La voz de tu corazón

Sinceridad

Temprano, Elian recibió la llamada del gerente del restaurante que pedía disculpas por el comportamiento de sus empleados y aclaró que se sintieran a gusto de volver cuando quisieran. Parecía que Gioia se había encargado de solucionar el problema, tal vez llegando a un acuerdo con Antonello.

Más tranquilo, se levantó de la cama y fue a despertar a Naomi. Sabía que era temprano, pero tenían que aprovechar la mañana para comprar los pasajes del tren, que al día siguiente los llevaría a una nueva región del país.

—¡Buenos días! —saludó a Naomi, que todavía pensaba en el sueño— ¿Dormiste bien?

—Sí —mintió con un poco de culpa, pero era mejor no entrar en detalle—. ¿Qué tenemos para hoy?

—Tenemos que ir a la estación. Mañana cambiaremos de ciudad. Nos toca ir a Nápoles.

—¡Genial! Podremos ser turistas por un momento, ¿verdad? —Se entusiasmó con la idea.

—No. Tenemos mucho por hacer y poco tiempo —respondió casi con lástima.

—¿En serio? Me gustaría dar un paseo.

-Entonces, compro los pasajes paraeldomingo, así aprovechamos a recorrer antes de que tengamos que volver para la entrevista que quedó pendiente y por supuesto para hacer el Show de las Estrellas.

—¡Sí! No me importa si llego cansada del viaje. No quiero quedarme con las ganas de conocer.

—Supongo que la emoción se debe a que tu mamá te mostró fotos del lugar, ¿no?

—Así es. Tiene unas costas muy bonitas y quiero verlas en vivo. —Se le dibujó una sonrisa de alegría. Era su momento de distraerse un poco y olvidarse de los problemas que la aquejaban.

—Bien, entonces lo haremos así. —Le dedicó una sonrisa.

Después del desayuno se dirigieron a comprar los pasajes. No tuvieron ningún inconveniente en conseguir la hora propuesta. Tenían que partir a las seis de la mañana para llegar a cumplir con la agenda, y les quedaba tiempo de sobra para disfrutar de un paseo.

Cuando llegaron al canal de televisión, Naomi trató de mantener su semblante positivo para la reunión que iba a tener con Davide. Tenían que hablar de las nuevas normas que se habían establecido luego del incidente con Gianluca y qué ocurriría si se volvía a incumplir el contrato. Naomi escuchaba sin decir ni demostrar nada, dejando en incógnita qué tanto iba hacer caso de lo que le estaban pidiendo. Tenía más que claro que, si quería enfrentar sus temores, debía mantenerse firme en sus ideales y empezar a forjar su carácter para demostrar que sus decisiones no estaban equivocadas. Elian era quien asentía a todo. Desconocía las verdaderas intenciones de su compañera.

La reunión terminó y ambos tomaron caminos diferentes para cumplir con sus actividades. Mientras que Naomi se alistaba, Elian fue a reunirse con Angelo, un fotógrafo que trabajaba para una revista muy conocida de la farándula. Quería entrevistar a Naomi para darla a conocer, ya que veía mucho talento en ella, además de sacar bastante dinero si conseguía una primicia. Como la consideraba alguien llamativa, estaba seguro de que tendría algo bueno por ofrecer. Sin embargo, ese último detalle prefirió no dárselo a Elian, por miedo a que alguien quisiera copiarle la idea.

Angelo era muy jovial y con una personalidad muy espontánea que lo hacía muy simpático, y logró que Elian aceptara la propuesta ofrecida. Enseguida fue a buscar a Naomi para que estuviera al tanto de la novedad. Cuando tomó el pasillo principal, que lo llevaba a los camerinos, notó que Gianluca estaba rondando cerca, seguro con la intención de hacer algo en contra de Naomi. Lo siguió por detrás, hasta que lo vio detenerse delante de la puerta. Elian mantuvo cierta distancia para prestar atención a lo que hacía. No confiaba para nada en él.

—Naomi, ¿podemos hablar? —Gianluca la interceptó antes de que se le escapara. Se lo notaba nervioso, porque buscaba las palabras adecuadas para dirigirse sin ser rechazado.

—¿Qué necesitas? —preguntó manteniendo distancia.

—Aclarar lo que está sucediendo. Y pedirte un favor. —Se acercó unos pasos para estar más cerca y así tomarla de la mano con delicadeza.

—No tienes que aclarar nada, ya sé cuál es el ambiente en donde me estoy moviendo. —No se rehusó al agarre, lo dejó—. Nada más tengo que cuidarme y estaré bien.

—Yo también puedo cuidarte, aunque no lo parezca. No dejaré que mi abuelo te vuelva a maltratar.

—¿Me quieres engañar? —cuestionó con la vista clavada en sus ojos. Necesitaba que fuera sincero para aclarar cómo era de verdad.

—¿Por qué? —La miró extrañado.

—Anoche te quedaste en silencio mientras tu abuelo nos rebajaba delante de la gente. Acaso ¿eres igual a él o le tienes miedo?

—¡Yo no le tengo miedo! —Se sobresaltó, asustando a Naomi. No le gustaba que lo trataran de cobarde—. Solo lo respeto. Tal vez puede estar equivocado con lo que hace, pero él es un gran artista. Por eso te pido que lo escuches y hagas caso a lo que dice...

—Entonces eres igual. —Le dolió comprobar que Elian tenía razón.

—No. No lo soy —replicó nervioso—. Deberías entender que mi abuelo ya tiene una carrera hecha y por eso me está ayudando. Y tú también puedes aprender de él.

—¿Tengo que aprender siendo maltratada? Estás equivocado —Naomi lo interrumpió y lo sujetó de la mano con fuerza—. Reconozco que todavía no soy conocida, y que en mi lugar podría haber otra persona con más años de experiencia, pero deberías saber que para mí no fue fácil tomar la decisión. Tenía miedo de lo que pensaran sobre mí apenas llegara. Y ¿sabes por qué? Porque por mucho tiempo intentaron apagar mi vida con comentarios hirientes, y hasta creí que no llegaría a ningún lado porque no tenía los recursos y menos el apoyo de mi familia... Y todo fue peor cuando perdí mi voz. Era chica, pero sentí la horrible sensación de querer morirme... —Su voz tembló al recordarlo—. Sin embargo, la música me dio fuerzas para seguir viviendo. Es gracias a la conexión especial que tengo con ella que tomé el coraje de dar un paso más para alcanzar mi sueño. —Un nudo en la garganta ahogó su voz—. Debes pensar que exagero o que quiero dar lástima. Sin embargo, no es así. —Agachó la mirada sin creer todo lo que estaba diciendo—. Por eso, Gianluca, no dejes que la primera falla que tuviste te derrumbe. Menos que tu abuelo te domine. Solo recuerda que la música es más que solo letras y melodías. Es un canto del alma, que permite expresarnos en todos los sentidos. Busca tu estilo y escucha tu corazón, no a los demás. Después de todo, aquello que cantamos es lo que nos cuesta expresar... o es lo que me pasa a mí.




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