—Tengamos una cita este sábado—ante la declaración de Dominick levanto la vista para verlo. Luego de un rato en una sesión de besuqueo intenso con él decidimos ver una película para calmar el deseo profundo que estábamos sintiendo. Es por eso que ya bañada y cambiada estoy con la cabeza sobre su regazo con la vista en el televisor, o eso antes de que él rompiera el silencio.
Me incorporo para sentarme y quedar frente a sus ojos. Él sonríe con entusiasmo hacia sus palabras y no puedo evitar sonreír y sentarme a su lado. Tomo el control remoto poniéndole pausa a la película de acción que veíamos para darle toda mi atención a este hermoso hombre que espera por una respuesta. Yo simplemente entierro mis manos en su cabello acercándolo a mi boca para besarlo con suavidad.
—¿Es broma?—cuestiono al separarme. Él hace que mis manos caigan para negar con suavidad, su mano va a acaricia mi mejilla con mucha delicadeza.
—No, quiero que tengamos una cita el sábado, deseo que la tengamos—sonríe—solos tú y yo un momento. Quiero estar con mi hermosa chica en una cita que debió ocurrir hace mucho tiempo, pero ya quedamos en que soy algo lento para estas cosas. ¿Te gusta la idea?—muerdo mi labio para luego subirme ahorcadas sobre él. Las manos cariñosas de Dominick van a mi culo y suspira como si ese lugar le gustara mucho.
—Por supuesto que sí, ¿tengo que ir como pordiosera o elegante?—él hace un gesto dulce que me hace suspirar. Con su nariz acaricia la mía mientras cierra los ojos. Luego sus caricias siguen a mi mejilla.
—Con cualquier cosa que te pongas te verás hermosa. Eres una mujer increíblemente hermosa Breanna—declara y enredo mis manos en su cuello con una sonrisa.
—Si sigues diciendo palabras como esas lograrás grandes cosas—él muerde con suavidad mi labio inferior.
—¿Qué tan grandes?—susurra y su voz suena increíble. Es que me encanta lo sexy que es.
—Muy grandes—es todo lo que respondo para acercarme a besarlo. Porque ya admitimos que es una de las cosas favoritas para mí. Besar a este increíble hombre.
Algo increíble que me gusta de besar a Dominick es que parece que hacerlo nunca se sentirá repetitivo o soso. Siempre que me besa él me enciende como fuegos artificiales para luego sentir el estallar de emociones que me hacen erizar la piel. Todo lo que este hombre consigue solo con unir su boca a la mis debería preocuparme, pero en cambio eso no ocurre. Todo lo contrario, me hace querer lanzarme a él como una loca que soy. Porque me encanta todo lo que Dominick me ofrece, el sentimiento bonito y la complicidad con la cual nos manejamos. Me gusta el hombre que descubro.
Cuando Dominick muerde mi labio inferior me pongo activa en el beso por lo que hago algo que amo mientras muevo mis labios; entierro mis manos en su pelo. Me gusta hacerlo porque esta acción siempre parece que lo motiva a ir mejorando el beso como si eso fuese posible.
He besado muchas bocas en mi vida, es algo que no me avergüenza declarar, pero nunca una que me haga sentir adicta a ella. Esa es la diferencia con Dominick, siempre que lo beso parece como algo nuevo que estoy descubriendo y cada descubrimiento es ciertamente mejor que el anterior.
Mi lengua se atreve a indagar en su boca mientras me inclino más hacia él y las manos de Dominick suben para acariciar mi espalda con suavidad y luego con algo de fuerza. Soy sorprendida por la siguiente acción de Dominick. Él me hace girar y mi cuerpo cae sobre el sofá. Una pierna fuera del mismo mientras aun con su boca pegada a la mía él me continúa besando. Cierro mis ojos dejándome llevar mientras él se acomoda entre mis piernas. Hoy decidí usar un short corto y una blusa algo suelta que me da la comodidad de estar en mi casa.
Una mano de Dominick está aguantando su peso y la otra va a mi cuello para ponerme más cómoda con su invasión. Gimo suavemente cuando chupa mi labio inferior con algo de fuerza. Sus besos van a mi mentón y sigue el recorrido por mi garganta para besar mis clavículas. Lamo mis labios cuando reparte besos en un camino a mi cuello. Disfruto el tacto de su mano en mi cintura cuando deja mi cuello porque sus besos llegan a ahí. Mis manos van a su espalda y luego mis manos más entusiastas llega a su culo para acariciarlo sobre el pantalón.
Él muerde mi cuello y luego lame con sensualidad volviéndome líquido. Puedo asegurar que mis bragas no comienzan a sentirse cómodas con toda la exploración que él está haciendo. Cuando Dominick intenta subir la blusa soy yo la que detengo el momento.
—Debemos parar—estoy acelerada, pero me alegro que a pesar de estar entregado en lo que hacia él de detiene de inmediato. Le regalo una sonrisa sintiendo mis labios más hinchados que antes—debemos calmarnos... por ahora—él asiente y sonríe un poco besando mis labios y levantándose.
—Lo siento, a veces no puedo controlarme—suspiro sentándome y sonriendo con suavidad. Lo hago sentarse y me siento sobre su regazo besando sus labios y abrazándolo.
—Yo tampoco y no estoy pidiéndote disculpas. Me gusta tu toque... aunque justo ahora no es el momento exacto para eso—él asiente y sonríe.
—Me encantas Breanna—mis parados caen un poco antes de que él bese mi mejilla. Comienza a repartir besos en todo mi rostro haciéndome reír mucho y cuando abro los ojos él tiene una hermosa sonrisa en los labios—me gusta estar contigo, porque haces que el Dominick que fue alguna vez feliz se sienta más cercano a mí—con mis dedos peino sus cejas.
—Me gustaría ver un Dominick feliz—él detiene mi mano y me sorprende cuando la lleva a su boca y besa mis nudillos con suavidad.
—Lo estás haciendo volver Breanna—y una vez más me besa.
***
Creo ver cabreo en la cara de mis compañeras de trabajo, pero eso tal vez se deba en que ayer y hoy también Dominick me ha traído al trabajo. Alegando que ya pasamos mucho tiempo separados él ha decidido traerme al trabajo y llevarme a casa. No me negué porque es solo por tres días y porque me parece un lindo gesto, además de que me permite estar más cerca de él y eso es algo que disfruto mucho.
Editado: 14.01.2025