me dedica. Lamo mis labios antes de que ella pueda analizarlo yo le devuelvo la bofetada con la misma fuerza. Mi palma arde cuando impacta contra su mejilla y eso hace que suene por todo el lugar. Patricia me mira con sorpresa y entra en mi casa chocando mi hombro. Cuando camino para ver qué diablos quiere la encuentro analizando todo.

—Maldita golfa—me insulta señalándome—Dominick me gusta puta barata, así que lo dejarás en paz—le sonrío como como si escuchara lo más divertido de la semana.

—¿Lo dejaré porque te gusta?—pregunto—no es extraño que te guste, desde hace tiempo tenemos gustos iguales ¿no?—pregunto y ella me pasa la mano por su cabellera—largo de mi casa—la veo sonreír y negar.

—¿Esto es por Thomas?—pregunta sonriendo—porque no fue como que te perdiste de mucho, era bueno en la cama, pero conozco mejores. No entiendo cuál era el drama, ni la tenía muy grande—hago una mueca de asco.

—No es por Thomas, Patricia. Lamento que tú seas así, pero a mí me gusta Dominick. No es por competencia como tu mente te lo está diciendo. No tengo nada que competir porque Dominick es una persona, no un jodido premio de nuestras disputas—ella niega.

—Me comí primero a Dominick, es mío—paso las manos por mi pelo.

—No discutiré contigo, él tomó su decisión, una en la que no te incluye en su vida, creo que eso debe ser suficiente para ti. Ahora largo de mi casa, no me gusta tener veneno suelto por ella. Las malas vibras me ponen enferma—ella niega.

—No te quedarás con él. Su abuela hará que se case conmigo y...

—Y una mierda Patricia. Supera que un hombre no te quiera, deberías sentir vergüenza de venir y hacer tantos escándalos. Fue un jodido acuerdo y tú lo sabias. Siempre lo has sabido y aun así llenaste tu boca diciendo tantas mentiras que ahora te ahogas en ella—sus mejillas están increíblemente rojas, pero en una se fue ver claramente la marca de mi mano. Espero que ella no dejara marcas en mi bonito rostro porque lo próximo que haré será degollarla.

—Él se acostó conmigo—señala como si eso me hará ir y llorar como mártir.

—Borracho, luego de eso nunca te volvió a tocar—la sorpresa la atraviesa y mi sonrisa comienza a crecer—¿pensaste que Dominick no me lo diría?—ella parece que explotará en cualquier momento, bien, ambas podemos hacerlo.

—Es mi hombre—ruedo los ojos. Esa frase parece de una mala novela y ella parece que no la dejará.

—Me alegro por eso, ahora sal de aquí y deja de dar vergüenza ajena—la manera en la que me mira me hace saber que ella me detesta, no es como si me importara.

Alice mira todo en silencio, cuando pienso que Patricia se marchará jadeo cuando sus manos jalonean mi cabello y eso me hace ponerme de inmediato mi atención en ella. Golpeo a diestra y siniestra mientras también enredo mis manos en su pelo.




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