La voz de tu corazón

Explosión

Había mucho movimiento dentro del canal de televisión. Todo el equipo quería realizar una cuarta transmisión que superara las anteriores, ya que, gracias a los talentosos jóvenes, tenían el mayor rating de la semana.

Lo primero que hizo Naomi fue ir junto con Elian a la oficina del director para hablar del problema que tenía con sus cuerdas vocales. Fue algo inesperado y preocupante para Davide, pero trató de encontrar una solución con la participación de Lisa.

Un poco más tranquila, Naomi se fue a preparar mientras que Elian había decidido no invadirla y la dejó ir sola hacia el camerino.

Una vez que Naomi estuvo lista, tomó el camino que la llevaba hasta el escenario, pero antes de ocupar su lugar quería encontrarse con Gianluca para saber cómo estaba luego de la incómoda situación que habían vivido la noche anterior. Sabía que era peligroso acercarse por el rumor que corría sobre ellos, pero por una extraña razón necesitaba hacerlo.

Cuando creyó que ya no lo encontraría, lo vio salir de una sala con unos papeles en la mano. Se lo veía preocupado, por lo que aumentó sus pasos para quedar a su lado.

—Hola —lo saludó para tener su atención—, ¿cómo estás? —Le sonrió para demostrarle que todo estaba bien con él.

—Hola, Naomi. —Le devolvió la sonrisa, aunque era bastante forzada—. Estoy bien..., nada de otro mundo. ¿Tú cómo estás? ¿Te sientes mejor? Quise comunicarme contigo estos días, pero... se me pasó el tiempo volando.

—Estoy mejor..., creo.

—Ya no estuviste llorando, ¿verdad? —preguntó al oír su voz, y Naomi agachó la mirada—. Ya veo..., pero no te preocupes, hablé con mi abuelo para que te dejara tranquila. Todavía no entiendo porque no le caes bien y te trata con desprecio.

—Porque arruiné su plan, y supuestamente te estoy arrastrando al mal camino.

—Eso último no es cierto. Tú también estás creciendo como artista y no tiene por qué ponerte trabas. Además, eres muy buena. Tienes talento y me alegro de que seas parte del jurado.

—Gracias, pero lo que pasa es que eres importante para él, por eso no debe querer que interfiera con mis decisiones.

—Créeme que, si fuera importante, por lo menos me escucharía —respondió dolido—. A veces me pregunto si sabe que las personas tenemos sentimientos o nuestros propios proyectos... Él nada más piensa en su fama y mantener el apellido Manna en las listas más altas —continuó Gianluca.

—Entonces ¿no estás de acuerdo con la idea que tiene tu abuelo? —Se animó a preguntar para terminar de afirmar si de verdad Gianluca estaba siendo oprimido por su abuelo.

—Como sabrás, al principio estaba de acuerdo..., lo defendía..., y por eso me comportaba como un idiota. Lástima que mi abuelo no me entiende. Piensa que me hechizaste o algo por el estilo. —Soltó una risa para liberar la tensión que le producía saber la triste realidad.

—Muchos dicen que suelo hechizar a las personas, pero estoy segura de que, si lo hago, es para bien. No buscaría hacer daño. Ya te lo dije la primera vez que te puse la cruz.

—Naomi... ¿Puedo pedirte un favor? —la interrumpió de golpe.

—Si puedo hacerlo, claro. —Se encogió de hombros.

—Esta noche, colócame otra cruz —Gianluca se acercó a su oído para susurrarle el plan.

—¡No! —se opuso y Gianluca le tapó la boca para que no hablara fuerte.

—Hazlo. Además, siento que hoy no daré un buen show. Tengo tantas cosas en la cabeza que no puedo pensar con claridad y menos concentrarme en la canción.

—Gianluca, lo estás haciendo bien. En serio. La última nota que te puse es porque te las ganaste, no porque alguien me obligó a hacerlo. No voy a ponerte una cruz a menos que te lo merezcas.

—Entonces, lo haré mal a propósito.

—¿Y qué ganarías?

—Mostrarle a mi abuelo hasta dónde llega mi límite. —Se sonrió confiado.

—Es una locura... —Hizo una pausa para tratar de buscar algún consejo que lo ayudara a cambiar de opinión. Miró su pulsera y con un poco de esfuerzo quitó una pequeña estrella que colgaba de ella—. Gianluca, canta con el corazón. No pienses en tu abuelo o en los problemas que tengas. Cree en la música y en quienes te escuchan..., por favor. —Lo tomó de la mano para entregársela—. Esta estrella te dará fuerza, confía en mí. Después de todo, las estrellas siempre brillan en la oscuridad.

—Qué raro es verte preocupada por mí. —Se sonrió de lado mirando la delicada estrella de plata—. Pero me alegra, porque quiere decir que ya te caigo bien. —Se sintió en las nubes por el gesto de Naomi y se dio la vuelta para irse.

—¡Pórtate bien! —Alzó la voz con esfuerzo. Ni ella creía lo que estaba pasando. Pero se daba cuenta de que de verdad Gianluca tenía una forma especial de ser que ocultaba por algún motivo, lo que la llevaba a arrepentirse por haber pensado mal sobre él.

Gianluca la ignoró y guardó la estrella en el bolsillo de su pantalón. Confiaba en que esa noche mostraría al mundo lo que ocultaba dentro de su ser. Para bien o para mal, no importaba. Se dejaría llevar por la música para liberarse y encontrar el camino que lo haría feliz.

—¿Qué pasa, Naomi? —preguntó Elian al oírla gritar.

—Nada de qué preocuparse. —Prefirió no decirle sobre la idea de Gianluca. Era mejor no armar escándalo con algo que no era seguro que fuera a pasar.

—¿En serio? ¿No te estuvo molestando?

—De verdad. Yo me acerqué a él. —Agarró a Elian de la mano—. Quédate tranquilo que todo está bien. Nos vemos luego, ¿sí?

—Claro. Mucha suerte para esta noche. —Le dio un beso en la mejilla y se retiró a su lugar a observarla, como siempre lo hacía.

El programa inició con un minirecital de Lisa, que había decidido repasar sus temas más conocidos, que habían llegado al primer puesto del ranking varios años atrás. El público escuchaba muy atento, disfrutaba del show y cantaba en voz alta en los estribillos. Solo un pequeño grupo estaba desilusionado por no ver la presentación de Naomi. Muchos se habían apurado por conseguir un lugar para oírla cantar y sentir mejor la energía que transmitía en cada una de sus canciones. Como Naomi estaba al tanto de ese detalle, pidió permiso para dar sus disculpas por el inconveniente que había ocurrido. El público alzó la voz y le dedicó palabras de ánimo para que se recuperara pronto.




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