Tanto Naomi como Elian no durmieron en toda la noche. Ambos tenían grandes ojeras y el silencio que reinaba en la cocina daba a entender que era mejor no decir nada o estallarían en otra discusión. Elisa le sirvió el desayuno a cada uno y tomó asiento con sumo cuidado para comer el suyo. Durante la madrugada los había escuchado discutir, así que se imaginaba de dónde venía el enojo.
Naomi fue la primera en terminar para alistarse e irse enseguida a terapia. Les indicó que deseaba ir sola porque luego del hospital tenía pensado caminar hasta el parque de la ciudad para encontrar inspiración y continuar con el deber que Gioia le había pedido. Pero también era una excusa para ocultar la molestia que sentía por estar peleada con Elian. Era mejor perderse en la ciudad por unas cuantas horas.
En el hospital, el terapeuta le hizo hacer un ejercicio para probar su tono de voz. Interpretaba notas cada vez más altas, donde se podía percibir la mejoría en sus cuerdas vocales. Lo repitió varias veces sin tener ningún contratiempo. Su voz estaba sanada y pronto iba a poder volver a cantar. Feliz detener un cambio positivo, salió rumbo a buscar un lugar que le ayudara a pensar en la canción que estaba escribiendo para Gioia.
Por el calor, no había tanta gente que paseara, aun así, Naomi prefirió buscar un sitio fresco para pasar la mañana. Encontró fácil un asiento y se puso manos a la obra para terminar la canción. Para su suerte, ya tenía una parte hecha.
Hacía un tiempo había comenzado a trabajar en una letra parecida al sueño que durante su infancia había tenido sobre un ángel que la acompañaba cada vez que se sentía sola, pero que había desaparecido en sus recuerdos quebrados. Sin embargo, cuando Elian le contó que un señor la había ido a visitar al hospital, ya no le quedaban dudas de que de verdad había existido, sin entender por qué se ocultaba de ella.
Su celular comenzó a sonar justo en el momento en que estaba haciendo un repaso de las estrofas. Era Elian. Primero no quiso atenderlo, pero luego lo hizo al pensar que la podía llamar por algo relacionado al trabajo.
—¿Qué sucede? —respondió cortante.
—Necesito que vuelvas. Tengo novedades en cuanto a tu trabajo. —Su tono de voz fue igual al de Naomi.
—¿No puedo saberlo después?
—Si te quieres organizar mejor, ven. Si no, tómate el tiempo que gustes —le dio a elegir.
—En unos minutos estaré allí. —Cortó notando que él tampoco aflojaba con su enojo.
En media hora Naomi ya estaba de vuelta. Encontró a Elian en la habitación, escribiendo en la agenda las nuevas actividades que habían surgido en el poco tiempo. Naomi se acercó por detrás sin decirle nada y esperó a que él le hablara primero.
—Llamaron de la empresa donde trabaja Angelo. Pidieron disculpas por el atrevimiento que tuvo de meterse en tu privacidad. —La miró al hablarle—. Quieren hacerte una nota para arreglar lo sucedido. Quien te hará la entrevista será una chica.
—Me parece bien. ¿Cuándo es?
—Puedes elegir entre hoy a las 17 o dejarlo para mañana a primera hora. La nota no saldrá hasta la semana que viene.
—Podría hacerlo hoy. No tengo problema, ya que mañana sigo con mis sesiones con el fonoaudiólogo.
—Menos mal que coincidimos en algo. Ya te había anotado para hoy. —Le mostró la agenda. Naomi no sabía si sonreír o no por el cumplido, y se mantuvo firme sin expresar nada—. Ahora llamo para avisar que vengan.
—¿Qué otras cosas tengo? —quiso saber.
—Mañana, después de tu terapia, tendrás una reunión con Davide. Al verte en buenas condiciones, ya están pensando la fecha para regresar con la segunda temporada.
—¡Qué bueno que todavía me quieran en el programa! —Sintió alivio al escucharlo.
—Sí. Y lo otro que tengo para decirte es que Gioia llamó para preguntar cómo te fue anoche. Le conté lo que te sucedió. Se lamentó porque quería que disfrutaras del show para que pudieras entender mejor qué tipo de cantante es el que está buscando.
—¿Habrá otra función para que pueda ir?
—Las hay en otras ciudades. Dijo que tratará de conseguir una entrada para este fin de semana y seguramente yo tendré que ir contigo. Así que espero que aceptes.
—¿Por qué piensas que no?
—Tal vez quieras invitar a alguien más. —Se hizo el desentendido.
—¡Tonto! —Le dio un pequeño golpe en la espalda por dudar de ella.
—No lo soy. Al contrario, estoy despierto por si me vuelves a rechazar —se atajó.
—¿Rechazar? ¡Si nunca lo hice! —se exaltó.
—Si es lo que crees... —Miró hacia arriba.
—Mejor no digo nada. —Se cruzó de brazos, molesta por su actitud.
—Bien, porque tengo más para decirte. —Regresó a las anotaciones que tenía sobre el escritorio.
—¿Qué cosa? —Su tono de voz había pasado a ser más serio al pensar que la seguiría criticando.
—Gioia adelantó el encuentro que tendrá contigo. En diez días te quiere ver en su casa y aseguró que, si no terminas la canción para ese entonces, no habrá problema.
—Me falta poco. Seguro la podré terminar —contestó sintiendo como su corazón latía fuerte por querer conocer a Gioia.
—Y una última cosa —dijo al ver que se perdía en sus pensamientos—. Esta noche vuelves al restaurante para ver el show que se llevará acabo.
—¿Vendrás conmigo? —preguntó sin dudarlo. Ella no sería quien lo rechazaría para salir juntos.
—Todavía no lo decido. —Se hizo el difícil—. Puede que Elisa vaya en mi lugar. Estaría bueno que tuvieran una noche diferente, ¿no? —Naomi se mordía el labio mientras lo escuchaba hablar—. ¿Por qué me miras así? —Alzó su ceja, dudoso.
—Porque de verdad eres un tonto. —Su tono de voz marcaba la molestia que le producía la actitud de Elian.
—Claro que no. —Dio vuelta la cara para no hacerle caso—. Además, no recuerdo que fueras tan enojona.
—Que tú no lo veas no quiere decir que no lo sea. —Se alejó para retirarse sin responder la pregunta. Pero, antes de que abriera la puerta, Elian la detuvo.