Solo puedo pensar una cosa con claridad: mierda.
Mi corazón late deprisa mientras piso el acelerador y el auto cobra más velocidad. Miro por el retrovisor y muerdo mis labios viendo como el auto que me sigue también lo hace. Doblo en la siguiente calle y de reojo lo veo hacer lo mismo. Maldición, esto no puede estar pasándome a mí.
Veo como la camioneta se acerca, pero yo con una mano apretando fuerte el volante y la otra moviéndose para buscar mi teléfono sin apartar la vista de las calles que dejo conforme pasan los minutos, creo que enloqueceré.
Justo ahora me siento como en Rápidos y furiosos, solo que yo estoy cargándome de miedo porque sé que la velocidad que llevo es una muy alta y de que las probabilidades de tener un accidente son bastantes altas.
Aumento la velocidad y dejó la búsqueda del móvil para poner ambas manos en el volante y girar en una curva, así siento que me voy de lado, gracias al cinturón no lo hago. Mi garganta se siente seca mientras trato de calmarme, pero no puedo. Puedo ver como mis manos cobran fuerza en el volante y mis nudillos se ponen en blanco. Casi puedo escuchar la voz de papá en mi cabeza cuando me enseñaba a conducir.
No pierdas la vista del frente Breanna, si en algún momento necesitas ir rápido recuerda que tu vista es la que tiene todo el poder, confía en lo que haces, ¿bien?
Maldita Mónica, al final lo que sentía era real y esto era una jodida trampa. Maldigo mientras la velocidad sube más y los latidos de mi corazón son mucho más acelerados. Veo la camioneta tratar de interceptar el auto, pero fracasa cuando lo rebasa con facilidad.
Una de mis manos tantea de nuevo en busca de mi teléfono mientras trato de mantener la mente fría. Mi mano da con mi bolso y trato de adentrar mi mano en el mismo. Cuando lo consigo comienzo a rebuscar con rapidez hasta que doy con el teléfono. Lo tomo y tratando de seguir con la vista al frente lo desbloqueo y marco el número de Dominick. Siento el sudor comenzar a aparecer. Lo pongo en alta voz girando con fuerza en otra curva y el celular da con el vidrio del auto cuando me chocan desde atrás. Me doy fuerte contra el volante y mi vista se nubla un poco, pero rápidamente busco mantener el auto en las calles evitando chocar. Acelero y rebaso varios autos escuchando la voz de Dominick.
—Breanna, ¿mi tío te regañó?—pregunta con voz relajada. Muerdo mis labios.
—Me siguen Dominick—respondo y odio que mi voz tenga un tinte de miedo, pero al menos ya mi vista está bien.
—¿Qué?—cuestiona.
—Me están siguiendo, creo que quieren hacerme tener un accidente—hablo alto viendo como ahora la camioneta da con su auto y los veo perder un poco el control—mierda, tengo miedo Dominick—susurro y gracias al pequeño incidente de atrás estoy un poco adelantada.
—Mierda, ¿estás conduciendo?—cuestiona con voz sumamente preocupado.
—Sí, estoy aguantando—digo viendo que pronto entraré a la carretera. Escucho las sirenas de la policía, mucho habían durado cuando voy a una velocidad cuestionable.
Me adentro a la carretera con el auto, la camioneta y ahora las sirenas de la policía me siguen.
—Sigue así, calmada, yo estoy tratando de ver que puedo hacer—dice, pero se escucha muy nervioso. Muerdo mi labio inferior.
—Dominick, si cualquier cosa pasa, quiero decirte que te quiero mucho—susurro tratando de que mi vista no se empañe.
—Mierda, Breanna, nada pasará, sigue conduciendo amor, lo estás haciendo bien, solo, solo dime que estás bien—su voz se vuelve un poco ronca. Trago en seco
—Sí, estoy bien, solo que no sé hasta cuan...
Un grito se escapa de mis labios mientras reduzco la velocidad y luego piso el freno con fuerza, pero aun así salgo de la carretera con el golpe en mi coche, pero veo como el auto de mis perseguidores sale volando fuera de esta para dar vueltas y luego estrecharse contra un árbol, pero lamentablemente yo también doy con un árbol y luego de un golpe sordo todo se vuelve oscuridad.
***
Gimo de dolor intentando abrir mis parpados, pero los siento demasiado pesados para la tarea, lo intento por varios minutos y un quejido se escapa de mis labios cuando siento que mi cabeza explotará del dolor. Alguien habla, pero no logro ubicar la voz en mi cabeza debido al dolor inmenso que siento, otro quejido se escapa de mis labios porque realmente me siento adolorida.
Hay una luz en mi ojo que me hace quejar y luego en el otro, las voces aún se escuchan algo distorsionadas, pero poco a poco voy escuchándolas con más claridad. Trago en seco cuando alguien me toca porque los recuerdos llegan rápidos a mi mente: yo en el departamento de Mónica, yo despidiéndome de Dominick, luego me subí al coche y había un auto siguiéndome, lo próximo fue que salí de la carretera y me golpeé.
Mi garganta se siente seca por lo que abro por completo mis ojos acostumbrándome a la luz. Miro a mi alrededor y las paredes blancas me arropan, hay dos enfermeras a mi lado mientras el doctor parece que me examina.
—Breanna—murmuran mi nombre—¿puedes escucharme correctamente?—cuestiona el hombre mirándome con fijeza, analizando todo de mí.
—A-agua—susurro sintiendo mi garganta adolorida por el esfuerzo que estoy empleando.
Alguien me acomoda con suavidad y busco mirar de quien se trata, pero no puedo, veo como acercan un vaso con agua a mis labios y cuando el agua pasa lentamente por mi boca, mi garganta lo agradece. De a poco me dan agua, hasta que hago un quejido que hace que la persona separe el vaso de mis labios para luego alejarlo de mí. Acomodan con suavidad mi cabeza en la almohada, levanto las manos y veo que tengo cables concertados, eso me hace hacer una pequeña mueca con los labios. Busco incorporarme en la cama.
—No, quédate quieta Breanna—la voz de Dominick se escucha por lo que levanto la cabeza viéndolo deposar el vaso que utilicé en una pequeña mesita—tienes una pequeña herida, puede abrirse—dice y lo miro confundida.
Editado: 14.01.2025