El entusiasmo, que durante la semana la mantuvo alejada de los problemas con Gianluca, fue desapareciendo lentamente a medida que se acercaba el nuevo programa del Show de las Estrellas. Por más que hubiera querido que el tiempo se detuviera para no llegar al momento del encuentro, sabía que no se cumpliría. ¿Cómo reaccionaría cuando se cruzaran? ¿Reinaría el silencio? ¿O los gritos serían parte del momento? No importaba si no recibía disculpas de su parte. Solo quería hablarle, saber cómo se encontraba y, sobre todo, demostrarle que realmente le importaba.
Ya estaba por llegar al pasillo que la llevaba al escenario cuando de golpe se detuvo al ver a Gianluca sentado con una mirada cabizbaja. Observaba un punto fijo como si nada le importara. Naomi sintió una punzada en el estómago. No sabía si era de nervios o de tristeza, pero, sin importarle la sensación, avanzó a pasos firmes y se arriesgó a saludarlo. Tenía la esperanza de que todo estuviera tranquilo.
—Hola, Gian —habló con suavidad—, ¿cómo estás?
Cuando Gianluca escuchó su voz, la miró de reojo sin contestarle. No iba a gastar palabras en ella. Se puso de pie enseguida. Iría a buscar otro lugar donde pudiera concentrarse para la presentación que se acercaba.
Con esa respuesta, Naomi se sintió terrible. Al parecer era cierto que ya no quería tener ninguna relación con ella. La amistad que se había formado con el transcurso del tiempo se había evaporado, o peor, jamás había existido.
Dolida por lo sucedido, se dirigió a cumplir con su trabajo.
A medida que el show avanzaba, los participantes lograban alcanzar las expectativas de los jueces, que ofrecían una devolución muy positiva a cada uno, además de colocar notas altas que no salían del ocho ni del nueve. El público presente también los felicitaba con fuertes aplausos y gritos de alegría. Los fans comenzaban a tomar más forma e invadían el estudio con carteles de aliento y saludos, lo que aumentaba la motivación de los chicos, que se sentían bien acompañados.
Esa noche Gianluca había decidido que lo pusieran al final, por lo que la ansiedad de Naomi crecía con cada segundo que pasaba. Necesitaba saber qué era lo que haría y cómo. Si sus ánimos estaban de nuevo pisoteados, la presentación sería un desastre como la vez anterior. Tenía que evitar que la vergüenza y la humillación se hicieran presente.
La voz de Isabella la hizo volver a la realidad. Presentaba a Gianluca con sus halagos de siempre, que cada vez parecían más exagerados. En cambio, él apenas le sonrió cuando entró y miró hacia el jurado, esquivando a Naomi.
Para sorpresas de todos, Gianluca no había querido esperar el saludo del jurado y mucho menos el permiso para comenzar a cantar, de esa manera evitaba cruzar palabras con Naomi. Todavía no se sentía fuerte para enfrentarla luego de la pelea que habían tenido en el departamento. Creía que lo mejor era ignorarla para sufrir menos. Sin embargo, se equivocaba. Su corazón se encargaba de demostrarle el dolor que le causaba tener lejos a su querida musa; y más claro lo dejó cuando dio a conocer su nueva producción junto con los sentimientos que ocultaba muy dentro de sí.
No te importan las dulces poesías que escribí.
No te interesa saber cuánto es lo que sufro por ti.
¿Sabes lo que haré?
De mi vida te alejaré.
¡Vete de aquí!
Era una melodía suave, pero con un ritmo animado, en especial en el estribillo, en el que se marcaba con fuerza la emoción que quería transmitir en cada frase que dejaba al descubierto. La letra expresaba con mucha claridad su estado de ánimo. Estaba abatido luego de la pelea y confesaba que no había manera de olvidar a su amada. Optaba como única solución enviarla lejos de su vida.
Gianluca no solo se expresaba con la canción, sino que también las expresiones de su rostro, al igual que las de sus manos, marcaban las ganas que tenía de dejar libre cada pensamiento suyo, ya sea para calmar su corazón o resaltar su dolor.
Es difícil decirte adiós,
pero lo mejor es verte ir.
No llores, tú lo quisiste así.
Naomi sintió cómo la energía que transmitía la canción la golpeaba y comprendía el mal momento que Gianluca estaba viviendo. Se sentía aturdida a medida que la música se acercaba al final; y cuando escuchó la última frase su corazón se agitó desesperado. La hora de saber la verdad había llegado.
No voy a preguntarte cómo estás
Tampoco voy a contarte sobre mí.
Sé que no te importa saberlo
Ahora, vete de mi vida y
déjame ser feliz.
Naomi apretó los dientes para no armar un escándalo en pleno show. Sin embargo, sentía que se ahogaba si no le gritaba que jamás se iría de su vida. Porque era la verdad, nunca lo haría y mucho menos hacer todas las cosas que la canción había nombrado. Su mirada era de desesperación cuando el público aplaudió la presentación, satisfecho por lo logrado. El trabajo les había gustado y la puesta en escena también.