La venganza es dulce como Breanna

Capítulo 37

Miro mi reflejo en el espejo mientras Alice hace sonidos de porras y sonríe mirándome. Mi cabello castaño cae en muchas ondas que fácilmente pueden confundirse con rizos sobre mi espalda. Mis ojos delineados en un negro que hacen que el color marrón en ellos parezca más brillante. Mis labios pintados de un rojo intenso complementan que mi rostro parezca sacado de alguna revista con esas pestañas largas alrededor de mis ojos. Alejo algunas hebras que caen en mis hombros dejando mi cuello esbelto a la vista. Sigo el recorrido por el vestido negro con escote simple, pero sensual. Tiras finas sobre mis hombros y este me llega más arriba de las rodillas. El color gris hace un excelente trabajo con las sombras de mis ojos. Ajustado como una segunda piel y con una abertura en mi pierna derecha.

Admiro como mis piernas parecen más kilométricas en los altos tacones negros. No puedo evitar la sonrisa que se forma en mis labios al pensar en la cara que tendrá Dominick al verme con este atuendo que está para morirse. Choco mi palma con Alice que fue la que trabajó con mi maquillaje. Le tomó tiempo dejarme como si fuese alguna celebridad o alguna modelo famosa de Instagram. Le lanzo un beso a mi reflejo y le doy varias poses a Alice haciéndola gritar como loca.

—Quien fuera esa ropa para envolverte bebé—dice en un gruñido y la miro riendo mientras ella me pasa el bolso.

—¿Crees que exageré?—pregunto y ella me rodea antes de palmear mi trasero con fuerza y negar.

—Creo que Dominick posiblemente tenga problemas con lo que esconde su pantalón cuando te vea. Pareces sacada de una revista de fantasías prohibidas—me asegura y la tomo de las mejillas.

—Eres buena aduladora, deberías ser así más seguido—ella rueda los ojos.

—No gracias, eres un fastidio con un ego muy molesto—ruedo los ojos caminando a la sala en mis altos tacones—hoy me quedaré con Aarón, tienes la casa para ti sola—giro con sorpresa viendo como ella sube y baja las cejas—enséñale quien manda—dice levantando su pulgar.

—¿Quién te dijo a ti que iba a follar?—cuestiono y Alice suspira como si fuese una molestia.

—Cariño, estás con muchas ganas de que ese hombre te haga hasta lo que se invente, estás estresada porque quieres follar con él. ¿Qué los detiene? Porque déjame decirte que ustedes se ven como si van a follar en cualquier superficie, a veces siento miedo de que de repente comiencen a quitarse la ropa delante de todos—mis labios se separan con sorpresa y ella asiente—así de serio es. Por eso, como ambos se desean solo deja que las cosas fluyan Breanna. Sé que sientes miedo de que si te acuestas con Dominick él se irá donde Patricia—niego rápidamente.

—Eso no es cierto—ella me da una larga mirada.

—No me mientas, es lindo que no te hayas estancado en la idea de enamorarte luego de que esos tres idiotas te traicionaran con Patricia, pero Breanna, sé que hay cosas de las cuales pareces cohibirte por miedo, así que sacude el culo precioso que tienes para que todo ese miedo se vaya y haz lo que quieras cariño, tú eres una mujer magnifica y Dominick lo sabe. Él apreciará el bombón ardiente que eres y te dará buenos orgasmos. Es como un 2x1 cariño—no puedo evitar sonreír y asentir.

—Disfrutaré esta noche—aseguro y ella asiente con alegría.

—Justamente eso quería escuchar. Recuerda darle un orgasmo memorable cariño, porque tienes que representarnos—eso es suficiente para que comience a reír a carcajadas.

—Estás completamente loca Alice—ella se encoge de hombros.

—Amas mi locura Breanna—eso no puedo negarlo, adoro con todo mi corazón a esta mujer que es como una hermana para mí.

—Que no tengas dudas de eso—ella va a decir algo, pero el ruido del timbre siendo tocado la interrumpe. Inmediatamente mi sonrisa crece y ella levanta la copa de vino que tiene en mano hacia mí. Camino hasta la puerta abriéndola. Suspiro de placer al ver frente a mi enfundado en un traje negro a Dominick. Su cabello perfectamente peinado, el rastro de barba y sus ojos grises en mi hacen que quiera olvidarme de la cita y encerrarnos como Alice dijo.

Sus ojos me recorren y parece que está encantado con lo que ve porque sus labios se abren, doy una vuelta sensual para que pueda apreciar todos los ángulos y él lame sus labios haciendo que sus ojos se oscurezcan a medida que detalla cada rastro de piel.

—Breanna... Dios... estás hermosa—susurra parpadeando por lo que sonrío—estoy sin palabras—me acerco y paso las manos por su traje y lo siento tensarse un poco ante mi toque.

—Tú te ves como una delicia que tengo ganas de probar—aseguro sacando mi lado descarada que lo deja sin palabras.

—Eres un peligro para mi Breanna—él suspira—tengo ganas de besarte, pero siento que estropearé tan hermoso trabajo—escucho la risa de Alice, eso me hace recordar que ella sigue aquí por lo que tomo la mano de Dominick adentrándolo a mi hogar.

—Buenas noches Alice—ella le sonríe divertida.

—Buenas noches Dominick—saluda—espero que aún no te comas a este pastelito, espera que llegue la hora del postre, sé que se ve muy ardiente, pero puedes aguantar—él entrecierra los ojos hacia la descarada mujer en el sofá.

—No puedo asegurar nada cuando ella parece sacada de un sueño—él se encoje de hombros y tomo mi bolso sonriendo.

—Tú estás para sueños húmedos—susurro a su lado y él deja las manos en mi cintura y me abraza por detrás pegando mi espalda a su pecho.

—¿Qué tan húmedos?—susurra y sonrío hacia Alice que se abanica.

—Ustedes deberían irse porque siento que en cualquier momento me sacan y se echan una gran fiesta a lo grande—ruedo los ojos y me separo de Dominick tomando su mano—disfruten—ella me guiña un ojo y entiendo totalmente el mensaje por lo que sonrío con gracia y ella aplaude confundiendo a Dominick quien no entiende nuestros mensajes secretos.

Salimos de mi casa y en silencio entramos al elevador. Él me observa una vez más en silencio detallando cada trozo de piel y sonríe con seguridad antes de que las puertas se abran y salga dejándome caminar delante. Cuando salgo él me indica que es al coche que iremos. Asiento y veo como todo un galán él abre la puerta por mí, entro en silencio sintiendo la emoción que se siente al salir con alguien que hace palpitar tu corazón a una velocidad poco común.




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