La vida es curiosa

Capítulo 13 Empezar a investigar

Era un nuevo día. Me levanté y me di cuenta de que Nataly no estaba allí donde dormía. Empecé a preocuparme y fui a buscarla. Al salir de la guarida pude ver que estaba sentada debajo del árbol, mirando hacia el amanecer, y a su lado estaban unas ardillas de color verde, hermosas. Decidí sentarme a su lado.

—Hola, ¿qué miras, Nat? —tocó su barbilla y volteó su rostro hacia mí.

—Contemplo el paisaje tan mágico que me recibe la mañana de este mundo
—observó a las ardillas y ella se da cuenta de que las miro, por eso vuelve a hablar—Las ardillas vinieron cuando abrí un paquete de comida. Mentira, ya estaban aquí y decidí escuchar el canto que estaban haciendo, la verdad son muy tiernas y talentosas —me sonríe y observo como le brillan sus ojos al hablarme sobre eso.

—Sí, es muy lindo y curioso este lugar
—doy un suspiro tran- quilo admirando el paisaje por unos segundos. Luego la miro a ella, sonrió y no puedo creer que sea tan linda. Voltea a mi lado y me vuelvo a incorporar para preguntarle
— Pero bueno, dime, ¿en qué piensas?

Toma aire y comienza a hablar.

—No sé por qué pienso esto, pero es que siento algo como extraño dentro de mí. Es como que algo me dijera que hay algo más que secretos y misterios; es como ¿encontrarme a mí misma? O ¿encontrar el amor? Definitivamente, no sé—me sonríe confundida, decide recostar su cabeza sobre mis piernas y de ahí decido acariciar su cabello.

Cuando dijo eso, sentí algo dentro de mí que me animaba a decirle que me gustaba; pero otra parte de mí, me decía que no se lo confesara. Estaba demasiado perdido. Mientras mirábamos hacia el amanecer, una voz nos hizo sacar de nuestros pensamientos. Era Erick lanzando piedras al rio de peces grandes.

—¡Oh! Miren a quién tenemos aquí, a un par de tórtolos bien juntitos... —bromeó, siguiendo con su juego de piedras.

—¿En serio, Erick? Tenías que ser tú.
—rodé los ojos. Es que mi amigo a veces puede ser un poco molesto con su humor.

—¡Ay, pues perdón! —siguió riéndose, pero un poco más bajo.

—Ya, déjalo, Bruce. Tú sabes que solo somos amigos, ¿o no?—se levanta de mis piernas, me toca el hombro y sonríe mientras se pone su abrigo color gris.

—Ehm, s-sí —afirmé decepcionado cuando Nataly aseguró que solo éramos amigos. Creo que lo de nosotros no va a funcionar.

En fin, mientras me hundo en mi rechazo amoroso, noto que llega Yara acompañada de Alan y Steve.

—¡Oigan!, ¿qué hacen aquí? No pues qué íbamos a encontrar el tesoro del Big Troll. ¡Vamos, muévanse! —Erick, Nataly y yo saltamos un poco asustados por ese gritó.

—¡Vamos! —exclamé ahora emocionado por la aventura que se viene.

Todos fuimos a la guarida de Yara, cogimos objetos de su- pervivencia y salimos corriendo. Empezamos a caminar por el camino violeta y luego de unos segundos, llegamos a un bosque iluminado de luces amarillas brillantes. Debo aceptar que se veía un poco oscuro y teníamos un poco de miedo, pero nada nos iba a detener. Entonces, como vi que Nataly también tenía un poco de miedo, pasé mi mano por detrás de sus hombros y recosté su cabeza en mi pecho. Yara se quedó a un lado, caminando con Ossian y Erick. Por último, Steve y Alan se quedaron caminando detrás de nosotros.

Mientras íbamos avanzando, de repente algo nos hizo parar. Erick y Yara habían visto alguna sombra negra, sacudiéndose de- trás de los arbustos. Ya que somos tan curiosos, nos acercamos y vimos que era... ¡Un conejo sombra! Era una locura, nunca ha- bíamos visto un conejo de estos. Pero bueno, lo que nos dio más curiosidad fue ver lo que estaba detrás del arbusto, que era... ¡UN AGUJERO PROFUNDO NEGRO! Como me oyeron, nos dio mucha intriga saber a dónde llevaba este agujero.

—¿Sí ven esto? ¿Adónde llevara este gran agujero? —señalo asombrado por aquello que acabamos de encontrar.

—No sé, pero nunca lo había visto, esto es nuevo para mí — aseguró Yara frunciendo el ceño.

—¿En serio nunca lo habías visto? —me acerco a su lado preguntándole intrigado.

—No, nunca. Esto me parece sospechoso, porque por aquí paso muchas veces y hasta ahora nunca lo había visto
—responde segura de sí misma.

—¡Qué extraño! ¿No? —sigo mirando el agujero. Hasta que me acerco otra vez, me agacho y decido analizarlo por lo curioso que estoy.

Todos quedamos confundidos y perdidos acerca de esto, pero a la vez teníamos intriga de saber adónde llevaba ese agujero. Quería bajar por ahí; pero para mi suerte, Nataly me sostuvo de la camiseta.

—¡¿Qué haces?! Tenemos que seguir a lo que venimos, ¿ok?—me da esa mirada dominante que no conocía de ella. Abro un poco los ojos de sorpresa, pero luego ruedo los ojos y la sigo.

—De acuerdo —dije desilusionado dándole un ultimo vistazo al agujero y sigo adelante.

—Sí. Vamos, chicos, sigamos —habla Yara decidida poniéndose delante de nosotros.

Seguimos andando horas y horas y, a cada paso que dábamos, nos encontrábamos con todo tipo de cosas raras, por ejemplo, árboles que hablaban entre ellos, animales que brillaban cada vez que estaban felices cuando comían o cuando tocabas una hoja de un árbol decía algo escrito.

Minutos después, paramos y vimos una casa muy linda hecha de madera con flores. Tocamos la puerta y nos abrió una mujer que se quedó mirando a Yara. Yara también a ella. Entre nosotros nos observábamos confusos viendo cómo se miraban.



#1210 en Fantasía
#206 en Magia

En el texto hay: romance, fantasía drama romance

Editado: 09.12.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.