Cuando abro la puerta soy atrapada en los brazos de la menor de los Vlad. Amanda me abraza y yo le devuelvo el abrazo sin perder de vista al hombre que me observa con esos increíbles ojos grises desde su lugar. Lamo mis labios antes que él se acerque y me sorprenda cuando me besa con suavidad. No puedo evitar sonreír en medio del beso que es inevitable no volverme un charco cuando este hombre decide mostrarme un poco de ternura. Porque es raro e interesante, porque es atrapante la manera en la que lo hace y lo loca que parece volverme. Nunca creí que fuera de esas mujeres que se derriten por pequeños detalles como estos, pero aquí está Dominick demostrándome que soy de esas mujeres. Ambos hermanos se separan de mi cuerpo.
—Lindo saludo—señalo haciéndome a un lado para dejarlos entrar. No puedo evitar el escaneo al cuerpo de Dominick, la camisa que se ajusta a su cuerpo haciéndolo ver como el sueño prohibido de toda mujer. Un sueño caliente.
Dominick sonríe guiñándome un ojo antes de entrar detrás de su hermana quien se sienta con total confianza y me sonríe como si fuese una loca. No puedo evitar devolverle la sonrisa cuando levanta y baja las cejas de manera sugerente hacia nosotros. Cierro la puerta y me quedo de pie viendo a los hermanos.
—Por fin estaré fuera de casa—comenta Amanda con una sonrisa divertida—pensé que pasaría los últimos restos de mi hermosa juventud encerrada como la pobre Rapunzel, me alegro que me salvaras de ese oscuro futuro. ¿Habrá fiesta?—pregunta con los ojos brillantes de emoción. Su hermano rueda los ojos y se acerca a mi abrazándome por la espalda de una manera tan natural y poco planeada que me gusta.
—Uhmm—murmura y su aliento acaricia mi oído—no sé si será buena idea que ustedes estén juntas, Breanna es un mal ejemplo—bromea y su aliento me acaricia la piel.
—Eso es porque te mandé a la...
—Entendimos—murmura y besa mi cuello enviando escalofríos por todo mi cuerpo—debo irme, tengo reuniones aburridas que me esperan—Amanda con total confianza se acerca y él se separa recibiendo a la rubia con mucho cariño. Lo veo besar la cabeza de su hermana y me regala una sonrisa que significa mucho.
La relación entre ellos está mejorando.
>> Quiero que te comportes Amanda, no quiero quejas de ti y... olvídalo, Breanna por favor que mi hermana no regrese con tus dulces palabras en sus labios—no podemos evitarlo y nos reímos—hablo en serio, nada de palabrerías en tu boca Amanda—ella me abraza.
—Breanna y yo somos un buen equipo, Dominick—le responde alegre—tú ve tranquilo—él nos observa con desconfianza.
—Espero que no me den dolores de cabeza y...
—Ya cálmate hombre—hablo deteniendo su discurso—no encontraras cuerpos decapitados, no es la primera vez que tu hermana se queda conmigo y te recuerdo que cuando lo hizo volvió igualita y con todas sus partes en su lugar—él me observa enarcando una ceja, que sexy se ve cuando hace—puedes unirte a nosotras si llegas temprano de tu reunión, estaremos mañana todo el día en la casa de mi padre—él me observa con atención—¿irías si sales temprano?—como si estuviese bajo algún hechizo lo veo asentir como un idiota.
—Bien—comenta—debo irme que ya voy algo retrasado. Pórtate bien Amanda, te amo—ella sonríe con fuerza.
—Yo también te amo—murmura y se aleja hacia mi habitación, supongo que buscando darnos privacidad.
Mis manos se enredan rápido en su cuello y le sonrío. Él baja y me besa con suavidad haciéndome volar al quinto cielo. Las manos de Dominick en mis caderas se sienten bien. Cuando intento volver el beso más profundo él se separa con suavidad para mirarme.
—¿Pasa algo?—pregunto curiosa.
—Solo... uhm... besas muy bien y si seguimos conseguiré algo que me dolerá luego y será incómodo para las personas que lo vean y para mí—sonrío entendiendo sus palabras.
—Te queda muy sexy esta camisa blanca—susurro pasando las manos por su pecho. Él las detiene divertido.
—Deja de jugar conmigo Breanna—lleva las manos a sus labios y las besa. Creo que la sonrisa que tengo podría partirme la cara.
—Pero solo quería despedirme de ti, que radical—él me envuelve en sus brazos y aspiro ese aroma tan delicioso que desprende. Mi cabeza en su pecho y sus brazos envolviéndome de dan una calidez muy rara y reconfortante.
—Me encantan tus despedidas—susurra—nos vemos en días—deja un beso en mi cuello y yo lo acompaño hasta la puerta. Me siento cómoda con el beso que me da antes de verlo alejarse.
—¡Tienes un culo precioso!—grito y él gira negando con la cabeza, pero a última instancia sonríe—sí que lo tiene—murmuro viéndolo.
Cuando ingreso a la casa la sonrisa pícara de Amanda me hace rodar los ojos. Ella ríe de manera soñadora antes de guiñarme un ojo de manera divertida.
—Los apruebo totalmente—le lanzo un beso.
—Vamos, tenemos que irnos—ella siente pareciendo emocionada.
***
Cuando estaciono frente a la casa de papá puedo escuchar la escandalosa voz de mamá al reír. Seguramente el abuelo está haciendo de las de él. Alice ríe y Amanda parece realmente curiosa. Las tres bajamos del coche sin molestarnos en sacar el equipaje porque eso se puede hacer después. Cuando abro la puerta de la casa un aroma familiar se impregna en mis fosas nasales.
—¡Ha llegado la luz de sus vidas!—grito y rápidamente los pasos se escuchan, entro con una sonrisa para correr hasta papá y abrazarlo con mucha emoción. Papá me sujeta como si tuviese años sin verme y no semanas. Me siento como una niña pequeña entre sus brazos.
—Mi bebé hermosa—susurra besando mi frente con tanto cariño que inmediatamente Bruce Miller me hace sentir la hija más amada del mundo.
—Déjala respirar—comenta mamá acercándose con una sonrisa—por lo menos ahora puedo verte sin compartir saliva con el guapetón—comenta mamá besando mi mejilla.
—¿De qué hablas?—pregunta papá sin parecer muy contento con tal declaración. Mamá sonríe sabiendo que lo joderá al no decirle nada.
Editado: 01.12.2024