La venganza es dulce como Breanna

Capítulo 38

Siento mucho calor, tanto que es la razón por la cual abro los ojos sintiendo un poco de sudor en mi cuello. Me doy cuenta de que me encuentro siendo arropada por un cuerpo grande sobre el mío. Parpadeo acostumbrándome a tener los ojos abiertos y miro hacia abajo encontrándome a Dominick prácticamente sobre mí. Él tiene la cabeza en uno de mis pechos, mientras tiene una de sus manos en el otro, tiene una pierna envuelta en mi cadera y casi sonrío porque parece un pequeño mono sobre mí.

No pensé que Dominick fuese tan malo para dormir con alguien, así que trato alejar su cuerpo del mío para poder salir. Intento alejarme, pero Dominick murmura algo y me aprieta a su cuerpo, siento algo duro golpear una parte de mi cuerpo y sé de lo que se trata. Intento apartar otra vez el cuerpo de Dominick y él murmura algo más antes de que comience a repartir besos y sonreír un poco dándome a entender que el muy maldito está despierto. Me lo confirma cuando abre los ojos y me sonríe con dulzura, siento mi corazón agitarse ante la vista de este hombre acabando de despertar. Sus ojos se encuentran algo hinchados como seguro están los míos, tiene el cabello resuelvo, esas pestañas hacen algo increíble con su mirada.

—Déjame ir, tengo que ir al baño—mi voz suena algo ronca y él me observa elevando la mano que tiene en mi pecho a mi mejilla y dar leves caricias.

—Se dice buenos días—susurra antes de moverse y acercarse a darme un beso de pico—y nos apesta el aliento, vamos a cepillarnos—eso me hace reír mientras él me deja libre aun en mi cama. Bajo de la cama totalmente desnuda mientras busco con que cubrirme. Paso al lado de Dominick para tomar su camisa y él me azota el culo haciéndome sobresaltar. Giro el rostro entrecerrando los ojos hacia él quien me sonríe con burla. Mis ojos se desplazan a su anatomía desnuda y las ganas de volver a hacer las cosas que hicimos anoche aparecen. Sonrío un poco y niego tomando una goma para recoger mi pelo, eso mientras camino hacia el baño.

Cepillo mis dientes viendo lo increíblemente alegre que me veo. Dominick aparece cuando ya mi aliento no huele a perro muerto, él me abraza por la espalda y suspira en mi cuello.

—¿Todo bien?—cuestiona despacio mientras acaricia mi vientre sobre la camisa.

—Todo excelente, iré a preparar el desayuno—me giro dejando un beso en su mentón y saliendo para ir a la cocina. Tengo una tonta sonrisa mientras cocino algo sencillo para los dos. Me siento tan relajada que no me sobresalto cuando Dominick me sorprende abrasándome de espaldas. Estoy cómoda de esta manera.

—Eso huele delicioso—dice mordiendo mi labio inferior cuando me hace girar—sabes delicioso—sus ojos brillan con picardía y sonrío.

—Estás loco, pero vamos a comer—eso hacemos entre risas y conversaciones. Ignorando que anoche luego de hacerlo en la sala continuamos nuestra fiesta privada en mi habitación y que por esa razón tengo un poco de incomodidad en mi entrepierna ya que fue mucho tiempo sin tener este tipo de encuentros.

Siento la mirada de Dominick sobre mi todo el tiempo y eso me gusta, lo invito a darnos una ducha que termina conmigo pegada a la pared y él follándome de manera deliciosa. Este hombre sabe lo que hace para enloquecerme.

—¿Amanda es mi enemiga o qué?—le pregunto haciendo círculos sobre su pecho ahora que nos encontramos nuevamente en mi cama. Conmigo acostada sobre su pecho, al menos estoy vestida.

—¿Por qué lo dices?—suspiro y levanto la mirada.

—No me ha llamado, escrito o visitado. Me preocupa—él sonríe un poco.

—Ella solo está en una etapa... creo que se está enamorando—dice luciendo horrorizado. Quiero reírme, pero como lo conozco solo se sentirá ofendido por lo que solo lo miro incrédula.

—Es una adolecente Dominick, por lo general a esa edad nos enamoramos—ruedo los ojos y me acomodo para tener contacto visual con él—deja de horrorizarte por cada cosa que tu hermana haga. Sí, es tu hermana y la quieres proteger, pero acapararla y no dejar que ella misma descubra el mundo es un error muy grave. Tú estás para guiarla y aconsejarla, no para decidir por ella. Déjala enamorarse, hacer amigos... vivir—él me observa con mucha atención antes de mirar el techo suspirando.

—Es difícil no querer tomar decisiones para que ella no tenga que sufrir nunca más, cuando perdió a nuestros padres me propuse hacer todo lo que estuviese en mis manos para cuidar de ella, para que no volviera a sufrir. Es difícil—susurra y acaricio su pecho con suavidad.

—Es difícil, pero no imposible. Deberías comenzar hablándole sobre un tema muy importante—eso hace que sus ojos bajen a mi nuevamente—relaciones sexuales. Orienta a tu hermana Dominick, tienes el deber de un padre, decirle como son las cosas, las precauciones. Tú hermana es muy inocente en ciertos aspectos—recordar como un idiota quería manipularla para que se entregue a él me hace sentir enojo—es tu deber hablarle de idiotas que vendrán con segundas intenciones, todo eso queda en tus manos. En vez de querer controlarla, busca orientarla—él se incorpora en la cama haciendo que yo también lo haga.

—¿Por qué me dices esto?—cuestiona entrecerrando los ojos—¿sabes algo que yo no?—pregunta y asiento.

—Lo sé, pero no te diré porque Amanda confió en mi al decirme, pero haz caso a lo que digo y actúa. Amanda es una buena chica—él acaricia mi rostro—ya tuvo un poco de charla conmigo, pero es bueno que tú la orientes, no sé qué tan bien lo hice—me encojo de hombros.

—Gracias por todo lo que haces por Amanda y aunque creo que la conversación será algo incómoda para ambos, estoy seguro que la necesita. A veces olvido lo que es ser adolescente, pero Amanda es una buena chica y me hace las cosas fáciles—él me mira y sonríe—en cambio tú no me la haces tan fácil—dice tomándome y subiéndome ahorcadas sobre él.

—¿Ah sí?—pregunto con una pequeña sonrisa—no entiendo por qué si soy una niña buena—susurro rozando sus labios con los míos.




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