Después de la visita de Gianluca, Naomi se encerró en su cuarto. Necesitaba estar a solas y concentrarse en lo que más le hacía bien: la música.
A pesar de haber tenido un mejoramiento rápido, sentía que su energía comenzaba a decaer otra vez. No le gustaba que jugaran con su vida para llamar la atención de la gente, además de que se daba cuenta de que el humor de Elian cambiaba cuando la relacionaban con Gianluca. ¿Eran celos? ¿O había un problema diferente entre ellos?
Se tiró sobre la cama con su cuaderno de notas y una lapicera. Buscaba la manera de distraerse para dejar fluir su inspiración y escribir nuevas canciones.
A medida que escribía, se concentraba en cada palabra para crear una buena estrofa, mientras anotaba la posible melodía que llevaría la canción. Sabía que podía pasar mucho tiempo para tener sus propios músicos y tocarla, pero el soñar y sentirlo tan cercano le daba la seguridad que de pronto iba a llegar el momento.
Cuando ya no le salieron más las palabras, se giró boca arriba y cerró los ojos. En su mente apareció la foto de la revista. Los abrió enseguida y se preguntó qué significaba de verdad la escena. Podía reconocer que antes le hubiera molestado encontrarse en esa situación con Gianluca, pero ahora ocurría todo lo contrario. Su lazo con él se había fortalecido, pero ¿era para bien o para mal? No quería causar malas impresiones, pero sabía que era imposible, ya que lo apreciaba y quería estar cerca suyo para apoyarlo con su carrera. Él había cambiado su actitud y esperaba que fuera por su propia voluntad y no para sorprenderla y así conquistarla.
La voz de Elian la hizo salir de sus pensamientos y automáticamente se le dibujó una sonrisa. Si de verdad quería sentirse bien y alejarse de los miles de preguntas que se dedicaba a hacer en los últimos días, no tenía dudas de que Elian tenía la ventaja de alejarla de aquello que le hacía mal. Se puso de pie para abrirle la puerta, manteniendo una sonrisa. Elian traía una carta de Gioia. Naomi la abrió ansiosa por saber qué le había escrito, ya que hacía mucho que no recibía una de su parte. Sacó las dos hojas que formaban la carta y pasó a leerla en voz alta para que Elian también escuchara.
Mi querida Naomi:
¿Cómo te sientes? ¡Qué susto nos diste! Debo confesar que me dio mucha tristeza recibir la noticia y me sentí muy culpable de haberte dado este trabajo. Conocía la clase de persona con la que tenías que relacionarte, pero no creí que fueran tan crueles para dañarte de esta manera. Espero me perdones y no sientas que te llevé a tu peor pesadilla, porque no lo es. Yo solo quiero que alcances tus sueños. Lo sabes bien, ¿no?
Como tu voz está delicada, no te esfuerces mucho. Deja que el tiempo haga lo suyo y no te preocupes por los contratos que debes cumplir. Ya me encargué de hablar con los productores para que te esperen hasta que puedas retomar tus actividades. Hasta ahora las fichas que me mandaste están perfectas, pero no aparece el cantante especial que busco para concretar mi plan. Sigue intentando, que lo vas a encontrar. Aunque me pregunto si ya lo descubriste y todavía no me lo dices. Tal vez quieras estar segura y por eso aún lo mantienes en secreto. Espero no tardes mucho en darme la respuesta. Quiero saber si coincidimos con el elegido, que será tu compañero de trabajo, y verás lo unidos que estamos los tres.
Naomi, también sé que me quieres ver, Elian me lo viene diciendo desde hace tiempo, pero, antes de que tengamos el encuentro, te pediré un favor o, más bien, una tarea. Quiero que, cuando llegue la fecha de la cita, tengas escrita una canción junto con su melodía sobre la historia de una chica que busca a su salvador y no puede encontrarlo por ninguna parte. Me gustaría saber qué cuentas en ella. Lo harás, ¿verdad? Estoy más que seguro de que quedaré sorprendido con lo que cantarás.
Ahora bien, la fecha del encuentro será dentro de un mes. Espero que, para ese entonces, mi salud siga estable y no tenga ninguna recaída.
Cuídate mucho y espero tu respuesta.
Con cariño, Gioia.
—¡Al fin se cumplió tu pedido! —Elian se alegró al saber que Gioia comenzaba a dejar de lado sus temores.
—¡Sí! Y diría que leyó mi mente y por eso me dio la idea de escribir una canción que habla de una persona que busca a su salvador. —Se sonrió segura al saber que no era tan complicado lo que le había pedido.
—¿Ya escribiste algo parecido?
—Sí. Solo tengo que mejorarla y darle una melodía.
—¡Muy bien por ti! —la felicitó sonriente y pensó en cómo reaccionaría Naomi cuando supiera quién era Gioia.
La respuesta de Naomi fue concisa. Le contó cómo se había sentido la noche en la que se desvaneció y como sus ánimos habían cambiado luego de volver en sí. También le pedía disculpas por no encontrar al cantante que buscaba, pero le aclaró que ya tenía un posible candidato y que solamente se lo contaría en el encuentro. De esa manera fue que volvió a pensar en Gianluca y soltó un suspiro al no saber qué pasaba realmente por su cabeza al pensar en él.
Ya se habían acostado, y Naomi continuaba inquieta. Giraba de un lado a otro en la cama. No conseguía la posición adecuada para dormir y dejar de marearse con ideas complicadas.
—¿No puedes dormir? —Era tanto lo que se movía que llamó la atención de Elian.
—Es que no dejo de pensar en Gianluca. Hay tantas cosas que no entiendo.
—¿A qué te refieres exactamente? —La respuesta de Naomi le provocó un vacío en el estómago.
—No puedo saber con certeza qué tipo de sentimientos tengo hacia él. Me cae bien, ya no lo detesto. —Hizo una pausa al sentir que Elian se movía—. No estoy segura de si es porque dejó de ser el egocéntrico que conocí y pasó a ser una persona más amable y confiable, o si es... otro motivo más... delicado..., especial. —Comenzaba a darse cuenta de que estaba dando detalles que seguramente era mejor tenerlos guardados.