La venganza es dulce como Breanna

Capítulo 27

Todos observamos como papá y Jane se pierden cuando desaparecen dentro de la casa, aun cuando ellos ya no están en nuestro campo de visión todos seguimos con la vista puesta en donde se perdieron. Miro a mi madre quien tiene las mejillas un poco rojas, seguramente tiene el enfado guardado. Todos pasan de observar por donde papá y la novia se perdieron a mirar a mamá quien sigue comiendo, pero ahora corta la carne como si el pobre cuchillo le hizo algo malo. Dominick me da una mirada y sonrío un poco avergonzada. Lo último que pensé fue que esto iba a pasar.

Aunque mamá habló sobre que tuvo cierto roce con Jane, ella se ha sabido comportar perfectamente. Mi madre y mi padre siempre han sido buenos amigos, porque eso acordaron luego de separarse por mi bienestar. Puede que se lancen comentarios raros, pero todo es a modo de broma, soy consciente que muchos creen que ellos andan tirándose al otro sin compasión, pero no es así. Años juntos hizo que papa quiera velar por el bienestar de mamá y con ella lo mismo. Cada cierto tiempo ellos se visitan para confirmar que están bien y que las cosas marchan correctamente.

Cuando alguno está en una relación el otro trata de no acercarse mucho principalmente para evitar este tipo de situación. Mamá tuvo novios que se convirtieron en amigos de papá. No hubo resentimiento o celos entre ellos porque comprendieron el papel que jugaban en la vida de mi madre. Uno era el novio y el otro el ex. Todo de esa manera se manejó bien, ellos siempre han sabido mantener una línea cuando el otro consigue pareja. Es una de las cosas que más me ha gustado de la relación que tienen, que nunca han irrespetado a otra persona.

Todos sabemos que se mueren el uno por el otro, pero también sé que es muy difícil que den el brazo a torcer, mamá creo que es por miedo, papá, no tengo idea. El abuelo cuando tenía 15 años solía apostar conmigo las tontas reacciones que uno de ellos tenía cerca del otro, era divertido porque todos sabemos que se gustaban, pero ellos continuaban negándolo una y otra vez.

Mamá toma una copa de vino y la bebe como si fuese agua. Hasta yo siento una ligera molestia por las palabras que Jane utilizó para referirse a ella, porque mamá no es nada de lo que ella mencionó. Jane tiene que saber diferencial el lugar que ocupa en la vida de mi padre. Los pocos puntos que estaba reuniendo para aprobarla acaban de ser destruidos en un solo segundo, no acepto que nadie quiera lastimar a mamá, porque ella es una mujer grandiosa.

—Breanna, no es bueno que tengas esa cara de molestia porque eso solo alentará a tu madre a seguir molesta—la voz de Dominick me saca de mis pensamientos y me hace enfocarme en lo cerca que está de mí. Cuando mis ojos bajan a sus labios de manera involuntaria él sonríe un poco—y no es conveniente que me mires de esa manera, tu abuelo está cerca y lo último que necesitamos es que tú y yo montemos un numerito aquí—asiento alejándome un poco para mantener mis pensamientos a raya.

—¿Cómo dijiste que te llamas?—pregunta el abuelo con el ceño fruncido. Dominick de inmediato lo mira y se pone serio. Amanda me mira y me hace señas de militar.

—Dominick Vlad—el abuelo lo mira como si fuese una cucaracha, creo que para ellos nunca habrá un hombre que merezca la pena para dejarme en sus manos.

—¿De dónde eres?—pregunta—tu acento me suena, pero la vejez ya hace daño—mamá se levanta y camina hasta sentarse al lado del abuelo quien le sonríe antes de mirar serio a Dominick.

—Soy de Alemania señor—responde y suspiro dejando caer mi cabeza en el hombro de Dominick.

—¿Trabajas?—pregunta—porque no me gustan los hombres que no hacen nada para ganarse la vida, mira que mi muñequita batea a cualquiera en la cocina y siempre tiene ganas de avanzar, no acepto a una persona que quiera estancarla o que esté de vago siendo un mantenido—el abuelo pasa a mirarme—el Ken barato que tenías por novio no me gustaba, hay algo en ese niño que nunca me gustó—le sonrío al abuelo. Porque él y papá no saben que me lleve el premio a los cuernos más grandes gracias a él y Patricia.

—Lucían, déjalo respirar al menos—comenta mamá al abuelo.

—Yo juzgaré si es digno de mi muñequita—mamá rueda los ojos articulando un "lo siento" dedicado a Dominick.

—Soy dueño de una cadena de hoteles y socio de algunos restaurantes—no puedo evitar reír ante la cara del abuelo. De seguro pensó que Dominick era solo un hombre con lindo rostro y no que es todo un hombre.

—¿Sabes que a tu lado tienes el tesoro más importante de todos nosotros?—vuelve al ataque y quiero comerlo a besos por sus palabras—Breanna está un poco chiflada, era de esperar porque Brenda es igual, pero es una mujer que no volverás a encontrar nunca. Cuídala muchacho, porque tienes algo más valioso que el oro a tu lado. Creo que debes saber que, si le faltas el respeto, la ofendes o la maltratas de alguna manera te degollaré vivo porque un día no pasará para que sigas con vida—Dominick sonríe.

—Se cuánto vale la mujer a mi lado, no prometo que siempre será felicidad porque sabemos que en la vida hay altos y bajos, pero trataré de que la mayor parte del tiempo sea esta misma sonrisa que tiene ahora la que esté presente. Sé cuánto vale, por eso no fui un idiota dejándola ir, ella me tuvo desde el primer momento—él mira mis ojos y mi corazón palpita como loco en mi pecho viendo como esos ojos grises me asechan, con tanto amor y cariño que me hace por un momento ver la desnudes de sus palabras, porque no hay mentiras ni engaños en ellas.

—¡Cuidado si estallan aquí!—chilla Alice y eso me hace aptara la vista de Dominick para verla.

—Nuestra Bre se pone tonta frente al hombre que le gusta, ¿no es eso lindo Lucían?—pregunta mamá y el abuelo la mira.

—Si hablamos de personas tontas, tú también lo haces frente a mi hijo. Es vergonzoso de ver. Actúan como dos niños cando solo deberían dejar de dar vueltas alrededor del otro y tomar lo que quieren—él abuelo suspira como si estuviese cansado de nuestras estupideces—esa mujer que tiene no me gusta, aparte de que me acosa para que le hable maravillas de ella al idiota de Bruce, hay algo en ella que no me gusta, nunca duden de mi instinto y este me dice que esa no es una dulce palomita—Dominick acaricia mi cuello de manera distraída—no tientes tu suerte muchacho, aleja las manos de mi muñequita—Dominick las aleja de inmediato y Amanda comienza a reír como loca.




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