Hay besos malos, besos buenos y besos que te hacen perder la cabeza por completo.
Este último es el que siempre siento cuando Dominick me besa. Es por eso que aun cuando él tiene mis manos apresadas sobre mi cabeza estoy moviendo mis labios entusiasmada por el beso. Una de sus manos me suelta dejando una sola siendo la prisión de mis manos mientras que la otra cae en mi cuello. Muerdo su labio inferior y él se separa un poco. Esos ojos parecen más oscuros y sus pupilas se dilatan antes de que vuelva al ataque.
Tengo ganas de tocarlo, pero él no me deja con las manos sobre mi cabeza por lo tanto tengo que conformarme con mover solamente mis labios. Ladeo la cabeza queriendo que el beso vaya mucho más profundo de lo que es. Mi lengua tantea y sus labios se abren para que pueda adentrarla en busca de besarlo con más profundidad.
La mano en mi cuello baja con suavidad distrayéndome por un momento, pero luego siento su lengua tomar la iniciativa tocando la mía y eso me devuelve al magnifico beso que estoy recibiendo.
Antes solo quería que Dominick se alejara, hora quiero a Dominick tan cerca de mi como pueda estar. Sus manos pasan de manera superficial sobre mis pechos y él descubre que no llevo sujetador porque el vestido que estoy utilizando no lo necesita.
Él deja la mano en mi cadera antes de juguetear con mi lengua de manera exploratoria. Acaricia despacio con los dedos y suspiro en sus labios y lo siento sonreír durante el beso.
La mano curiosa de Dominick vuelve a pasar de manera superficial sobre mis pechos. Nos separamos para poder respirar y entonces sus besos comienzan a lo largo de mi cuello, cierro los ojos disfrutando de las sensaciones que él envía a mi cuerpo con sus toques.
Lo siento besar mi hombro y con los dientes bajar el tirante del vestido haciendo que me estremezca. La mano cae finalmente en mi pecho y gimo con suavidad cuando los mueve con suavidad al mismo tiempo que muerde mi hombro y luego lo lame despacio.
Siento que, aunque haya tenido sexo antes este es el momento más erótico que he vivido.
¿Yo estaba molesta por algo? Porque ya no recuerdo el por qué se supone era mi molestia. Dominick sabe perfectamente como aplacar mi mal genio con esa boca y esas manos.
Él suelta mis manos para alejarse un poco. Veo como una de sus manos cae en mi cuello acariciándolo, pero Dominick me hace mirarlo fijamente. Sus labios están inflamados y supongo que los míos deben verse igual porque los siento de esa manera.
Lo miro y quedo cautiva de su mirada sobre la mía. Siento la mano deslizarse con sumo cuidado, bajando lentamente. Lamo mis labios curiosa sobre lo que hará. Él abre mis piernas y siento el vestido deslizarse un poco más arriba de lo que debería. Le sonrío con descaro y él asiente.
Sus manos se adentran por el escote del vestido y suspiro cuando sus dedos acarician mi piel directamente. Siempre he sido una chica algo sensible con mis pechos, es por eso que cuando Dominick se encuentra con mis pezones duros en espera de él, gimo con suavidad cerrando los ojos.
Dominick los acaricia antes de pellizcarlos con rudeza y calmarlos luego con suaves caricias. Su rodilla da con mi entrepierna y entonces gimo ante la atención que mi cuerpo está recibiendo.
Mis manos se deslizan sobre su pecho hasta su cuello para atraerlo a mí y besarlo con toda la pasión que siento en mi cuerpo justo ahora. ¿Cómo demonios Dominick me está haciendo perder la razón de esta manera? Solo son toques, pero mis caderas se mueven buscando fricción. Sus con una de sus manos se mantiene cómodo para no aplastar su cuerpo contra el mío y con la otra juega con mis pechos.
Entonces él se acomoda mejor y balancea su cuerpo para que la parte delantera de su pantalón haga fricción con mi entrepierna y las cosas se ponga más húmedas para mí.
Murmuro algo en sus labios y siento como el sudor comienza a formarse en mi frente. No sé cuánto tiempo pasa mientras los latidos de mi pecho se hacen cada vez más rápidos. Eso antes de gemir y contraerme llegando a un orgasmo que hace que hasta los dedos de mis pies se encojan.
Jadeo en busca de aire y veo las mejillas sonrojadas de Dominick quien me sonríe un poco. Me siento liviana mientras él saca la mano de mi vestido y besa mi cuello con suavidad.
—Eres una mujer increíblemente hermosa, Breanna—sonrío y si antes tenía un montón de energía, ahora siento que me la han exprimido toda.
—Y tú tienes buenos trucos para que mi energía desaparezca—él sonríe y besa mis inflamados labios. Suspiro gustosa de tenerlo así.
—¿Ya no estas molesta?—niego rápidamente causando que su sonrisa sea tan grande que sus ojos se achiquen—supongo que hice un excelente trabajo—le regalo una pequeña sonrisa abrazando su espalda antes de hacernos girar y yo estar sobre él. Siento algo duro contra mi pierna y enarco una ceja—no puedes culparme, me calentaste—beso su pecho acomodándome sobre su pecho.
—Puedo devolverte el favor—susurro mirándolo desde mi posición.
—No, hice lo de antes porque quería, no debes devolverme nada—hago un puchero con mis labios.
—Pero quiero hacerlo—él niega y acaricia mi pelo.
—Déjalo, mejor quiero que me cuentes que pasó. Cuando llegué ya estaban como dos fieras peleando—sus caricias terminan en mi espalda y eso me hace suspirar relajándome.
—Pasa que Patricia vino a gritarme un sin número de idioteces antes de lanzarse sobre mí—él maldice en voz baja—ella te ve como un trofeo. Siempre ha existido rivalidad entre nosotras, pero Patricia terminó follándose a mis tres últimos novios cuando estaban conmigo—Dominick se incorpora para mirarme fijamente—esa es la Patricia que ustedes no conocen.
>> No sé por qué, creo que tenemos esa vena competitiva ente nosotras de manera natural, nos soportábamos y de hecho se su puede decir que, aunque parecíamos detestarnos, nos agradábamos.
>> Eso antes de que a Patricia le pareciera bonito bajarme los idiotas que tenía por novios. No sé por qué comenzó a actuar de esa manera, pero se volvió algo muy en serio cuando llegó al tercero. A Thomas, el chico que estuvo con nosotros esa noche en la cena—él hace cálculos y luego asiente haciendo que su ceño se frunza—ahora ella cree que estoy contigo por hacerle lo mismo que ella me hizo a mí—él me mira.
Editado: 21.11.2024