Una vez que les había contado el plan para salvar a Nataly, todos nos acostamos en unas hamacas bien grandes que podían caber en cada una, como dos o tres personas. Solo había tres; por lo que nos tocó compartirlas, y quedó así: Erick con Alan, Yara sola, y yo con Steve. Se preguntarán dónde durmió Ossian. Pues él durmió en su cama, que era una casita pequeña de madera y, por dentro, tenía un colchón.
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Caímos rendidos en aquel espacio donde nos acogió Yara. El lugar era mediano; las paredes eran hechas con plantas, el suelo era transparente, así que podías ver el agua debajo de tus pies. Las hamacas eran tres; por eso formaban un triángulo, dónde cada uno dormía tranquilo, pero a mi lado observaba como Erick rodaba los ojos mientras Alan roncaba, es un poco gracioso de ver esa escena. Hasta que le dio un almohadazo a nuestro amigo y él se despertó dando un brinco, “sin querer saco una risa”. Luego me volteo para ver las estrellas del cielo, ya que la habitación no tiene techo, así que mientras veo como se forman figuras, hasta quedarme profundamente dormido.
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Nuevo día. Hoy es donde vamos a salvar a nuestra compañera, pero por lo preocupados que están algunos y que Yara empiece a tocar su arpa con una melodía aguda para hacernos despertar, veo que Erick se cae de la hamaca y gruñe mientras mira a Alan enojado. Ese chico es un caso total.
Alan solo está estirando sus brazos y sonriente como siempre, todavía no puedo creer que en una situación así, lleve la alegría por dentro.
Steve ya estaba despierto. Antes de que Yara tocara su instrumento, él estaba leyendo un libro con el nombre: “El más allá de la aventura de tu vida”. Pienso que lo encontró en una de las estanterías de Yara, mientras todos seguían dormidos, él en busca de respuestas y conocimiento.
Todo marchaba bien esta mañana. Así que no nos podíamos quejar, cada uno estaba preparándose para que cuando lleguemos a ese lugar, todo salga bien y podamos traer de vuelta a nuestra amiga. Llevábamos en nuestros bolsos; algún arma mágica, agua ácida, ya que Yara nos dijo que los BigTrolls se derriten y se queman con eso. En fin, teníamos todo lo necesario para esta aventura, si, para mí todo lo que vea interesante, es una gran aventura que puedo experimentar con actitud y felicidad. Pero seguía preocupado por Nataly, obvio que sí.
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Un par de horas después, ya llevábamos medio camino dónde nos acercaba al lugar que estaba ella secuestrada. Debo admitir que paramos en alguna parte, para tomar agua y comer "Frusty" de aquellos árboles que estaban a nuestro alrededor. Nos quedábamos un rato conversando y admirando la vista que se formaba en el cielo, ya que el amanecer era diferente al de nuestro mundo, tenía un color brillante, color azul con verde. Mientras observábamos, Erick le reclamaba a Alan, de que el sándwich que se iba a comer era de él. Esos dos siempre andan en guerra, “me río para mis adentros”.
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Hasta que de tanto caminar, llegamos donde estaba Nataly. De repente nos escondimos detrás de unos arbustos que estaban a un lado de la casa de los Big Trolls. Empezamos a ejecutar el plan. Yara se fue bien al fondo e hizo un ruido. Se preguntarán por qué; bueno, fue porque Yara nos dijo que a los Big Trolls les molestaba escuchar muchos ruidos fuertes y escandalosos al mismo tiempo. Por eso los chicos le siguieron el ritmo a Yara, haciendo más ruidos molestos. En ese instante, salió un Big Troll azul y ahí mismo se tapó los oídos. No aguantaba los ruidos que le estaban haciendo tanto los chicos como Yara.
Todo eso era una distracción para que entrara en la casa. Así que me prepare, salte despacio sobre el arbusto para que no me oyera, me puse a lado de una ventana, la intente abrir, pero no podía. Entonces le hice un gesto a Erick que estaba en los arbustos y él me dijo haciendo gestos con sus manos, que utilizara el agua ácida para que se derritiera. No solo puede hacerle daño a los BigTrolls, también a objetos. Es por eso que de ahí decidí echarle el agua a la ventana y en unos segundos se fue para abajo, donde aproveché para entrar a la casa. Vi a mi alrededor y no veía ningún rastro de Nataly, solo había rastros de pelusa negra, libros rotos en el suelo, un escritorio y… De repente veo una estatua de un hombre rojo con gris dentro de una caja de vidrio, que estaba montado en una mesita. Me pareció tan curioso que intente tocarlo, pero escuche un paso detrás de mí y veo que es Nataly con el traje de sirvienta.
—Hola, Nataly. Soy Bruce, venimos a rescatarte —expliqué en un tono bajo y tomé su mano con delicadeza. Su piel tan suave y linda, se le extrañaba.
—¿Eh? ¡Eres tú, Bruce! ¡Gracias por venir a por mí! —al principio se le veía confundida, pero luego se le cambió la expresión dándose cuenta de que era yo vestido con un traje bien extraño a lo Indiana Jones, por eso no me reconoció. Pero cuando se dio cuenta, exclamó alzando un poco la voz y yo le señaló con que mi dedo en gesto de silencio.
—Nataly, no hables tan duro que nos van a descubrir —le replicó en tono bajo y le sigo señalando mi dedo en gesto de silencio.
—Lo siento, está bien —susurra lamentándose.
—Ven y toma mi mano, vamos a salir de aquí. —cuando tomo su mano, sentí como nervios o no sé, pero no me sentía bien.
¿Cómodo? O ¿Me gustó? Perdón, estoy confundido.
Agarrado a su mano; saltamos rápidamente por la ventana, porque vimos que el Big Troll iba a entrar a la casa. Nos fuimos corriendo a toda velocidad a la guarida de Yara, pasamos por donde habíamos venido, donde están los árboles, el camino instrumental color violeta y su cielo curioso. Al fin y al cabo, no nos demoramos tanto, fuimos muy veloces, así que bajamos por el tobogán que esta debajo de la tierra y nos encontramos a los demás sentados haciendo cualquier cosa o curioseando el lugar.
—¡Hola a todos! ¡Llegamos! No fue fácil, porque el Big Troll iba a entrar a la casa, pero salimos rápido, antes de que nos descubriera—hablo un poco agitado por la carrera tan rápida que dimos.