Naomi seguía despierta en plena oscuridad. Recordaba el beso de Elian en su mejilla y su voz expresándole un te amo. Se sonreía anonadada al traer de vuelta las hermosas palabras. Se regocijaba al darse cuenta de que el chico que admiraba la había conquistado.
Se giró en la cama para verlo dormir. Elian estaba de espaldas, y con su vista recorrió su espalda descubierta, en la cual se apreciaban los años de entrenamiento que había recibido en el Circo. Se veía fuerte y tentadora para tocarla. Extendió su mano con la intención de acariciarlo y, por qué no, rodearlo con sus brazos, para atraerlo hasta ella y sentir el calor de su cuerpo. Pero, antes de que sus dedos se animaran a tocarlo, apartó su mano con vergüenza y la llevó a su pecho.
Por más que estuviera feliz, a los pocos segundos pasó a odiarse. No entendía por qué no había sido capaz de responder lo que su corazón moría por decir. ¿Tan estúpida podía ser? Parecía que sí, ya que era la segunda vez que dejaba en suspenso la tan ansiada respuesta que Elian buscaba saber. No era difícil, todo coincidía para que fluyera por el mismo curso la relación entre ambos, pero su inseguridad era más grande y la hacía retroceder.
Naomi giró su cabeza hacia el techo, sin dejar de pensar. La relación había mejorado, pero sabía que podía ser mucho más linda si confesaba la verdad. Lo bueno era que Elian la entendía y la iba a esperar hasta que tuviera sus ideas acomodadas. Solo esperaba no defraudarlo con su respuesta. Era demasiado bueno con ella, y debía hacerlo feliz también. Por eso tenía que tener mucho cuidado con lo que decidiera hacer con respecto a los sentimientos encontrados que tenía.
Después de tomar coraje, se giró de nuevo a ver a su compañero de cama y, sin pensarlo más, arrimó su cuerpo contra el de él, acurrucándose en un sentido abrazo. Elian la sintió y llevó su mano hasta la de ella, para entrelazar sus dedos y demostrarle que su cercanía era la mejor compañía de la noche. Naomi se sonrió por el gesto. No estaba acostumbrada al contacto directo con una persona, menos con un chico, por lo que su cuerpo respondía a esa cercanía con un cosquilleo especial que aumentaba los latidos de su corazón. Naomi hundió su rostro contra la espalda de Elian, para sentir su suave perfume, y se durmió a los pocos segundos con una sonrisa en el rostro.
La mañana siguiente, Naomi se levantó con más energía de lo usual y se preparó con entusiasmo para asistir a la reunión con el productor del Show de las Estrellas. El programa pronto iba a volver al aire, y necesitaban hablar de las nuevas ideas con las que iban a trabajar.
En la sala de reuniones, Lisa y Marco ya habían ocupado sus asientos y esperaban la llegada del resto que asistiría a la reunión. Ni bien vieron entrar a Naomi junto con Elian, se pusieron de pie para recibirla, alegres de saber que se encontraba muy bien de salud y que iba a seguir siendo su colega. Naomi se sintió feliz de verlos contentos por ella, y enseguida se pusieron al día con lo sucedido.
Conversaban muy animados cuando Isabella ingresó a la sala y saludó a cada uno con un beso para luego unirse a la charla. Como siempre, demostraba su gran entusiasmo por compartir tiempo con grandes artistas.
A los pocos minutos, el hombre que estaba detrás del programa entró acompañado de Davide.
—Es momento de que lean cómo evaluaremos a los finalistas que pasaron a la siguiente ronda y qué otro papel tendrá cada uno de ustedes. —Le dio una copia a cada jurado—. Lean detenidamente y cualquier duda que les surja se los pasaré a explicar. Hemos perdido mucho tiempo y es hora de recuperarlo.
Naomi no hizo caso al comentario. Sabía que era por ella que lo decía, por lo que enseguida comenzó a leer la primera página del proyecto. Por el momento todo se mantenía igual a lo que le habían marcado en la primera reunión. La segunda ronda se evaluaba con una nota que iba desde el número tres, siendo lo más bajo para evaluar, hasta un diez en caso de que el artista hiciera un excelente show, pero tenía que ser bien merecido, si no, se lo calificaba con un nueve. El uso del diez se tenía que limitar para no causar falsas impresiones. Con un asterisco recomendaban que se reservara para el último programa, cuando el vencedor saldría a la luz.
Como nadie tenía dudas, la reunión pasó a la segunda parte. Se trataba de las presentaciones que Marco, Lisa y Naomi debían cumplir. Como Naomi había cancelado su presentación por el problema de salud, le tocaba ir primero. Tenía que cantar tres temas antes de que la competencia iniciara. Debía dejar satisfechos a los seguidores que esperaban por ella. Sin embargo, en vez de ponerse feliz, se sintió preocupada. Su voz había tenido una pequeña mejoría, pero esperaba que para esa noche ya estuviera recuperada al cien por ciento. Como Elian le había recomendado que no diera detalles completos sobre su estado, terminó aceptando con una sonrisa.
Cuando llegó el final de la reunión, antes de que se levantaran de sus asientos, la presencia de Gianluca llamó la atención. El joven italiano saludó de manera general y tomó asiento en la silla vacía que se encontraba al lado de Isabella. Naomi lo siguió con la mirada. Se imaginaba cuál podría ser el motivo para estar allí. Tal vez la charla que habían mantenido en su casa había surtido efecto para cambiar su actitud en el programa y venía a presentarlo ante los demás.
—Antes que nada, quiero pedirles disculpas por haberlos obligado a cumplir con un contrato que no era justo para los demás participantes. La ansiedad que tenía por ganarme el reconocimiento de la gente me llevó a aceptar la estúpida idea que mi abuelo les planteó para que pudiera obtener la victoria en esta competencia —con mucha sinceridad y arrepentimiento, comenzó su discurso.
Marco y Lisa escuchaban atentos, sin decir nada. Naomi esbozaba una sonrisa, alegre por el cambio que había en él; y Elian asentía con la cabeza, afirmando lo estúpida que había sido su idea.