La vida es curiosa

Capitulo 1 La aventura comienza

La curiosidad de poder tener todas esas respuestas a las preguntas que el ser humano se hace, y descubrir de dónde provienen los inventos del universo, me hace pensar: ¿por qué no empezar a investigar todas esas incógnitas que aún faltan por explicarse? Sé que muchos me han dicho que es imposible averiguar todas las respuestas; pero para mí y para mis amigos, nada es imposible si uno se lo propone.

Cuando nos reunimos, siempre hablamos de explorar algún lugar lleno de misterios y preguntas sin resolver, con la idea de enfrentarlas juntos: Erick, Steve, Alan y yo, Bruce.

Ellos conversaban sobre las maravillas que esconde el universo, mientras yo no podía dejar de pensar en una chica de nuestra escuela. Se llama Nataly: cabello castaño que llega hasta el pecho, con puntas rubias, y unos ojos azules que parecen contener secretos. No somos muy cercanos; de vez en cuando hablamos, generalmente por trabajos de clase.

Pero verla caminar con esa mirada seria, como si nada pudiera intimidarla, me atrae. Hay algo en ella, algo que me invita a descubrir qué se oculta detrás de esa fachada de rebeldía y valentía.

En este momento estoy en la cafetería de la escuela con mis amigos. Alan, el pelirrojo de piel blanca como la nieve y pecoso, está sentado a mi lado, en la orilla de la mesa. Ni se imaginan lo que hace: juega con los cubiertos intentando armar un castillo. Luego, al empezar a comer su pasta, hace ese ruido molesto con la boca, como si silbara, y después agranda su sonrisa con satisfacción.

Steve está justo enfrente de mí. Niega con la cabeza mientras su cabello negro se agita, y observa a nuestro amigo con sus ojos café oscuro. Él es más tranquilo: come en silencio, sin molestar a nadie. Aunque no entiendo su obsesión con la tarea: siempre la trae consigo y, como ahora, la revisa incluso en el almuerzo.

Erick, sentado junto a Steve, tiene el cabello siempre peinado con gomina hacia un lado, liso y perfectamente colocado. Su mirada gris, fría e imperturbable, parece analizarlo todo sin que nadie lo note. Come lento, como si incluso eso formara parte de su control.

Y por último, estoy yo. No tengo mucho que decir. Solo observo, con mis ojos color miel, mientras disimulo que acomodo mi cabello marrón liso. Lo hago justo cuando ella aparece, caminando con una bandeja entre las manos. No quiero que note que la miro, ni que piense que soy un acosador. Solo quiero entender por qué esos ojos azules me atraen tanto... Como si dijeran más de lo que alcanzan a ver.

Después de algunos minutos, siento una mirada fija en mí. Giro hacia la mesa de atrás... Y ahí está ella. Me observa con seriedad, los ojos entrecerrados, inmóvil, como si no quisiera que se notara.

El impacto me incomoda. Rápidamente regreso la vista a mi plato. Pero su mirada me deja una sensación extraña... ¿curiosidad, intriga, misterio?



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En el texto hay: romance, fantasía drama romance

Editado: 09.12.2025

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